J. J. Benítez en el Nilo Azul (foto cedida por su hijo Iván)
J. J. Benítez (Pamplona, 1946), nació para lo que hace. Cada día estoy más convencido. Es un incansable investigador. Investiga cada grano de arena, cada estrella, hasta la poesía del mar, pero lo suyo está más que claro: investigar. Pero para investigar hace falta cualidades. No todo el mundo investiga en condiciones. Bueno, hasta cierta edad infantil, casi adolescente, tenemos la capacidad innata de investigar, de hurgar, de meter las narices y las manos en todo aquello que se ponga al alcance de nuestra vista, como hace Alaín, el nieto de algo más de tres años de J. J. Benítez, que ahora lo escudriña todo.
Aunque con el tiempo esa cualidad innata nos la van anulando, o inclinando hacia modales acordes con la convivencia social –eso dicen- y, según sean los encargados de tamaña tarea así nos vamos formando como personas. De todos modos hay algunos individuos que no olvidan esa capacidad y continúan investigando toda la vida. Tanto es así que J. J. Benítez investiga hasta su propia muerte, y de ello ya ha escrito algún que otro libro. ¿Y qué cualidades hay que tener para ser un investigador?. Intuyo que muchas. Últimamente se escuchaba mucho aquello de que lo importante era saber “dónde está la información”. A lo que yo le añado que lo importante es saber “qué hacer con toda esa información”.
Y Juan José Benítez maneja mucha información; datos que asocia y relaciona después de largas meditaciones. Podrá en ciertos momentos utilizarla legítimamente para novelar algunas historias. O para proporcionar datos que rompen esquemas mentales de muchos de los que habitamos este singular Planeta, con los que este investigador zarandea atrofiados pensamientos que sólo reaccionan en limitadas ocasiones. Y no es que él sea el listo e inteligente y los demás torpes, o los que tenemos la inteligencia fracasada, que diría José Antonio Marina.
J. J. Benítez en ningún momento le he escuchado hacer proselitismo de sus conclusiones. Uno las lee, las medita y las acepta o rechaza. Eso es tener criterio propio ante las cosas que vemos, oímos o escuchamos. Pero ese pensamiento único que impera en esta sociedad, hace que muchos se sientan incómodos ante las tesituras o determinaciones que este navarro expone.
Cierto es que uno tiene la responsabilidad a la hora de informar, y más si se es Periodista profesional, como es el caso de Benítez. Aunque él está tratando hace décadas de entrar en terrenos poco ortodoxos y molestos para la oficialidad, para el lenguaje políticamente correcto, con lo que se crea bastantes enemigos, lo que le convierte en un personaje incómodo para cierta gente. Yo debo reconocer que no soy un seguidor acérrimo de J. J. Benítez, pero me gusta que estimule mi pensamiento con sus cábalas y escritos. Quizás no entre dentro de los parámetros de lo considerado científicamente correcto, pero eso no le debe limitar a explorar otras posibilidades para entender este mundo, ni nadie creo que deba censurar esa actitud ante la Vida que ha elegido Benítez.
Le conocí en 1.999 y realizamos un exitoso programa de TV, titulado “VIDAS OCULTAS”. Y J. J. Benítez tenía ante sí a un presentador y un entrevistador escéptico donde los haya (aunque más bien nunca me había preocupado mucho de estos asuntos), aunque siempre abierto a cualquier posibilidad de entender y comprender el éxito que venían cosechando sus trabajos desde hacía muchos años. Acababa de llegar de Chipiona, de estudiar un posible caso de presencia de humanoides, algo ya casi natural en él. Tuvimos una avalancha de llamadas al programa de testigos de casos extraños de la comarca de Chipiona, Doñana y Sanlúcar de Barrameda. Últimamente se siguen estudiando la predisposición de la mente de ciertas personas para observar ciertos sucesos paranormales, aunque eso será tema para otra ocasión.
