jueves, febrero 22, 2007

JAVIER DE FELIPE Y LA INFLUENCIA DEL ENTORNO EN NUESTRO CEREBRO




Siempre me ha interesado las investigaciones de este neurobiólogo porque han coincidido sus estudios con cuestiones que me venía planteando desde hacía unos años con respecto a la influencia que tiene el entorno en nuestra cultura, pero también en nuestro desarrollo mental. De ahí que esté siguiendo sus pasos con interés porque es otro de los colaboradores del Programa "Las Huellas de la Memoria", al que estoy seguro que seguirá aportando sus grandes conocimientos. Muchos se preguntan qué tiene que ver la neurobiología con la conservación del patrimonio natural y el cultural e histórico. En este reportaje se recoje una reflexión de Javier de Felipe que puede ir esclareciendo la importancia del entorno en nuestro desarrollo personal.


Javier de Felipe (Instituto de Neurobiología Ramón y Cajal): «Las personas no nacen buenas o malas por naturaleza, sino que el entorno es determinante»
«¿Qué tiene que aprender la política de la ciencia?». Javier de Felipe, profesor e investigador del Instituto de Neurobiología Ramón y Cajal, ha afirmado que no se cansa de proclamar que «la educación de las personas, especialmente durante los primeros años de vida, es fundamental para su desarrollo posterior. Los políticos deberían tener muy presente que el cerebro es manipulable y que la educación es estratégica para construir buenos ciudadanos». Javier de Felipe, profesor e investigador del Instituto de Neurobiología Ramón y Cajal, está considerado uno de los neurocientíficos mejor cualificados de todo el mundo. En su intervención en el Escenario de la Haima ha insistido en el papel de la educación en la formación de las personas: «El cerebro es muy plástico, se puede modificar sobre todo cuando los niños son pequeños. Es muy importante cuidar la salud del cerebro. La educación tendría que ser prioritaria para los políticos».
















Alumnos del IES Barrameda en el entorno de Doñana en una actividad de Educación Ambiental.





De Felipe, que ha sido el primer científico español en recibir el prestigioso premio Krieg Cortical Kudos del Cajal Club de Estados Unidos, ha afirmado que «la educación es una manera de enseñarnos a pensar. Las personas no nacen buenas o malas por naturaleza, sino que el entorno es determinante. La genética es una parte del cerebro, pero no debemos olvidar que otra muy importante es el entorno». Varias intervenciones del público han coincidido con De Felipe en denunciar el tradicional abandono que las escuelas infantiles (de cero a cinco años) han sufrido por parte del poder político, a diferencia de otros sectores del ciclo formativo, especialmente el universitario. «El cerebro de las personas es manipulable y se puede manipular para bien o para mal y eso lo saben perfectamente los políticos; por eso los planes de estudio cambian tan a menudo. Pero se olvidan de la educación de los más pequeños, que mayoritariamente sigue confiada a Dios y a los centros privados», ha afirmado un participante del público con el que ha estado de acuerdo De Felipe.En el diálogo establecido entre el público que llenaba el Escenario de la Haima y el científico español, que participa en el Diálogo «El cerebro social. Biología de los conflictos y la cooperación», que se celebra hasta el próximo 20 de julio en el Fórum, se han tratado temas como, por ejemplo, la investigación con células madre, los trasplantes de cerebro o la influencia de la televisión en los niños.A propósito de la investigación con células madres, De Felipe ha afirmado que «todo lo que contribuya a mejorar la humanidad será bueno, lo que pasa es que los seres humanos aún tenemos miedo de la ciencia. Pasó lo mismo con la energía atómica que fue creada con unos propósitos buenos, pero después generó la bomba atómica y la destrucción». Sin embargo, ha añadido que «la investigación con células madre no contribuirá a mejorar el estudio del cerebro. Nuestros cerebros no son como los televisores, por ejemplo, en los que si se estropea un cable, se cambia y la máquina sigue funcionando. Nuestros cerebros son el resultado de nuestra historia vital y ésta no se puede reemplazar».Por último, De Felipe ha explicado algunas curiosidades sobre el mundo del cerebro, como que existen grupos que se dedican a coleccionar cerebros de personalidades destacadas, «como el que desde 1908 reúne cerebros de poetas, pintores y reyes».

sábado, febrero 17, 2007

UNA LECCIÓN DE PERIODISMO PARA NUESTROS DÍAS

El periodista y reportero Manu Leguineche es todo un maestro de una nutrida generación de periodistas. En este reportaje publicado también en "El País", nos refresca el sentido de esta profesión tan adulterada por muchos hoy día. Es un placer no perder este referente de la comunicación y la función con sentido de un reportero.




