miércoles, noviembre 15, 2006

EL TESORO DE LA MARISMA

No solamente por su policromada fisonomía, sino por ser una herramienta perfecta diseñada por la evolución. El Martín pescador (Alcedo athis), siempre fué una de mis aves favoritas y durante años , ya pueden ser más de veinte he seguido sus pistas en las tierras de Sanlúcar, en el Bajo Guadalquivir.
Aves muy sensibles, mis primeras experiencias con ellas fueron en las Marismas de Bonanza. Había que tener una paciencia infinita y quedar prácticamente inmóvil camuflado ante los almajales o juncales para observar uno de los espectáculos más brillantes de la Naturaleza, como era contemplar una pareja de estos ejemplares realizando sus paradas nupciales en un caño.

El Martín pescador es un ave delicada, que demuestra a su vez ser un indicador serio de la salud del entorno en el que se mueve. Ahora el clima ya anda loco y cualquier cambio en la fenología de las aves ya no es una sorpresa. Hasta no hace muchos años había varias parejas que al llegar los inviernos se introducían tierra adentro, más hacia las zonas de los Llanos de Bonanza o la Veta de la Serrana, aprovechando los toyos (agua freática que se utiliza en esta zona para las labores agrícolas), donde se resguardaban y se alimentaban de los pececillos que pululan por esas aguas más dulces.

Aquí en el término municipal de Sanlúcar de Barrameda, incluyendo huertas, pocas ya, Pinares de Bonanza y Parque Natural, siempre se ha considerado escasa. Sólo tres parejas se contabilizaban como sedentarias, a las que se les unía algunos ejemplares en invierno y algunos más en el periodo de primavera-verano.

Cuando estuve anillando aves en el programa de investigación que la Dr. Gudrum Hilgerloh realizó por estos lares en los años ochenta, mi gran maestro en estas lides, Plácido Rodríguez Parada, me dejaba siempre anillar los martines pescadores que caían en las mallas de las redes japonesas con las que trabajábamos en los Pinares de la Algaida. Junto a los torcecuellos eran de las aves más curiosas de los miles de ejemplares que analizamos durante cinco largos años.

Estas aves, están estrictamente protegidas por las leyes, por lo que no se las puede manipular , ni capturar. Indudablemente el Martín pescador, con su vuelo raudo y veloz y su tímido reclamo, sigue siendo la gran joya de las marismas.

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