El gobierno de la Unión Europea debe apoyar al prisionero de conciencia de Eritrea, Dawit Isaak.
Eritrea tiene prisionero al periodista sueco Dawit Isaak sin cargos desde hace ocho años.
Mientras no sabemos que existe un cielo, hemos recibido hace tres semanas la confirmación de que el infierno es una realidad con conocida ubicación. Su dirección es la famosa prisión de Eiraeiro en Eritrea, diez millas al norte de la capital, Asmara, donde permanecen cautivos treinta y cinco presos políticos de alto nivel del régimen eritreo.
Se sabe que quince de estos presos han muerto, nueve sufren serios problemas médicos y los otros soportan las brutales condiciones de cárcel. Uno de ellos es el periodista Dawit Isaac, ciudadano sueco, que fue detenido por primera vez en 2001. Fue brevemente liberado en 2005, sólo para ser de nuevo encarcelado unos días después. A lo largo de los ocho años y medio que lleva detenido no se le ha acusado nunca formalmente por ningún crimen. Isaac y nueve compañeros periodistas, fueron arrestados aparentemente por nada más que criticar la ausencia de libertad de expresión y debate democrático en Eritrea.
Las revelaciones más recientes de un guardia de la prisión, que consiguió huir a la vecina Etiopía en enero, y cuya información fue transmitida en Suecia por primera vez en abril, dejaban claro que Isaac y otros internos estaban detenidos en las más horrorosas condiciones. No se les permite tener contacto ni con el mundo exterior ni entre ellos. Sus celdas están brutalmente calientes la mayor parte del año. Están constantemente encadenados y la única vez que se les permite salir es para pasar una hora al día en un patio amurallado de cuatro metros cuadrados. Los presos no parecen recibir cuidados médicos y muchos parecen estar psicológicamente destrozados.
Según el guardia, que huyó porque temía por su propia vida si los prisioneros morían, el trato sufrido por los internos es "peor que la tortura". Ante la presión de las críticas, el gobierno sueco ha rehusado repetidamente hacer comentarios, afirmando hacer todo lo que puede por la liberación de Dawit Isaac. El público sueco, la familia de Isaac y los activistas de derechos humanos están cada vez más preocupados ante el riesgo de que la vida de Isaak, que sufre de diabetes, pueda perderse antes de que le llegue la ayuda. Sus preocupaciones parecen estar justificadas.
¿Por qué, por ejemplo, no se han preocupado todavía las autoridades suecas en entrevistar al guardia huido de la prisión?
Quisiéramos subrayar que no descartamos completamente el valor del silencio diplomático. Mientras apreciamos la enorme dificultad y complejidad del caso, la cuestión que se presenta más urgente es qué podemos hacer todos juntos para salvar la vida de Issak antes de que sea demasiado tarde. Son de vital importancia los esfuerzos por parte de la Unión Europea tales como suspender la ayuda a Eritrea, además de ejercer una presión diplomática al régimen. El proceso europeo es lento y burocrático y la atención está actualmente centrada en la crisis global.
Creemos firmemente que la batalla debe llevarse a Eritrea. El presidente Isaias Afewerki debe aceptar un emisario creíble que negocie la liberación de Isaac. Al mismo tiempo debe resaltarse con firmeza la violación por parte de Eritrea de las convenciones internacionales humanitarias sobre el tratamiento de prisioneros, como garantizar comida adecuada, cuidados médicos y otros derechos básicos. Un equipo médico, sueco o internacional, bajo la supervisión de la Cruz Roja Internacional o una organización como Médicos Sin Fronteras, debe estar listo las veinte y cuatro horas del día para partir hacia Eritrea.
El gobierno de Eritrea debe ser presionado cada día para que acepte la visita. Esto destacaría el problema mientras se sigue subrayando la necesidad de emprender una acción en este preciso instante. La idea de que Afewerki es intratable, y es peor que cualquier otro dictador, es una falacia. Suecia y la Unión Europea deben enviar ahora una enérgica señal. Deben, oficial y públicamente, pedir el acceso al prisionero, que no es sólo un ciudadano sueco sino también un ciudadano europeo (es sólo prisionero de conciencia). Isaak, trágicamente, se erige como símbolo del continuo sufrimiento de las víctimas de los abusos a los derechos humanos en el planeta. Si lo gobiernos democráticos fallan en levantarse firmemente ante tales atropellos, no sólo pierden credibilidad sino que se convierten en ayudantes pasivos de los torturadores que cometen estos crímenes.
Esta carta abierta fue firmada por Esayas Isaac, hermano de Dawit Isaac, fundador del Free Dawit Committee, así como por Ingvar Carlsson, ex primer ministro sueco, Ola Ullsten, ex primer ministro sueco, Mogens Lykketoft, ex ministro de Exteriores danés, Thorvald Stoltenberg, ex ministro de Exteriores noruego, Carl Tham, ex ministro de Educación sueco, Cecilia Wigström, miembro del parlamento sueco, líder del All-Party Group for Dawit Isaak, Maxamed Daahir Afrax, autor, presidente del Somali-speaking PEN, Djibouti, Russell Banks, autor, USA, André Brink, autor, Sudáfrica, John Le Carré, autor, Gran Bretaña, Nuruddin Farah, autor, Somalia, Abdulrazak Gurnah, autor, Tanzania/Zanzibar, Charles Onyango-Obbo, editor, The Nation, Nairobi, Shailja Patel, autor, Kenya, Abdourahman Waberi, autor, Djibouti, Günter Wallraff, autor y activista, Alemania, Ove Bring, profesor de derecho internacional, Suecia, David Matas, abogado de derechos humanos, Canada, Elsa Chyrum, directora de derechos humanos- Eritrea, Gran Bretaña, Joel Simon, director ejecutivo del Committee to Protect Journalists, USA Jean-François Julliard, secretario general de Reporteros Sin Fronteras, France, Christian Rickert, reportero Ohne Grenzen, Alemania, Peter Englund, autor, secretario permenente de la Swedish Academy, Jesper Bengtsson, presidente de Reporteros Sin Fronteras, Suecia, Mats Söderlund, presidente de la Swedish Writer's Union, Ola Larsmo, presidente Swedish PEN, Mehari Abraham, periodista eritreo en el exilio, director del programa Tv-Zete, Suecia, Susanne Berger, investigadora, USA, Vibeke Sperling, corresponsal jefe Politiken, Dinamarca, y más. Por España, firman esta carta los periodistas Malén Aznárez, Vicepresidenta de RSF-España, Pedro Piqueras, Director Informativos Tele 5, Camino Ibarz Gil, Presidenta de la Asociación de la Prensa de Aragón, que tienen apadrinado a Dawit Isaac.
Manuel J. Márquez Moy (Reporteros Sin Fronteras)