Las guerras del siglo XX han sido contadas a través de la prensa escrita y de la radio hasta la Segunda Guerra Mundial, después la televisión se incorporó en Vietnam a la cobertura periodística y, por último, los conflictos en la antigua Yugoslavia o en Irak han sido transmitidos a partir de la realidad virtual. No obstante, los periodistas honestos siguen aspirando a ser testigos de primera fila de los acontecimientos para denunciar los abusos y las mentiras de los poderosos.

"Cuando llega una guerra, la primera víctima es la verdad", dijo el senador Hiram Johnson
Hoy las líneas morales se entrecruzan. Las guerras son un batiburrillo de violencia y de crueldad si es que se le puede llamar guerra a una sarracina como la de Irak.
"Apartaos de mi camino, miserables borrachos", era la frase con la que el general Kitchener obsequiaba a los corresponsales de guerra en Sudán, tal y como recoge Philip Knightley en su libro "La primera baja".
Los soldados venían a ser algo así como los corresponsales de guerra, mal avenidos y borrachos. Hace falta mucha vocación para aguantar un ritmo tan infernal y un desprecio tan profundo. Pero el periodismo de investigación no ha cedido y sigue dando disgustos a los generales, a los patrones de las grandes empresas y a los altos funcionarios. Hace falta mucho cuajo para resistir día a día tantas dificultades. Conocimos las que sufrieron (y gozaron) Woodward y Bernstein en el curso de su trabajo en el Watergate. Pero ése es sólo un emblema del oficio. Hay otros muchos casos en los que la persecución de la noticia y la identificación de los culpables o de los responsables fue voraz e indeclinable. En todos esos casos triunfó el periodismo de investigación. Estos periodistas son los que fueron llamados el siglo pasado muckrakers, o sea, los que hozan en la basura. Para acceder con éxito a este tipo de periodismo se necesita entre otras cosas tiempo, persistencia y dinero. En los países en los que no ha triunfado el periodismo de investigación, resulta una tarea imposible, y hay otro dato: una sociedad impermeable al secreto, que huye de las fuentes. Nada se puede hacer con ese tipo de individuos que no sueltan prenda. Pero se trata de no abandonar su presa que es lo que hace del periodismo un arte y una búsqueda de la verdad.


"Cuando llega una guerra la primera víctima es la verdad", dijo una vez el senador norteamericano Hiram Johnson. El servicio de prensa fue hasta que llegó William Howard Russell una emanación de los ejércitos. "Apartaos de mi camino". Privados de las fuentes del conocimiento, los corresponsales debieron batirse contra los guardianes del tesoro: ni una palabra salía de sus labios que contuviera algún secreto. Se trataba de abrir la Caja de Pandora y descubrir relaciones nuevas. Russell -que está enterrado en la londinense catedral de San Pablo, bajo una placa que reza: "El primero y más grande de los corresponsales de guerra"- rompió con ese esquema de sumisión a las autoridades militares. Se puso a informar por su cuenta, a moverse en mula por el frente hasta donde le dejaban, a informar con veracidad in situ.
Su brillante crónica de la carga de la Brigada Ligera en The Times del 14 de noviembre de 1854 llevó la consternación a la opinión pública británica. La verdad era una píldora amarga y Russell, el primer testigo incómodo. Se llamó a sí mismo "el mísero padre de una tribu desdichada". Russell estaba, a pesar de todo, hecho de la madera de los héroes que gustaban a los militares, patriotas antes que reporteros. La Primera Guerra Mundial fue todavía tiempo de la Galaxia Gutenberg. La Segunda Guerra Mundial traería la hegemonía de la radio; Vietnam, de la televisión, y el Golfo o Kosovo, de la realidad virtual. Martha Gellhorn, tercera esposa de Hemingway y una de las mejores corresponsales de todos los tiempos, afirmó que Vietnam había sido la última guerra de los enviados especiales. Ella misma fue expulsada de Vietnam a mediados de los sesenta por sus investigaciones sobre abusos y casos de corrupción. Otro testigo incómodo.
Churchill aseguró que después de las guerras atómicas vendrían las guerras atomizadas, eso es lo que puede estar pasando ahora en Congo, Irak, Darfur y tantos otros puntos negros que empiezan o se desarrollan donde siempre, en Oriente Próximo. Ahora, y no sólo ahora, van todos los periodistas juntos y les dejan algo de libertad para disimular, con cuentagotas.