Desde aquel programa puse mayor atención a todos estos fenómenos que me parece que se oculta a la población en general. Hay muchos que se han aprovechado de este género de investigación y lo han deformado y desvirtuado. De todos modos me preocupo de ponerle mucho sentido crítico a estas cuestiones, como ante todo lo que se me presenta en esta vida. Hace años que le acusaron a Benítez de haber plagiado “El Libro de Urantia”, donde él reconoció en su día haberse inspirado para escribir “El Caballo de Troya” que tanto entusiasmó en el año 1.984. Ya han pasado muchas cosas desde entonces y lleva más de 50 libros escritos para que todo lo haya inspirado un solo libro.
En el año 2.005 fue todo un acontecimiento la publicación de la séptima parte de “El Caballo de Troya”: NAHUM, donde nos narra la vida pública de Jesucristo. Anteriormente pasó por TVE con la serie “Un planeta encantado”, donde había recorrido un buen número de países para mostrarnos-no demostrarnos- sus ideas y expresiones humanas y no humanas que se reflejan en los rincones del Planeta que requieren una explicación científica. Pero sin duda el trabajo incansable de Juan José Benítez, y no olvidemos el de su encantadora y sencilla mujer Blanca Rodríguez y su hijo Iván Benítez, merecen que le dediquemos un largo rato el beneficio de la duda a las cosas extrañas que ocurren en este Planeta.
Aunque con el tiempo esa cualidad innata nos la van anulando, o inclinando hacia modales acordes con la convivencia social –eso dicen- y, según sean los encargados de tamaña tarea así nos vamos formando como personas. De todos modos hay algunos individuos que no olvidan esa capacidad y continúan investigando toda la vida. Tanto es así que J. J. Benítez investiga hasta su propia muerte, y de ello ya ha escrito algún que otro libro. ¿Y qué cualidades hay que tener para ser un investigador?. Intuyo que muchas. Últimamente se escuchaba mucho aquello de que lo importante era saber “dónde está la información”. A lo que yo le añado que lo importante es saber “qué hacer con toda esa información”.
Y Juan José Benítez maneja mucha información; datos que asocia y relaciona después de largas meditaciones. Podrá en ciertos momentos utilizarla legítimamente para novelar algunas historias. O para proporcionar datos que rompen esquemas mentales de muchos de los que habitamos este singular Planeta, con los que este investigador zarandea atrofiados pensamientos que sólo reaccionan en limitadas ocasiones. Y no es que él sea el listo e inteligente y los demás torpes, o los que tenemos la inteligencia fracasada, que diría José Antonio Marina.
J. J. Benítez en ningún momento le he escuchado hacer proselitismo de sus conclusiones. Uno las lee, las medita y las acepta o rechaza. Eso es tener criterio propio ante las cosas que vemos, oímos o escuchamos. Pero ese pensamiento único que impera en esta sociedad, hace que muchos se sientan incómodos ante las tesituras o determinaciones que este navarro expone.
Cierto es que uno tiene la responsabilidad a la hora de informar, y más si se es Periodista profesional, como es el caso de Benítez. Aunque él está tratando hace décadas de entrar en terrenos poco ortodoxos y molestos para la oficialidad, para el lenguaje políticamente correcto, con lo que se crea bastantes enemigos, lo que le convierte en un personaje incómodo para cierta gente. Yo debo reconocer que no soy un seguidor acérrimo de J. J. Benítez, pero me gusta que estimule mi pensamiento con sus cábalas y escritos. Quizás no entre dentro de los parámetros de lo considerado científicamente correcto, pero eso no le debe limitar a explorar otras posibilidades para entender este mundo, ni nadie creo que deba censurar esa actitud ante la Vida que ha elegido Benítez.
Le conocí en 1.999 y realizamos un exitoso programa de TV, titulado “VIDAS OCULTAS”. Y J. J. Benítez tenía ante sí a un presentador y un entrevistador escéptico donde los haya (aunque más bien nunca me había preocupado mucho de estos asuntos), aunque siempre abierto a cualquier posibilidad de entender y comprender el éxito que venían cosechando sus trabajos desde hacía muchos años. Acababa de llegar de Chipiona, de estudiar un posible caso de presencia de humanoides, algo ya casi natural en él. Tuvimos una avalancha de llamadas al programa de testigos de casos extraños de la comarca de Chipiona, Doñana y Sanlúcar de Barrameda. Últimamente se siguen estudiando la predisposición de la mente de ciertas personas para observar ciertos sucesos paranormales, aunque eso será tema para otra ocasión.
