viernes, junio 22, 2007

EL CUENTO DE UN "JUAN SINTIERRA" LLAMADO EDUARDO SUBIRATS

Ayer el Filósofo Eduardo Subirats nos contó un cuento, según sus propias palabras. Un cuento sobre Juan Sintiera, pseudónimo adoptado en su día por José Mª Blanco White y posteriormente por Juan Goytisolo. Ayer lo hizo Subirats para contarnos e improvisar un ensayo profundo, denso y provocador. Eduardo Subirats para nada es contestatario. Es precisamente un hombre con las ideas muy claras, pero al romper con la oficialidad, con los moldes preestablecidos desde siglos atrás sugiere una reflexión que trastoca nuestra cotidianeidad, nuestra memoria histórica, la personal y la colectiva, nuestra infraestructura mental. Un lujo que desgraciadamente no nos lo podemos permitir todos los días.


Eduardo Subirats dividió su conferencia en cuatro partes autobiográficas: su etapa española, la europea, la hispanoamericana, y la estadounidense.














Durante siglos nos han estado dando a la sociedad gato por liebre, y ya llevamos demasiado tiempo con los gatos, con los estereotipos creados por el poder económico, la burguesía y el catolicismo.
Nos dibujó la geografía de nuestra historia española, con nuestros complejos, con el clima asfixiante creado desde los Reyes Católicos, con la tergiversación, con la sumisión, con nuestros silenciadores y silenciados de ahora y de antes en todo un contexto desde el siglo XV hasta la actualidad. Nos habló de la obsesión enigmática del ser humano por colonizar, por destruir las raíces de las diferentes culturas, y lo que es aún peor, la propia.
Eduardo Subirats habló con claridad que habíamos insistido durante siglos en tratar de borrar nuestra memoria colectiva, la que nos dio realmente una identidad como país, o como cultura hispana, y ese lastre lo hemos ido arrastrando hasta la Transición Política, Juridica, Económica del Posfranquismo, pero sin reparar en hacer una verdadera y necesaria Transición del Pensamiento, una Reforma del Pensamiento, que muchos han ido a buscarlo en la movida madrileña de Almodóvar-un puro entretenimiento para la sociedad- en la II República, en la Guerra Civil del 36, en la Generación del 98. Miren por donde nuestras verdaderas raíces desde donde podemos llegar a construir nuestro futuro, aseveró Subirats, no está en Unamuno, en Ortega y Gasset, ni siquiera en el llamado Siglo de las Luces, pues no fueron “Luces” precisamente para España.




El gran medievalista y ensayista Américo Castro, fallecido en 1.972

















Esas raíces traspasan el año de 1.492 (meseta llamada del comienzo de la modernidad), sino que hay que retrotraerse hasta la época medieval judeizante y hebraica, que iría desde el siglo XII hasta el XIV. De ello se encargó de denunciarlo el gran pensador Américo Castro. De denunciar que lo posterior a estos siglos fue de nuevo esa neurosis por desenraizar nuestros orígenes espirituales, como españoles .Entonces Subirats se encargó de recuperar para los presentes la figura del murciano Ibn Arabí, desconocido por el gran público. Ésa época fue la del verdadero Renacimiento español.

Luisa Isabel Álvarez de Toledo durante la presentación en el Salón de Embajadores del Palacio Ducal de Medina Sidonia en Sanlúcar de Barrameda












Durante los siglos posteriores ha sido todo una continua decapitación del pensamiento liberal, crítico, analista. Como ya hemos indicado no fue 1.492. Más tarde vendría Cervantes y su Quijote, ninguneado por la oficialidad imperante en el absolutismo borbónico. Tendrían que ser los alemanes los que el siglo XVIII recuperaran al Cervantes sutil y cronista de la época que vivió España en el XVI-XVII, simbolizado en un Quijote que una vez más el nacional catolicismo se encargaría de manipular. Era el Quijote de Cervantes un símbolo de la decadencia, del fracaso del Imperio español, aunque ya se encargarían de utilizarlo en los siglos posteriores, la conciencia oficial, como un icono que nada tenía que ver con el Quijote cervantino.

El Juan Sintierra de Subirats, autobiográfico, que compartió su improvisado ensayo filosófico con un público atónito siguió dando claves del devenir de nuestra reflexión crítica, apoyándose esencialmente en tres autores con la clarividencia del análisis de nuestro pasado: Blanco White, Américo Castro y Juan Goytisolo (tres exiliados). Subirats se marchó de España asfixiado, pero en su conferencia nos dio las llaves para salir, siendo primero conscientes, del oscurantismo que nos ha venido acompañando a la sociedad española durante siglos.

Manuel J. Márquez Moy


















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