Hay quienes prefieren estas guerras masificadas en las que se les controla mejor a los de la tribu. Las mismas ruedas de prensa, las mismas declaraciones, la misma rutina, y llegarás a la conclusión de que desde donde mejor se informa es desde Washington. Algunas de las mejores exclusivas han nacido allí, no en el ardor de la batalla ni en las trincheras, son guerras que se desarrollan en los despachos.
Sin embargo, los lectores necesitan descripciones dramáticas y un material así, caliente, no se logra desde los hoteles, sobre los miradores de la guerra o sobre la base de los partes oficiales que el ejército entrega en forma de observaciones de un testigo ocular. Hay que arriesgar, acercarse a primera línea. Más lejos, la foto no vale. Más cerca puede ser una traición a la patria. El periodismo confundido con el espionaje. Nada hay que hacer que dañe al ejército propio. Para ellos, el periodista debe ser antes un patriota que un cronista civil por libre. Cualquier cosa que diga o escriba servirá como información para el enemigo. Ya dijo Napoleón que prefería el control de los periódicos a una división en combate.
Un historiador escribió que, debido a los propagandistas del Estado Mayor y a los empeñados en ignorar las derrotas, "no hubo periodo más ignominioso en la historia del periodismo que los cuatro años de la Gran Guerra". En 1917, en la batalla de Somme, cayeron divisiones enteras. Los aliados perdieron 600.000 hombres en una sola batalla. Los diarios se olvidaron de la noticia por temor a un colapso de la moral de combate, a una crisis en el alistamiento de reclutas o a un levantamiento general que se vislumbraba en el horizonte. No sólo es que sufriera la verdad, sino que los periódicos se transformaron en aparatos de propaganda.
En las trincheras españolas de 1936 se inició un debate a cara de perro sobre objetividad y compromiso. Los corresponsales acreditados en el bando de la República fueron por lo general abanderados de la causa, lo mismo que los destacados en el bando franquista. Eran más los destinados a tomar partido que los defensores de la vía descriptiva, distanciada, que contaba los hechos sin editorializarlos. "¡A la mierda con la objetividad, gritó Martha Gellhorn, aquí lo que está en juego es la derrota del fascismo!".
Este debate no ha terminado aún, porque las dos escuelas de pensamiento compiten ásperamente. Hemingway fue un mal corresponsal de guerra: cuando la República se derrumbaba en todos los frentes, anunciaba en sus periódicos canadienses su inminente victoria. El corazón le pudo a la cabeza.


Hoy las líneas morales se entrecruzan. Las guerras son un batiburrillo de violencia y crueldad si es que se le puede llamar guerra a una sarracina como en Irak. Hay pocas guerras entre naciones, son más entre vecinos, entre partidos, ya no hay reglas del juego, tampoco se venden más periódicos, eso quedó en el conflicto de Vietnam, por ejemplo, en el My Lai, de Seymour Hersh. Hoy se utilizan otras vías, el libro reportaje con revelaciones de un político presente; documentales de autor, Michael Moor, etcétera. Y con frecuencia estos choques duran mientras dura el dinero para sufragarlos.
Alguien dijo cuando se reunieron miles de periodistas en el frente de Kosovo que aquello parecía el Tour y no le faltaba razón. Las guerras son ruedas de prensa sucesivas. Peter Arnett se salió de la pista al intentar, como en otros tiempos, contar la guerra secreta de Laos. Hay poco espacio para las exclusivas, si es que queda alguno. Hay cosas del género rearme nuclear de Corea del Norte o Irán, pero merece más la pena ocuparse del cambio climático. La guerra nunca pasará de moda, pero habrá grados. ¿Vuelven las guerras atómicas? ¿Y otra vez con el equilibrio del terror?