Desde aquel programa puse mayor atención a todos estos fenómenos que me parece que se oculta a la población en general. Hay muchos que se han aprovechado de este género de investigación y lo han deformado y desvirtuado. De todos modos me preocupo de ponerle mucho sentido crítico a estas cuestiones, como ante todo lo que se me presenta en esta vida. Hace años que le acusaron a Benítez de haber plagiado “El Libro de Urantia”, donde él reconoció en su día haberse inspirado para escribir “El Caballo de Troya” que tanto entusiasmó en el año 1.984. Ya han pasado muchas cosas desde entonces y lleva más de 50 libros escritos para que todo lo haya inspirado un solo libro.
En el año 2.005 fue todo un acontecimiento la publicación de la séptima parte de “El Caballo de Troya”: NAHUM, donde nos narra la vida pública de Jesucristo. Anteriormente pasó por TVE con la serie “Un planeta encantado”, donde había recorrido un buen número de países para mostrarnos-no demostrarnos- sus ideas y expresiones humanas y no humanas que se reflejan en los rincones del Planeta que requieren una explicación científica. Pero sin duda el trabajo incansable de Juan José Benítez, y no olvidemos el de su encantadora y sencilla mujer Blanca Rodríguez y su hijo Iván Benítez, merecen que le dediquemos un largo rato el beneficio de la duda a las cosas extrañas que ocurren en este Planeta.
Blanca Rodríguez, compañera de aventuras y mujer de Benítez en uno de los tantos viajes por el Planeta
Recorrí después de aquel programa que hicimos juntos en TV en 1.999, coordinado por el propio Benítez, visité muchas casas de sanluqueños que habían llamado porque estaban aterrados por cosas extrañas que les habían ocurrido en sus vidas, -y no todos tenían problemas psiquiátricos-, que viven con el temor de contarlas por aquello del qué dirán. Al contrario, muchos contaban cosas interesantes, pero entonces empezó la odisea del rodaje de TVE de Benítez el 11 de Septiembre de 2.001 en Turín (curiosamente el fatídico día de los atentados a las Torres Gemelas de Nueva York). La serie se emitió felizmente, se publicaron interesantes libros basados en la misma y se editó en DVDs. Ahora se han vuelto a reeditar por la editorial Planeta. Se editó también la octava parte de la saga de “El caballo de Troya”: JORDÁN , y hace unos pocos meses se ha publicado su último libro “El hombre que susurraba a los Ummitas”.
Curiosamente ha dejado escrito la última parte del “Caballo de Troya”, habiéndola depositado ante notario. No olvidemos que J. J. Benítez después del rodaje intenso de la serie el "Planeta encantado" sufrió un grave problema cardíaco y que en la operación quedó casi clínicamente muerto, aunque se recuperó. Desde entonces cuida bastante de su salud y selecciona minuciosamente sus actividades.
De todos modos todavía estamos estudiando casos y cosas que ocurrieron y ocurren en esta zona de Sanlúcar de Barrameda, Doñana, Chipiona y Rota.
Curiosamente ha dejado escrito la última parte del “Caballo de Troya”, habiéndola depositado ante notario. No olvidemos que J. J. Benítez después del rodaje intenso de la serie el "Planeta encantado" sufrió un grave problema cardíaco y que en la operación quedó casi clínicamente muerto, aunque se recuperó. Desde entonces cuida bastante de su salud y selecciona minuciosamente sus actividades.
De todos modos todavía estamos estudiando casos y cosas que ocurrieron y ocurren en esta zona de Sanlúcar de Barrameda, Doñana, Chipiona y Rota.
Manuel J. Márquez Moy, Periodista y Director de "La Aventura Humana"
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