martes, marzo 27, 2007

LAS CREENCIAS BÁSICAS DE LOS MORMONES (I)



Sofía Palacios, o Sofía Benn, desde su matrimonio con el alemán Oliver Benn, nos introduce en esta primera parte en los argumentos esenciales de la Iglesia Mormona, como se la conoce popularmente. Aquí podremos encontrar, como bien dice el título, las creencias básicas de los tantos y tantos mormones repartidos por todo el mundo, incluso aquí en Sanlúcar de Barrameda. Sofía vive actualmente en el Norte de Alemania, donde reside desde hace algunos años, pero casi todos los veranos se escapa a su tierra de adopción, Chipiona, aunque nacida en San Fernando (Cádiz). Quizás el lenguaje sea un tanto sorprendente para los no iniciados en las costumbres religiosas, pero es interesante al menos saber qué piensan los mormones y un poco de su historia y despejar tanbién las leyendas urbanas que todavía discurren por esta sociedad.







Tal vez usted se pregunte en qué creen los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los
Santos de los Últimos Días. Algunas de las creencias básicas de la Iglesia son:
• Dios es nuestro Padre Celestial . Nos ama y desea que regresemos a vivir con Él.
• Jesucristo es el Hijo de Dios; Él es nuestro Salvador y nos redime de la muerte debido a la
resurrección. Él nos salva del pecado a medida que nos arrepentimos.
• Por medio de la expiación de Jesucristo, podemos volver a vivir con Dios si es que
guardamos Sus mandamientos.
• El Espíritu Santo nos ayuda a reconocer la verdad.
• Los primeros principios y ordenanzas del Evangelio son fe en Jesucristo, arrepentimiento,
bautismo y la recepción del Espíritu Santo.
• La Iglesia de Jesucristo ha sido restaurada a la tierra.
• La autoridad del sacerdocio de Dios está presente en Su Iglesia de hoy así como lo estuvo en
la iglesia original.
• La Biblia y el Libro de Mormón son la palabra de Dios.
• En la actualidad Dios revela Su voluntad a los profetas del mismo modo que lo hizo en la
antigüedad.
• Nuestra vida tiene un propósito sagrado.
• Las familias pueden estar juntas para siempre .
• Por medio del servicio a los demás experimentamos gozo y nos acercamos a Dios.
Resumen de creencias
A José Smith se le preguntó cuales eran las creencias básicas de la Iglesia y él resumió las
enseñanzas y creencias de la Iglesia en 13 puntos básicos conocidos como "Los Artículos de Fe" de La
Iglesia de Jesucristo de los Últimos Días. Estos son:
1. Nosotros creemos en Dios el Eterno Padre, y en su Hijo Jesucristo, y en el Espíritu Santo.
2. Creemos que los hombres serán castigados por sus propios pecados, y no por la
transgresión de Adán.
3. Creemos que por la Expiación de Cristo, todo el género humano puede salvarse, mediante la
obediencia a las leyes y ordenanzas del Evangelio.
4. Creemos que los primeros principios y ordenanzas del Evangelio son: primero, Fe en el
Señor Jesucristo; segundo, Arrepentimiento; tercero, Bautismo por inmersión para la
remisión de los pecados; cuarto, Imposición de manos para comunicar el don del Espíritu
Santo.
5. Creemos que el hombre debe ser llamado por Dios, por profecía y la imposición de manos,
por aquellos que tienen la autoridad, a fin de que pueda predicar el evangelio y administrar
sus ordenanzas.
6. Creemos en la misma organización que existió en la Iglesia Primitiva, esto es, apóstoles,
profetas, pastores, maestros, evangelistas, etc.
7. Creemos en el don de lenguas, profecía, revelación, visiones, sanidades, interpretación de
lenguas, etc.
8. Creemos que la Biblia es la palabra de Dios hasta donde esté traducida correctamente;
también creemos que el Libro de Mormón es la palabra de Dios.
9. Creemos todo lo que Dios ha revelado, todo lo que actualmente revela, y creemos que aún
revelará muchos, grandes e importantes asuntos pertenecientes al reino de Dios.
10.Creemos en la congregación literal del pueblo de Israel y en la restauración de las Diez
Tribus; que Sión (la Nueva Jerusalén) será edificada sobre el continente americano; que
Cristo reinará personalmente sobre la tierra, y que la tierra será renovada y recibirá su gloria
paradisíaca.
11.Reclamamos el derecho de adorar a Dios Todopoderoso conforme a los dictados de nuestra
propia conciencia, y concedemos a todos los hombres el mismo privilegio: que adoren
cómo, dónde o lo que deseen.
12.Creemos en estar sujetos a los reyes, presidentes, gobernantes y magistrados; en obedecer,
honrar y sostener la ley.
13.Creemos en ser honrados, verídicos, castos, benevolentes, virtuosos y en hacer el bien a
todos los hombres; en verdad, podemos decir que seguimos la admonición de Pablo: Todo lo
creemos, todo lo esperamos; hemos sufrido muchas cosas, y esperamos poder sufrir todas las
cosas. Si hay algo virtuoso, o bello, o de buena reputación, o digno de alabanza, a esto
aspiramos.
Una introducción a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
Cuando Jesucristo en la tierra, organizó Su Iglesia para que todos recibieran Su Evangelio y
un día regresaran a vivir con Dios, nuestro Padre Celestial. Tras la ascención de Jesucristo al cielo,
Sus apóstoles continuaron recibiendo revelaciones de Él sobre cómo dirigir la obra de Su Iglesia. No
obstante, después de que los apóstoles fueron asesinados, los miembros cambiaron las enseñanzas
de la Iglesia que Él había establecido. Aunque hubía personas buenas y un poco de verdad, esta
apostasía o alejamiento general de la verdad causó que la Iglesia fuera retirada de la tierra. El
apóstol Pedro profetizó que Jesús restauraría Su Iglesia antes de Su segunda venida (Hechos 3:19-21)
Jesucristo empezó a restaurar la plenitud de Su Iglesia mediante el profeta José Smith en
1820. La Iglesia se ha expandido hasta convertirse en una religión mundial con más de 11 millones
de miembros y tiene las mismas enseñanzas y la misma organización básica que la Iglesia que Jesús
había establecido en los tiempos del Nuevo Testamento.