Manuel Leguineche

viernes, febrero 16, 2007

SOFÍA

Es una joven que conocí hace muchos años, inquieta por las cosas de la Vida, con mayúsculas, que disfruta con la brizna de una hierba que ha florecido con pequeñísimos pétalos y largos estambres, que es capaz de mirar al horizonte y soñar con un mundo mejor y que se esfuerza en que eso se convierta en realidad cotidiana. Familiar, fiel amiga, consejera, sensible, creativa. A veces encontrarse en este mundo de la informática en estos tiempos de vértigo con la familiaridad que transmite con las cosas pequeñas, con esos valores entrañables que hoy se han desvirtuado y cambiado por un código de convivencia social asustadizo, distante, frío, caótico, parece como un espejismo en la red de esta Era de la Información. En un período de entreguerras, te topas con lenguaje sencillo con una receta con olor a poesía, clásica por reiterativa, pero que parece como recuperada de un desván al que hace tiempo que la sociedad no sube. Y Sofía, esta joven cañaílla casada con un joven alemán y que habitan en el norte de Alemania tienen tres niños estupendos y, al menos a mí, entrar en su blog o web es como si entrara en el calorcito humano de un hogar.
Sofía y su familia pertenecen a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, más conocidos popularmente como mormones. Un gran sector de la población mundial los considera una secta, por lo que la gente los mira como gente rara, pero son personas con sus filias y sus fobias, como todo el mundo, y entienden la Vida de una manera muy especial para ellos. Quizás deba de pedirle a Sofía que un día nos escriba un artículo sobre los mormones, porque aunque yo me relaciono mucho con ellos desde hace muchos años y conozco buena parte de sus doctrinas, creo que ella está mucho más capacitada para hablar con mayor propiedad sobre ello.
Me gusta mucho la Historia del mormonismo, de sus orígenes e investigar sus pensamientos y costumbres.
A ellos les debo que un buen día volviera a orar, uno de los temas que más me atraen de la religiosidad. Dicen de todos modos que este va a ser el siglo de la muerte de las religiones y en el que la gente asumirá las ciencias como una forma de afrontar los misterios de la Vida con otras herramientas- si se les puede llamar herramientas a las distintas religiones-. La oración en su sentido más profundo de cualquier modo siempre me ha parecido una de las mayores experiencias que puede vivir el ser humano. Un día escribiré sobre la oración, y las diferencias que hay con el rezo, aunque aparentemente parezcan lo mismo.

Pues Sofía es la responsable de que desde 1.993 yo ore todos los días y ya os explicaré esto que puede parecer toda una excentricidad fuera de lugar y de los tiempos que corren.
Pues para aquéllos que quieran saborear el olor a hogar, a ese aire de ingenuida e inocencia cocido a fuego lento pueden visitar la web de Sofía: http://www.consejos-de-omaita.es . Una dirección que evidentemente nos recuerda a esos ambientes sureños de la Baja Andalucía.

domingo, febrero 11, 2007

LA GRIPE AVIAR NO DEBE CREAR ALARMA EN LA POBLACIÓN, AUNQUE EXISTE UNA GRAN PREOCUPACIÓN













Toda las medidas que se tomen serán pocas, según la misma Organización Mundial para la Salud (OMS), que afirma que la pandemia de gripe aviar para humanos será cuestión de tiempo. Se deberían aplicar soluciones preventivas más rígidas y estrictas.

