lunes, noviembre 26, 2007

INFINITA SOLEDAD (III). LA ERA DE LA LIBERACIÓN

La película Grease, protagonizada por Travolta y Olivia Newton John se convirtió en un referente para muchos jóvenes en la década de los ochenta



Con los años ochenta irrumpe en nuestra sociedad lo que yo denomino la Era de la liberación. La sociedad empieza a tomar conciencia que existe una Democracia, más o menos madura, pero un Democracia al fin y al cabo. Las ataduras morales que para muchos eran un incordio se rompen y el pueblo, por decirlo de alguna manera, ocupa la calle.
Se empieza a cumplir un ciclo completo en la vida de los adolescentes que antes se desarrollaba pero con cierto pudor y respeto a las normas familiares. Es cuando se empieza a transgredir esas normas familiares, con todo lo que ello conllevaba, y a rechazar las costumbres del hogar.

El adolescente vive los choques generacionales típicos padres-hijos de manera muy acentuada, lo que unido a sus cambios hormonales, la tormentosa identificación de sus controvertidas emociones y cambios físicos, les conducen a vivir toda esta etapa con la pandilla. La pandilla siempre ha sido un elemento de ayuda para integrarse en la sociedad, es como el rito iniciático por donde han pasado para encontrarse con el otro y compartir desasosiegos y mayor comunicación. Es decir, la pandilla actúa como factor socializador del joven. El encontrarse con el otro supone para los jóvenes sentirse valorados, bien porque en el colegio no se han adaptado por múltiples dificultades o en la misma familia por muchas otras razones. Entonces se encuentran con una pandilla que les van a acompañar. Dentro de la pandilla vivirán muchos conflictos también, pero es lo que los estereotipos de la sociedad, influida ya por la cultura anglosajona les impone “para pertenecer al grupo”, “para no ser un marginado”. Aunque también se disfruta sanamente de muchas cosas juntos.

En ese tiempo de los ochenta los modelos a seguir son muy distintos a los de etapas anteriores. Referencias vistas en la tele principalmente, en películas de nuevo cuño en el cine, les lleva a adoptar nuevas costumbres y modas. Comienza también la época de las discotecas para adolescentes. El conflicto generalizado entre padres e hijos se hace cada día más patente. Discusiones sobre horas de salidas y recogidas nocturnas, sobre el vestuario adecuado. Salvo familias muy específicas, la norma era pasar más tiempo en la calle con miembros de la pandilla que en la propia casa.

Es cuando entra en acción una de las etapas más relevantes en la relación padres e hijos, la denominada de manera vulgar como la de agarrar y soltar. Es decir, por un lado los padres entienden que deben controlar la situación prohibiendo muchas cosas, pero a la vez también son conscientes que tienen que ir dejando espacio para sus hijos para que participen del espectáculo de la calle.

La gran mayoría de los hogares se convierten en un ir y venir de los hijos durante el día ante las preguntas continuas por parte de los padres de si la tarea del colegio, a dónde vas o de dónde vienes. Entrar en el mundo del adolescente para los adultos es casi un imposible, a pesar de que muchos jóvenes echan de menos pasar más tiempo con la familia, pero eso-piensan-se convertiría en una humillación ante su pandilla.




Manuel J. Márquez Moy

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