sábado, julio 28, 2007

JESUCRISTO HABITA EN LA CALLE




Javier Baeza es uno de los sacerdotes que están al frente de la Parroquia de San Carlos Borromeo de Entrevías en Vallecas. Hemos conversado con él de algunas cuestiones relativas a la Iglesia Católica de hoy. Al Evangelio de hoy. En su Parroquia se vive el Evangelia de manera diferente a como nos han acostumbrado la Jerarquía de la Iglesia Institucional. Por la labor de hace años, desde la época en que Enrique Tarancón era Cardenal de Madrid en 1.981 la Parroquia no ha dejado de trabajar y aproximarse al submundo en el que están viviendo desde hace décadas muchas familias españolas. Ateos, agnósticos, musulmanes, inmigrantes, comparten la misma mesa para comprender a través del mesaje de Jesucristo la Vida que les rodea diariamente. Hace un tiempo fueron protagonistas de portadas de telediarios y periódicos por querer sencillamente compartir el evangelio con la realidad de la calle, lo que les ha traído problemas desde el Arzobispado de Madrid, con Rouco Varela a la cabeza. Para mí ha sido también una satisfacción reencontrarme con una antigua alumna, hoy ya una notable abogada que ayuda desinteresadamente en cuestiones judiciales a la Parroquia, la letrada Amanda Meyer Hidalgo.


-Javier Baeza, el Evangelio que practicáis es muy diferente al que estábamos acostumbrado desde niños dentro de la educación católica que hemos recibido durante decenios. Saltáis a la palestra informativa precisamente porque chocáis con el catolicismo más ortodoxo institucional , que es el que poco tiene que ver con el de la Biblia.
- El evangelio está ahí, es el que proclamamos diariamente. A mí me parece que el problema que tenemos ahora, yo creo que es quizás que nos hemos alejado mucho del Evangelio. Entiendo que la Iglesia institucional muchísimo, porque parece que se ha acercado más a un mundo de influencias, de poder y, por tanto, ha dejado a ese Dios que se ha hecho uno de tantos, que dice las cartas de los apóstoles. Yo creo que la vigencia del Evangelio hoy sigue siendo absoluta, y yo pretendo vivirla con mis torpezas o nuestras torpezas. Que la vigencia del Evangelio hoy sigue siendo cierta porque es un compromiso y una llamada. Pero siempre una invitación, no como imposición a dejarnos encontrar por el mundo de la exclusión social, y de ahí, pues si quieres, la Iglesia más institucional o más jerárquica yo entiendo que tiene serias dificultades para poder vivir esa pasión y esa frescura del Evangelio aunque efectivamente le excite mucho.
- Siempre andamos etiquetando a las personas.¿ Os molesta que os relacionen con la Teología de la Liberación?
- Para nosotros es un orgullo. Quiero decir, que la Teología de la Liberación es tan diferente y lo que nos vincula a ella es esa explicación de cómo el Dios de Jesús hoy está presente o cómo podemos encontrarnos con el mismo Jesús de una manera evidente y novedosa en el mundo de la expresión social, como ellos hablan, como dice la Teología de la Liberación, que fuera de los pobres no hay salvación. Pues nosotros aquí en este cuarto mundo, dentro de este primer mundo capitalista y rico, pues diríamos también que fuera de la exclusión social hemos descubierto que no hay salvación. No por lo que nosotros aportemos o demos al mundo de la exclusión social, que eso sería la caridad mal entendida, sino tanto por la capacidad que tiene el mundo de la exclusión social de acogernos y enseñarnos, que a mí me parece que es la lectura que hacemos y que vivimos desde la realidad de los chavales, de la emigración, de la prisión, que es lo que estamos viviendo
- A la Conferencia Episcopal que es lo que realmente le ha molestado, el que no se atengáis a las normas de la liturgia clásica o que ayudéis y se relacionéis con una comunidad de personas marginadas, pues en este último caso tendríamos que hablar de la Madre Teresa de Calcuta.
- Pero hay una diferencia, con todo el respeto, y es que Teresa de Calcuta con toda su obra y su sacrificio y compromiso personal que yo no le discuto en absoluto, sin embargo sí que hay una gran diferencia. Y es que el movimiento de Teresa de Calcuta nunca cuestionó las estructuras que creaban aquellos que ella atendía, que es por lo que yo no creo válido como sistema o propuesta la obra de Teresa de Calcuta, porque me parece que lo que no podemos es restar o callar ante esas estructuras que el propio Concilio Vaticano II definió como esas estructuras de pecado que hoy siguen existiendo. Cuando nosotros hemos denunciado a los partidos políticos, al capital económico, al mundo de la cultura vendida o del deporte, eso la Iglesia se nos ha agradecido, se nos ha acompañado y se nos ha acogido. Cuando en esa denuncia del poder metemos también a la institución jerárquica de la Iglesia es cuando ésta ha rechinado. Y de ahí entendemos, no por fastidiar, sino porque creemos o hemos experimentado que desde el poder es casi imposible pronunciar la buena nueva de Jesús. Y ahí entendemos que la Iglesia también es responsable, bien por colaboración o bien por el silencio. Estamos esperando esa fogosidad que ponen los obispos en manifestaciones contra los matrimonios de personas del mismo sexo, o esa campaña fogosa que están montando ahora en contra de la asignatura de la Educación para la Ciudadanía. Yo estoy esperando con la misma fogosidad que denuncie nuestra Iglesia española el tráfico de personas en la prostitución, España tiene un grave problema con las mujeres prostituídas, que denuncie, que se oponga y chille ante ese cementerio marino que tenemos y que asumimos ya sin ninguna pena con más de 3.500 muertos en el Estrecho, que denuncie y se oponga a esas repatriaciones ilegales con nocturnidad y alevosía por la noche de niños de centro de menores. Eso no lo están haciendo los Obispos, ¿eso no son problemas?. No han dicho nada respecto a esa vendetta de la especulación inmobiliaria. ¿Eso no son problemas de nuestra sociedad?. Parece que los problemas de nuestra sociedad siguen siendo única y exclusivamente los que son de cintura para abajo o los ideológicos. En ese sentido la Iglesia institucional tiene también una responsabilidad muy grande respecto a lo que está ocurriendo en nuestra sociedad.







