domingo, junio 10, 2007

ISIDRO GARCÍA DEL BARRIO AMBROSY, UN SABIO QUE SE APASIONABA CON LA VIDA





Isidro García del Barrio, en su casa de Sanlúcar durante la serie que hicimos en 1.994 "Al encuentro del hombre" y trabajando en su despacho, aunque la mayoría de sus trabajos eran en el campo.(pulsar en las fotos para ampliarlas)
















Estos días me ha dado por recordar a personas que se fueron. Cada uno te produce un vacío distinto, un dolor diferente. Una de las personas que más sentí fue la de todo un sabio para mí, todo un erudito. Jerezano, casado con sanluqueña, Isidro García del Barrio Ambrosy (1.924-1.996), fue para mí todo un descubrimiento como profesional y como persona. Ha sido el mayor y mejor maestro en Geología que he tenido. Porque como él decía, los buenos maestros son aquéllos que te enseñan a estudiar una materia no para un curso, sino para toda una vida.
Él tuvo la fortuna de tener otro sabio como profesor, D. Juan Gavala Laborde, uno de los mejores geólogos que hemos tenido en el siglo que se nos ha quedado atrás. Juan Gavala estudió minuciosamente toda la geología española e indicó que las provincias o regiones más difíciles de analizar eran Asturias y la provincia de Cádiz. Pero Gavala dejó en Isidro un discípulo de altura. Doctor Ingeniero Agrónomo especializado en Edafología, Geólogo, Historiador, Enólogo, Climatólogo...






Él es quien bautizó a estas formaciones de barros rojos diluviales del área del Alto de las Cuevas "el Cañón del Colorado, pero en pequeñito", decía.










Hicimos muchos trabajos juntos. En 1.987 dió en la entonces Casa de la Juventud una de las conferencias más gratas que he escuchado en mi vida. El desaparecido Grupo Ecologista "Milvus" habíamos organizado unas "Aulas de Naturaleza" (ciclos de conferencias). En una de las primeras intervino García del Barrio hablando de "La Geología de la Algaida". Era un hombre sumamente didáctico. Desde aquel dia afianzamos los dos una duradera amistad hasta el día de su muerte. Pertenecía a la prestigiosa Academia de San Dionisio de Jerez.




Siempre se me quedaría grabado en la mente los barros rojos diluviales, la roca ostionera o roca de la mar, las arcillas marismeñas y las dunas terciarias o cuaternarias. Descubrió para la Historia lo que fueron las bodegas moriscas, lamentándose que le habían plagiado sus estudios, sin citarle a él siquiera por pura cortesía. Pero después era un hombre que no se preocupaba de esos detalles. Era generoso.



Una de las cosas más portentosas de su dilatadísimo curriculum era la invitación que le hizo el Gobierno de los Estados Unidos para dar unas conferencias en suelo americano. Isidro hablaba por los codos, algo de lo que se reía él mismo, afirmando que el día que no hablaba estaba hasta enfadado. La Comisión que le atendía le preguntó qué lugar le gustaría visitar. Sin pensarlo dos veces afirmó que la meca para un geólogo era El Cañón del Colorado. Y allí le llevaron. La experiencia en EE.UU le dejó marcado para toda su vida. Era un hombre que podría haber sido reconocido internacionalmente por su laboriosidad y profundos conocimientos. Renunció a la Cátedra de Edafología de la Universidad de Valencia, porque prefirió seguir trabajando en el Rancho de la Merced. Su libro sobre "Mapas Provinciales de Suelos" publicado en 1.971 por el Ministerio de Agricultura sigue siendo un referente obligado para las nuevas generaciones de estudiantes de materias agronómicas. Su oratoria era exquisita y cuidada. Sanlúcar está en deuda con él pues dedicó cientos de artículos a la divulgación de diversos temas sanluqueños, cuando eran asuntos desconocidos para una mayoría.





Dejó un libro sin publicar al que me comprometí dirigir su edición: "La Historia de Sanlúcar explicada para todos". Fué fruto de la intensa colaboración durante años en el programa educativo "Diálogos con la Naturaleza", para que los docentes sanluqueños tuviesen un manual al alcance de todos los públicos, sin perder para nada el rigor científico. Probablemente el año que viene se editará definitivamente.





Como gran Climatólogo que era, cuando asoló la sequía del 92-95 no se atrevía a confirmar lo del cambio climático, pues insistía en los movimientos del sol, que debían tenerse al menos 33 años de datos para contrastarlos con otro periodo parecido y así asegurar que el clima estaba cambiando o no. Muchos le reconocían su sabiduría, a lo que él respondía con modestia diciendo que había leído mucho y se había preocupado por estudiar las cosas. En cuanto a esto mantenía que era el público o el pueblo el que tenía que hacer un esfuerzo para entender las cosas, ya que si los maestros seguían bajando el listón el nivel de conocimiento descendería de manera preocupante, como así viene ocurriendo.


Murió prácticamente trabajando, pues la misma semana de su fallecimiento entregó su artículo semanal al Diario de Jerez, donde escribía desde hacía años sobre Clima y Agricultura.

Manuel J. Márquez Moy

1 comentario:

  1. fui su colaborador o secretario durante 8 años en el rancho de la nerced, SABIO Y HUMANO lo defini en muchas ocasiones como una enciclopedia andante sobre cualquier tema, fue un visionario sobre la graduacion alcoholica de los vinos y brandis.
    para cuando su reconocimiento publico

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