Parte del Programa de TV "Al encuentro del hombre", que realicé en 1.994.
Todavía nos seguimos preguntando qué le pasa a esta sociedad que no termina de reaccionar ante casos que consideramos una barbarie. Y entre disquisiciones tratamos de buscarle un sentido político, por eso de que han acabado con nuestras motivaciones ante sus pésimas gestiones o pensamos que las razones de la aparente apatía social para resolver asuntos relativamente graves pudiera estar en que hay otras cosas que distrae a la población y les atrae más que ir a reclamar, a solas o en grupo, un derecho vecinal, por ejemplo.
Realmente no nos damos cuenta pero llevamos tiempo padeciendo síntomas de lo que se conoce como anomia. Son tantos los desafíos sociales, tantas exigencias, tantos estímulos provenientes del propio entorno que terminamos por defender nuestras emociones, sentimientos bajo una capa de aparente ceguera colectiva. Así, progresivamente uno se va creando un mundo paralelo donde se siente en teoría más a gusto fuera de las preocupaciones o de todo aquello que implique compromiso. Ese mundo paralelo puede ser desde buscar aficiones nuevas hasta la renuncia a cualquier participación social. La anomia puede decirse que es una patología cultural, donde la indiferencia es su rostro más significativo.
Existen suficientes razones para estar preocupados y ocupados en solucionar múltiples problemas sociales, pero no terminamos de organizarnos y de encarar de manera colectiva los muchos desmanes que ocurren hoy día producidos por deficientes gestiones de nuestros políticos, por carencias de motivación ante problemáticas ambientales, de caracter juvenil, de descomposición de la organización familiar, de una respuesta contundente ante las numerosas adicciones, especialmente la toxicomanía, cada día más elevada entre la población. Ya no es que nos anestesien, sino que somos nosotros mismos los que nos anestesiamos ante un mundo que parece que no controlamos, el propio y el ajeno.
De cualquier modo esto no es irreversible, pero se necesita analizar distintos aspectos sociales para encontrar las raíces de tanta apatía social. En otra ocasión nos adentraremos en una lectura más concreta de la actitud de la ciudadanía ante la situación caótica de Sanlúcar de Barrameda.
El Doctor Javier Castroviejo, una de las personas a las que le debo su contínuo apoyo, nos habla aquí, en este programa de TV que hicimos juntos, de la aniquilación de los estímulos por parte de la dinámica del sistema social en el que estamos envueltos, que termina por disuadir cualquier interés emocional de nosotros por preservar los códigos que estructuran las bases de una sociedad culturizada, con sus ritos y costumbres, y su debida atención a la Naturaleza que queramos o no sustenta nuestras Vidas en cualquier lugar de este Planeta. Está desapareciendo ese código necesario que permita nuestra convivencia en una mínima armonía con nosotros mismos y con el medio donde habitamos.
Manuel J. Márquez Moy, Coordinador del Programa de Investigación "Las Huellas de la Memoria"
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