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viernes, julio 24, 2009

URBANITAS por Cecilia Quílez

Algunos días salgo a la calle
con mi lista de tareas imposibles,
pensando casi siempre
en ir tachando cada una.
La calle que conozco tiene dientes
escondidos en las esquinas.
Salgo así,
viva, sencilla,
pero siempre oigo a alguien
que lamenta desgracias.
Yo no hago nada
ni quiero hacerlo.
En cualquier ciudad
todo parece un milagro.
Incluso morirse
en una de esas esquinas.






Cecilia Quílez es Escritora y Poeta y colabora en el Programa de Investigación "Las Huellas de la Memoria"

miércoles, julio 15, 2009

LA INERCIA DE LAS FIESTAS MARCAN LA AGENDA VERANIEGA, MIENTRAS MUCHAS JÓVENES SE PROSTITUYEN EN APARTAMENTOS ALQUILADOS PARA BUSCAR DINERO EN SANLÚCAR









Mientras en España muchos se entretienen con el Sudoku de las financiaciones autonómicas, Sanlúcar de Barrameda vive el verano a golpe de fiestas. La tradición manda, a pesar de la situación delicada y sangrante de la economía local. Entre las alegrías de CIS Sanlúcar, o sea, de Juan Marín porque las empresas empiezan a ser competitivas en su imaginario, las movilizaciones de los gremios de la construcción en paro, y las obras del Plan “E”, impera ante todo las fiestas y veladas sanluqueñas. Esto les viene muy bien a nuestros políticos locales, que se pierden entre pregones, homenajes marianos, caballos y reinas del Guadalquivir.

Parece que el ritmo de las obras contenta a muchos. Yo no entiendo de tuberías, pero ya puestos, no nos podemos quejar que sanear la red del entramado de cables y tubos de colores de nuestro subsuelo es toda una proeza.No sé si con esto se solucionará de una vez la conducción de aguas pluviales y de aguas residuales cada una por su sitio y eliminar los aliviaderos tercermundistas de las playas.

La modernización de nuestras calles con tantas obras a la vez nos pondrán al nivel de ciudades vecinas, según Juan Marín (CIS), pero tristemente no cuenta con la estética de nuestra ciudad, con el paisaje urbano que caracteriza a Sanlúcar de Barrameda. Pero aquí la cuestión es ir a lo práctico. La estética del paisaje urbano es difícil de asumir por muchos ciudadanos y mandatarios políticos de que es un valor añadido de la ciudad, y no tengo mas remedio que indicar que todo me parece improvisado y bastante caótico en ese aspecto.

No es que me rinda, pero hoy no tengo más ganas de escribir sobre la gestión de nuestro equipo de gobierno, sobre los balones que echa afuera el Sr. José Loaiza, Presidente Provincial del PP en Cádiz en cuanto a la crisis interna del PP de Sanlúcar, sin querer ver la realidad de un partido roto.



<<Las jóvenes principalmente

con variedad de edades

adolescentes y veintitantos

años cobran por servicio

sexual 50 € la media hora>>


Cocaína líquida incautada, una de las tantas drogas de moda entre muchos jóvenes de Sanlúcar de Barrameda.



´
Los problemas de la llamada economía real mientras tanto rebosan por las esquinas, como el aumento de la economía sumergida, del narcotráfico, del consumo de nuevas drogas peligrosas entre ciertos grupos bastante numerosos de jóvenes, heroína, cocaína, éxtasis... Ha aumentado de manera preocupante el número de jóvenes que se prostituyen para ganar algo de dinero de manera desesperada, y que se publicitan por internet en Sanlúcar de Barrameda, la delincuencia se ha generalizado. Muchas adolescentes, de manera peligrosa, están alquilando viviendas en zonas concretas de Sanlúcar para prestar servicios sexuales durante las 24 horas del día y la noche. Lo hacen para ganar dinero rápido y otras para costearse estudios u otros compromisos, según nos hemos podido informar. Las edades rondan entre los 16-17 y veintitantos. Son síntomas de que las cosas no funcionan bien. La coordinación entre Delegaciones del Equipo de Gobierno, autoridades provinciales y expertos es un trabajo siempre laborioso, pero no podemos dejar por más tiempo que siga proliferando esta anomia y desestructuración social en ciertos ámbitos locales sin preocuparnos por estos síntomas de depresión en nuestra sociedad.





Manuel J. Márquez Moy, Miembro del Observatorio Internacional de Justicia Juvenil

viernes, mayo 15, 2009

MUERE CARLOS CASTILLA DEL PINO, EL CIENTÍFICO QUE HUMANIZÓ LA PSIQUIATRÍA



Carlos Castilla del Pino, psiquiatra y académico de la Lengua

El psiquiatra Carlos Castilla del Pino, de 86 años, falleció ésta madrugada del 15 de mayo en Córdoba, a causa de un proceso cancerígeno, han informado fuentes de la familia.