José Smith, considerado el restaurador de la Iglesia mormona.
Historia de la Iglesia



En el verano de 1820, un joven de 14 años llamado José Smith se internó en una arboleda
cercana a su casa en Palmyra, estado de Nueva York, y oró para saber a qué iglesia unirse. Como
respuesta a su oración, se le aparecieron Dios el Padre y Su Hijo, Jesucristo, al igual que seres
celestiales se le habían aparecido a Moisés y Pablo en los tiempos bíblicos. José aprendió que la
iglesia que Jesucristo había organizado originalmente ya no existía en la tierra.
José Smith fue escogido por Dios para restaurar la Iglesia de Jesucristo en la tierra. Durante el
transcurso de los 10 años siguientes, José recibió las visitas de otros mensajeros celestiales, tradujo
el Libro de Mormón y recibió la autoridad para organizar la Iglesia. Se organizó la Iglesia en
Fayette, New York, el 6 de abril de 1830, bajo el liderazgo de José Smith. Dicha Iglesia ha crecido
hasta convertirse en una organización que tiene miembros y congregaciones por todo el mundo.
Las Escrituras
Por medio de apóstoles y profetas, Dios ha dado a Sus hijos escritos sagrados que se llaman
Escrituras. Las Escrituras le ayudarán a usted a llegar a conocer a Dios, a saber de Su amor por
nosotros y de Sus enseñanzas. La colección de Escrituras más conocida es la Santa Biblia. Además
de la Biblia, los Santos de los Últimos Días aceptan los siguientes libros omo Escrituras:
• "El Libro de Mormón: Otro Testamento de Jesucristo ", un registro de los tratos de Dios con los
habitantes de la América antigua.
• "Doctrina y Convenios", una coleccción de revelaciones divinas que se dieron a fin de
establecer la forma en que se había de dirigir la Iglesia de Jesucristo de los últimos días.
• "La Perla de Gran Precio", una selección de revelaciones, traducciones y escritos de José
Smith.
El ángel Moroni se presenta a un José Smith adolescente todavía.

