Entre la ampliación del Puerto de Sevilla y sus consiguientes dragados, los vertidos de las Minas Las Cruces de metales pesados, incluyendo el arsénico, el desconocimiento que tenemos de informes actuales del desastre de Aznalcóllar en la desembocadura, los aliviaderos, nos encontramos ante más que suficientes razones para crear algún organismo municipal que vigile de cerca cada movimiento que se produzca en el estuario. Podría ser útil el Consejo Asesor de Medio Ambiente del Ayuntamiento u otro específico para analizar día a día la situación de nuestra desembocadura.
La cuestión está en que los cinco aliviaderos que posee las Playas de Sanlúcar, por mucho que se tapen durante esta etapa veraniega, ya no soportan tanta presión por las numerosas conexiones ilegales a la red, por lo que las tuberías ya terminan reventando por alguna de las partes de su recorrido con las aguas fecales. Ya ha ocurrido en la zona de la Avenida del Quinto Centenario, en el Salto del Grillo o en la misma playa ante la mirada atónita de los bañistas en estos últimos años.. Los técnicos ya han advertido que cerrar durante todos los meses de la temporada veraniega sin modernizar las redes de saneamiento es un imposible.
Los lodos de metales pasados tras la rotura de la balsa de Bolidén de las Minas de Aznalcóllar en 1.998.
En otro punto tenemos los vertidos permitidos por la Junta de Andalucía a las Minas del "Cobre las Cruces", con un 70 por ciento de acciones de una multinacional canadiense, a la altura de las localidades sevillanas de Gerena, Guillena, de la Algaba y Salteras, con la inclusión de variantes metales pesados entre los que se incluye el arsénico y el mercurio, con lo que se pueden unir a los ya existentes procedentes de las Minas de Aznalcóllar sobre los que existen un silencio administrativo sospechoso desde hace ya tiempo.
A ello, para más problemas se le une la situación de la arena de la playa que hasta el día de hoy no han sido tratadas y saneadas.
No me extraña que Greenpeace haya indicado como uno de los mayores puntos negros las playas de Sanlúcar de Barrameda.
Y para rematar tanto despropósito las consecuencias de la ampliación del Puerto de Sevilla, con sus correspondientes dragados del río. Todavía no se ha recuperado el río del último dragado serio del año 1.983, cuando nos vienen ahora 20 años consecutivos de dragados. Si bien es verdad que se van a realizar contínuos estudios científicos tras cada dragado, pero son imprevisibles que tantas cosas que confluyen a un mismo tiempo en el estuario, no ponga aún en mayor riesgo nuestro caladero, sin entrar en valorar por ahora los efectos que tanto metal pesado pueda tener sobre nuestra salud pública.
Los que tildan estas noticias de agoreras y alarmistas no caen en que los alarmismos terminan en los quirófanos de los hospitales por mucho que se quieran ocultar, con lo que ya es hora de afrontar todos y cada uno de los problemas que nos vienen de todos lados hasta la desembocadura del Guadalquivir, porque vuelvo a recordar que los límites no lo ponen ni las normativas ni ninguna legislación del mundo, sino la propia Naturaleza.
Manuel J. Márquez Moy
Como ciudadano de esta ciudad, aunque no nací en ella, te agradezco el tiempo que dedicas en la promoción de la Ecología, Cultura y Progresismo en general. Por distintos foros donde andamos metidos ambos, sé que hay gente que te critica injustamente, pero tú no le hagas caso, pues ellos no hacen Sanlúcar y tú si.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sanluqueño adoptivo