El hacinamiento de animales en granjas o en mercados parecer ser que tiene que ver con el ambiente que originan estos brotes epidémicos entre las aves

Ya se va haciendo hasta familiar el hablar de la gripe aviar o de la "gripe del pollo". Y es que un Planeta donde suceden tantísimas cosas en el día a día es normal que surjan estos alarmismos y alertas sobre una posible enfermedad exclusiva de aves de corral, en un principio, pero de la que están demostrando nuestros científicos que se conoce muy poco sobre ella, a pesar de haberse localizado por vez primera en el primer tercio del siglo pasado en Italia, aunque entonces no tuvo mayores consecuencias.
Hoy, a pesar de los adelantos técnicos, la naturaleza se rebela de muy diversas formas, aunque no trato de describir un panorama catastrofista. Pero ahí tienen ustedes que quizá por vivir en la Era de la Información tenemos datos de muchos asuntos que ocurren. Evidentemente siempre ha habido terremotos, inundaciones, tsunamis, huracanes, gotas frías, sequías. Sin embargo, da la sensación como si hubiera que poner un poco de orden ante tantos documentos e informes emitidos desde agencias, instituciones internacionales y otras fuentes solventes.
Precisamente con esto de la gripe aviar ha ocurrido que se van a reunir políticos y autoridades administrativas en vías de una mayor y severa coordinación en un acontecimiento que no es deseable que se vaya de las manos. En estos momentos los laboratorios de las universidades de Franckfurt, Gran Bretaña y otros muchos trabajan a destajo. Unos para confirmar casos que van apareciendo en diferentes países fuera del ámbito geogáfico asiático, y otros para ir preparando posibles vacunas útiles para la población humana ante una probable pandemia mundial. A este respecto, con la compra masiva de antivirales que llevan realizando en estos años
ciertos países, es incomprensible que no estén invirtiendo un mayor presupuesto en la investigación de la patología vírica aviar, a no ser que como algunos apuntaneste virus se haya escapado de algún laboratorio consciente o inconscientemente para sabe Dios qué propósitos. El cambio en la genética del virus que tratamos y su posterior reproducción y dispersión a través de las aves, cerdos y su transmisión al ser humano no se conoce aún, por lo que es ridículo que se trate de prevenir con antivirales genéricos sin conocer antes la naturaleza de la nueva patología en la que desembocará la impredecible mutación.




Cojamos como ejemplo el gen de un virus, que tiene en su interior todos sus datos en el ADN o ARN, y está cubierto por una cápsula o membrana lípida o proteica (parte rosada-rojiza).
Para reproducirse necesita el material de una célula sobre la que se hospeda y a la que le transmite su componente genético. Esta célula huésped puede ser la de un ave, un cerdo o el ser humano. Y ahí comienza el camino de una dispersión al resto de células de un mismo ejemplar de gallina, por ejemplo, y esta a su vez se lo transmite a otra y así sucesivamente. La mutación viene cuando al entrar en contacto con otros elementos genéticos de otras especies surge otro tipo de virus o cepa distinto al original, que es el que no se ha investigado aún porque no se ha producido tal mutación. Ahora mismo sólo se sabe que el ser humano está siendo infectado por el virus de la gripe aviar produciendo algunas muertes. Lo que se espera es que al entrar en contacto de manera masiva el material genético de la gripe aviar con material genético humano surja una nueva cepa vírica en humanos. Entonces ya se podría llamar gripe aviar- humana. De ahí que no se pueda saber aún el tratamiento médico preciso, pues no sé conoce la naturaleza y la reacción posible de esa cepa en el ser humano.