La Santa Biblia
La Santa Biblia testifica de Jesucristo, y ha ejercido influencia y ha dado sustento a millones
de los seguidores de Jesús.Es una colección de escritos sagrados que contiene las revelaciones de
Dios y los relatos de Sus tratos con Sus hijos.
Los relatos históricos de la Biblia abarcan muchos siglos, desde los días de Adán hasta la
muerte de los apóstoles. Los libros de la Biblia asimismo fueron escritos por profetas que vivieron
durante varias épocas de la historia del mundo; esos libros comentan acerca de dichos profetas.
Seguramente usted sabe que la Biblia se divide en el Antiguo Testamento y el Nuevo
Testamento.
El Antiguo Testamento contiene textos sagrados escritos antes del nacimiento de Cristo.
Muchos de los profetas del Antiguo Testamento predijeron la venida de un Salvador y Redentor.
El Nuevo Testamento habla de la vida de ese Salvador y Redentor, que es Jesucristo.
También relata cómo se estableció la Iglesia original de Cristo.
El Libro de Mormón
El Libro de Mormón es otro testigo de que Jesucristo verdaderamente vivió, de que fue el
Hijo de Dios y de que es el Hijo de Dios. Contiene los escritos de antiguos profetas. Uno de ellos,
llamado Lehi, vivió en Jerusalén al rededor del año 600 a. de J. C. Dios mandó a Lehi llevar un
pequeño grupo al continente americano; allí, esa gente se convirtió en una gran nación.
Dios siguió llamando profetas de entre ese pueblo. El Libro de Mormón es una colección de
los escritos de esos profetas y de las personas que llevaron los registros. Lleva el nombre de
Mormón, uno de los últimos de estos profetas de la antigüedad.
Dichos profetas sabían del plan de nuestro Padre Celestial para con Sus hijos y de la misión
de Jesucristo. Registraron que después de Su resurrección, Cristo se apareció a la gente de América,
les enseñó Su Evangelio y estableció Su Iglesia entre ellos. El libro contiene las enseñanzas de
Jesucristo, y testifica de Su Expiación y de Su amor. Apoya y verifica a la Biblia.
El Libro de Mormón concluye con una gran promesa según la cual, quienes lo lean con
sinceridad y oren al respecto, sabrán por el Espíritu Santo que el libro es verdadero (Moroni 10:4).
Las familias
La familia puede ser una de las fuentes de mayor felicidad para nosotros. No hay otro amor
más profundo ni otro gozo tan pleno como el que puede existir dentro del círculo familiar. Las
familias nos dan lo mejor de lo que ofrece la vida.
La familia es donde también se puede sentir el dolor más profundo; y pueden tropezar y aún
fracasar. Sin embargo, a menudo es posible alcanzar la felicidad en la familia aún cuando haya
dolor.
Al igual que todo lo que es de valor, las relaciones familiares requieren esfuerzo, pero el
esfuerzo vale la pena porque el plan es que las familias perduren para siempre y que nos brinden
gozo.
La familia es fundamental en el plan que Dios tiene para nosotros
Nuestra familia provee el marco para gran parte del progreso que experimentamos en la vida.
En nuestras familias amamos, prestamos servicio, enseñamos y aprendemos unos de otros.
Compartimos nuestras alegrías y nuestros pesares. Los lazos familiares pueden presentarnos
desafíos difíciles, pero también nos brindan algunos de nuestros mayores gozos.
Aunque no podemos elegir las condiciones de nuestro nacimiento, cada día podemos elegir
que nuestra familia sea más fuerte y más feliz.
Es posible que las personas regresen a vivir en la presencia de Dios y que las familias estén
unidas por la eternidad.
La familia: Una proclamación para el mundo
La Primera Presidencia y el Consejo de los Doce Apóstoles de La Iglesia de Jesucristo de los
Santos de los Últimos Días.
Nosotros, la Primera Presidencia y el Consejo de los Doce Apóstoles de La Iglesia de
Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, solemnemente proclamamos que el matrimonio entre
el hombre y la mujer es ordenado por Dios y que la familia es la parte central del plan del Creador
para el destino eterno de Sus hijos.
Todos los seres humanos, hombres y mujeres, son creados a la imagen de Dios. Cada uno es
un amado hijo o hija espiritual de padres celestiales y, como tal, cada uno tiene una naturaleza y un
destino divinos. El ser hombre o mujer es una característica esencial de la identidad y el propósito
eternos de los seres humanos en la vida premortal, mortal y eterna.