La letrada Amanda Meyer Hidalgo, que presta sus servicios de manera desinteresada en la Parroquia de San Carlos Borromeo, después de su jornada de trabajo, aun siendo atea practicante,














- ¿El ultracatolicismo del Papa Ratzinger y su cúpula está realmente acabando con lo que era el Concilio Vaticano II?
- Yo creo que el Concilio Vaticano II está en el congelador, pero además si estamos en un momento muy preocupante en cuanto a que uno de los últimos escritos de Benedicto XVI dice que hay que revisar el Concilio vaticano II. Si revisar el Concilio Vaticano II es para ver ese miedo de la Iglesia que no ha sido capaz de mantener las ventanas abiertas aquel al que tildaron el Papa Bueno, Juan XXIII, revisemos el Concilio Vaticano II. Pero yo creo que tenemos síntomas o ejemplos que quizá vaya por otro lado esa revisión. Tenemos por ejemplo la autorización a la hora de las misas en latín. Parece que es una vuelta bochornosa, vergonzante y que yo no entiendo ni acepto de ninguna forma atrás, pero no atrás a las fuentes del Evangelio, sino atrás a un momento muy caótico y tenebroso de la Iglesia. Y yo creo que eso no es aceptable.

-Pepe Chamizo , Defensor del Pueblo Andaluz declaró que la Iglesia Institucional había secuestrado la figura y el espíritu de Jesucristo y que se habían dedicado a mercadear y negociar con ella
-Si, yo creo sin lugar a dudas que la Iglesia Institucional Católica, desde luego la española sin lugar a dudas, y desde luego la Romana, sí creo sinceramente que está haciendo un momento eclesial, ya el Teólogo alemán Ranel en el siglo pasado decía que se vivía en un Invierno Eclesial, a mí me parece que a pesar del calor que tenemos aquí, el Invierno se está alargando en exceso. La Iglesia sigue pensando que es puerto de llegada, y como dijo un obispo francés defenestrado, dijo que la Iglesia tenía que ser faro. En tnto en cuanto sigan actuando de esa manera yo pienso igual que Chamizo que están velando el auténtico mensaje de Jesús en los Evangelios.
El Cardenal Rouco Varela con los Príncipes de Asturias


-Y ya como última cosa a la que hemos hecho referencia. ¿Tan problemático es llevar a cabo una asignatura como la Educación para la Ciudadanía y que sea evaluable?. Muchos se apartaron de la Iglesia Católica con la Democracia y pienso que nos faltan valores para la convivencia social y que los jóvenes puedan debatir libremente sobre temas de actualidad como los expuestos anteriormente. ¿Qué tiene de malo esta asignatura?
- Qué tiene de malo, no. A mí me parece, qué tiene de bueno. Es decir, yo creo en primer lugar no podemos sustraer a las instituciones civiles y desde luego al Estado de una responsabilidad fundamental que es educarnos en valores, más en una sociedad que afortunadamente ya no es la sociedad anclada en el nacionalcatolicismo, sino que es una sociedad más diversa. Afortunadamente también los creyentes tenemos que dar razón de nuestra fé, como decía Pablo, frente a otra propuestas, otras creencias, otras filosofías. De ahí que me parezca oportuno y necesario de ejercitar la responsabilidad que tienen éste u otros gobiernos que a todo esa chavalería o juventud que pasa por las escuelas, que es diversa culturalmente con la cantidad de emigrantes que hay, que es diversa en las diferentes creencias. Para mí entiendo que es una responsabilidad tremenda por parte de la Administración que se de unos mínimos valores a toda la sociedad. Otra cosa es cómo se haga. Pero entiendo que eso es una propuesta que implica a todos los ciudadanos, porque evidentemente yo no puedo pretender que a quien no le implique el Evangelio pedirle responsabilidades del Evangelio. Entiendo que se me tiene que pedir a mí que me autoproclamo creyente, aunque entiendo que tiene que haber unos mínimos de valores civiles y éticos que nos tienen que vincular a toda la ciudadanía. Incluso es una asignatura que llega un poco tarde.
-Felicidades por vuestra labor
- Gracias a tí
Manuel J. Márquez Moy

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