De ello se han quejado los investigadores, ya que se invierte poco dinero en buscar el origen y el desarrollo de este virus. Y como siempre ocurre , ahora todo son prisas. Cuando se conozca la cepa de la mutación y su nueva patología entonces habrá que crear la vacuna adecuada. Y he citado antes al cerdo, porque se tienen claras sospechas de que es uno de los animales transmisores de este virus aviar y otras infecciones, de las aves al ser humano, según se pudo comprobar en las anteriores pandemias de 1.957 y 1.968.
Me remito a los informes de la misma Organización Mundial de la Salud (OMS), que afirma que más tarde o más temprano la cepa del virus de la gripe aviar acabará mutando en no se sabe muy bien qué variedad de patología vírica, ya que la localizada y detectada en Rumanía, Turquía Gran Bretaña o la Rusia europea es precisamente de las 15 que se conocen la única que puede transmitirse al ser humano. Mientras tanto se disponen a aconsejar a la población las medidas a tomar para prevenir su extensión al resto de la geografía europea y otros continentes. Aparte de los consejos útiles del lavado de las manos y otras medidas que están al alcance de la población, personalmente me preocupa esa descoordinación que pueda existir. Porque aunque la cuestión es hacerle un cerco a los lugares donde han brotado los primeros casos, sólo en aves, para que no se disperse a otros lugares, se me ocurre que esto es una empresa harto difícil y bastante complicada.

Son las heces, deposiciones, salivas y secreciones nasales principalmente de las aves de corral los vectores relacionados con los primeros casos, no sólo en pollos (pavos por ejemplo, ánsares), por lo que se extrema la vigilancia en las granjas, como ya ha empezado a realizar Alemania. Recordemos e insistimos que el problema para el ser humano vendría con la mutación de la cepa, que todavía no se ha producido, pero que es difícil que no lo haga, aunque para ello transcurra un mes o quince años.. De ahí la importancia primera de controlarla en las aves. Se me ocurre, y no ha sido al primero, pues ya hay noticias divulgadas en distintos medios, que ante el desconocimiento científico que hay sobre esta gripe aviar, va a resultar complejo verificar los medios de dispersión por las mismas aves que en este periodo de tiempo emigran por ejemplo hasta las Marismas del Guadalquivir. La Consejera de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, Fuensanta Coves, ya ha afirmado que se van a realizar muestreos y análisis a unas trescientas especies en el área de Doñana. Pienso que queda un trabajo duro por delante, porque las especies migratorias se mueven a través del Estrecho de Gibraltar y del Estrecho del Bósforo, en Turquía, hacia África. Turquía sabemos que ya tiene casos de gripe aviar hechos públicos.
Qué quiero decir con todo esto. Que es muy complicado controlar a tantas aves en movimiento migratorio, incluso sin saber cuáles son las especies más sensibles a esta gripe aviar. De cualquier modo, la SEO (Sociedad Española de Ornitología) cree que podría ser difícil que un ave enferma recorra largas distancias, pero me temo que la cuestión es que se convierten en portadoras y pueden llegar a lugares con menos recursos sanitarios, casos de África Septentrional, o el área Subsahariana, destino conocido de paseriformes y aves superiores, con lo que las situaciones pueden ser bastante problemáticas.


A pesar de que se lleva trabajando intensamente durante estos tres últimos años en los laboratorios, todavía se sabe muy poco acerca de la gripe aviar y las mutaciones que puede realizar afectando a otras especies silvestres que están en periodo de migración.







Por otro lado, echo de menos una mayor información sobre los riesgos para la alimentación, aunque ya se ha dicho que toda cocción a 60 o 70 grados evita problemas, ya que los casos de muerte humana en Asia , no se han confirmado que sea debido al consumo, aunque es aconsejable no comer estas carnes poco hechas.
Para terminar, no es cuestión de que nos saturen con todos los datos que podamos entender y que debamos asumir la población en general, sino de que se extremen los controles de granjas, ferias, concursos avícolas y sus respectivas importaciones y exportaciones entre países y, por supuesto, abrir un programa de cooperación con los países asiáticos y rusos ya afectados.
Evitar el contacto, aunque al parecer sólo se transmite por inhanalación frecuente con deposiciones de aves. Los mismos ornitólogos y estudiosos de las aves, cazadores, granjeros, tienen que tener su propia cautela. En fin, todo sea por minimizar una más que probable pandemia e incluso tras la probable mutación de la cepa gripal aviar en una variedad mortal para el ser humano, ya que ésta según los datos aportados por los expertos no tiene por qué afectar a todos, pues tampoco se conocen con certeza cómo se transmiten de una persona a otra. Nos encontramos, por hablar alto y claro ante un gran reto.


Manuel J. Márquez Moy