En la vida premortal, los hijos y las hijas espirituales de Dios lo conocieron y lo adoraron
como su Padre Eterno, y aceptaron Su plan por el cual obtendrían un cuerpo físico y ganarían
experiencias terrenales para progresar hacia la perfección y finalmente cumplir su destino divino
como herederos de la vida eterna. El plan divino de felicidad permite que las relaciones familiares
se perpetúen más allá del sepulcro. Las ordenanzas y los convenios sagrados disponibles en los
santos templos permiten que las personas regresen a la presencia de Dios y que las familias sean
unidas eternamente.
El primer mandamiento que Dios les dio a Adán y a Eva tenía que ver con el potencial que,
como esposo y esposa, tenían de ser padres. Declaramos que el mandamiento que Dios dio a Sus
hijos de multiplicarse y henchir la tierra permanece inalterable. También declaramos que Dios ha
mandado que los sagrados poderes de la procreación se deben utilizar sólo entre el hombre y la
mujer legítimamente casados, como esposo y esposa.
Declaramos que la forma por medio de la cual se crea la vida mortal fue establecida por
decreto divino. Afirmamos la santidad de la vida y su importancia en el plan eterno de Dios.
El esposo y la esposa tienen la solemne responsabilidad de amarse y cuidarse el uno al otro,
y también a sus hijos. "He aquí, herencia de Jehová son los hijos" (Salmos 127:3) Los padres tienen
la responsabilidad sagrada de educar a sus hijos dentro del amor y la rectitud, de proveer para sus
necesidades físicas y espirituales, de enseñarles a amarse y a servirse el uno al otro, de guardar los
mandamientos de Dios y de ser ciudadanos respetuosos de la ley dondequiera que vivan. Los
esposos y las esposas, madres y padres, serán responsables ante Dios del cumplimiento de estas
obligaciones.
La familia es ordenada por Dios. El matrimonio entre el hombre y la mujer es esencial para
Su plan eterno. Los hijos tienen el derecho de nacer dentro de los lazos del matrimonio, y de ser
criados por un padre y una madre que honran sus promesas matrimoniales con fidelidad completa.
Hay más posibilidades de lograr la felicidad en la vida familiar cuando se basa en las enseñanzas del
Señor Jesucristo. Los matrimonios y las familias que logran tener éxito se establecen y mantienen
sobre los principios de la fe, la oración, el arrepentimiento, el perdón, el respeto, el amor, la
compasión, el trabajo y las actividades recreativas edificantes. Por designio divino, el padre debe
presidir sobre la familia con amor y rectitud y tiene la responsabilidad de protegerla y de proveerle
las cosas necesarias de la vida. La responsabilidad primordial de la madre es criar a los hijos. En
estas responsabilidades sagradas, el padre y la madre, como iguales, están obligados a ayudarse
mutuamente. Las incapacidades físicas, la muerte u otras circunstancias pueden requerir una
adaptación individual. Otros familiares deben ayudar cuando sea necesario.
Advertimos a las personas que violan los convenios de castidad, que abusan de su cónyuge o
de sus hijos, o que no cumplen con sus responsabilidades familiares, que un día deberán responder
ante Dios. Aún más, advertimos que la desintegración de la familia traerá sobre el individuo, las
comunidades y las naciones las calamidades predichas por los profetas antiguos y modernos.
Hacemos un llamado a los ciudadanos responsables y a los representantes de los gobiernos
de todo el mundo a fin de que ayuden a promover medidas destinadas a fortalecer la familia y
mantenerla como base fundamental de la sociedad.
El presidente Gordon B.Hinckley leyó esta proclamación como parte de su mensaje en la
Reunión General de la Sociedad de Socorro, el 23 de septiembre de 1995, en Salt Lake City, Utah,
E.U.A.


La naturaleza de Dios
La mayoría de las personas cree en la existencia
de un Ser Supremo aunque le den diferentes nombres.
Nosotros sabemos que Dios, nuestro Padre
Celestial, vive. Él nos conoce a cada uno y nos ama
como Sus hijos.
Se nos manda amar a Dios (Mateo 22:36-38).
Jesucristo enseñó que para obtener la vida eterna
debemos conocer al único Dios verdadero (Juan 17:3).
Puesto que somos Sus hijos, debemos saber quién es Él
y cómo es Él.
A medida que usted llegue a conocer y amar a
Dios, hallará mayor paz y gozo, tanto en esta vida como
en la venidera.



Sofía Benn






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