El prestigioso psiquiatra murió en el Hospital San Juan de Dios de la capital cordobesa sobre las dos de la madrugada, han agregado las fuentes.
Está previsto que a partir del mediodía sea trasladado al tanatorio de Las Quemadas, donde se instalará la capilla ardiente.



Nacido en San Roque (Cádiz) en 1922, Castilla del Pino, académico de la Lengua, donde ocupaba el sillón "Q", es autor de numerosos ensayos e investigaciones relacionados con la neuropsiquiatría, además de dos novelas -'Discurso de Onofre' (1977) y 'La alacena tapiada' (1991)- y ha intervenido en importantes congresos nacionales e internacionales de psiquiatría hasta fechas recientes.
Cursó en Madrid la carrera de Medicina, y sus comienzos estuvieron vinculados al doctor López-Ibor y los Departamentos de Neuropsiquiatría, en el Hospital Provincial de Madrid, y de Neuropatología, en el Instituto Cajal.



Sin embargo, fue en Córdoba donde desarrolló la mayor parte de su carrera. Desde 1949 y hasta su jubilación, en 1987, fue jefe de los Servicios Provinciales de Psiquiatría e Higiene Mental de esa ciudad y por sus consultas han pasado más de cien mil pacientes.
Durante el franquismo, entre 1936 y 1975, el científico fue conocido como el "psiquiatra rojo", por haber sido el adalid en España de un movimiento clínico e intelectual que luchó por humanizar el tratamiento del enfermo mental.



Por motivos políticos no pudo obtener en 1960 la cátedra de Psiquiatría y tuvo que esperar hasta 1983 para que le concedieran la cátedra extraordinaria de Psiquiatría y Dinámica Social en la Facultad de Medicina de Córdoba.
Militó en el PCE hasta 1980 y en 1993 fue uno de los firmantes de un manifiesto en favor de Felipe González y, en 1996, de otro contra la inclusión de José Barrionuevo como candidato en las elecciones generales de ese año.



En los últimos años desempeñó su labor investigadora en la Fundación Aula Castilla del Pino, creada en 1993 con el objetivo de promocionar la psiquiatría y asumir las funciones del Instituto de Investigación Psicopatológica.
Castilla del Pino es autor de numerosos ensayos, entre ellos "Un estudio sobre la depresión. Fundamentos de Antropología dialéctica", 'Dialéctica de la persona, dialéctica de la situación', 'La alienación de la mujer', 'La culpa', 'Sexualidad y represión', 'Introducción al masoquismo', 'Teoría de la alucinación' y 'El delirio, un error necesario', galardonado con el Premio Internacional de Ensayo Jovellanos, 1998.



Cuatro veces candidato al Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales (1988, 1989, 1990 y 1991) y doctor "honoris causa" por varias Universidades españolas y extranjeras, el ensayista ha sido distinguido con los Premios Comillas de Biografía, Autobiografía y Memorias (1996) por "Pretérito imperfecto"; el Internacional de Ensayo Jovellanos (1998) por "El delirio, un error necesario"; el María Zambrano de Cultura (2000); y la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid (2002). Además es Hijo Predilecto de Andalucía (1.985). Su último libro más celebrado por la crítica fue la segunda parte de su autobiografía " Casa del Olivo".




Castilla del Pino y "Las Huellas de la Memoria"


Clickear en el documento para ampliar

Yo realmente le descubrí como Psiquiatra leyendo "Teoría de los sentimientos" en el año 2.001, uno de sus libros de ensayo bastante completo. Fue en el año 2.005 cuando hablé por primera vez con Carlos Castilla del Pino. Por las mañanas iba todavía a "su dispensario" de Córdoba, y tenía casi siempre la misma hora de llegada a su casa antes del almuerzo. Hablamos sobre lo que intentábamos hacer sobre las reacciones emocionales de un ser humano que vive condicionado por una cultura concreta, como la de Sanlúcar de Barrameda y Doñana, ante diferentes estímulos, fueran las casas natales de los vecinos de la ciudad, los monumentos, ante otros conciudadanos, ante las propias historias personales o la biografía de nuestra localidad gaditana. Se interesó por el proyecto, aunque me advirtió que no podría realizar muchos viajes.




Le advertí que en eso no había problemas, ya que lo que necesitaba de su sapiencia lo podíamos compartir por correo o por teléfono, y que cuando estuvieran maduras las investigaciones, pues le invitaríamos a que pasara un par de días con su señora con nosotros en el Palacio Ducal de Medina Sidonia y organizar alguna actividad pública.


Durante este tiempo me ayudó a interpretar conceptos, ideas, y me invitaba a desarrollarlas por mí mismo, según mis propias observaciones de la realidad, para que diera rienda suelta a mis pensamientos, siempre motivando. Me dijo que yo "tenía un viejo dentro", alentándome a seguir hacia adelante.




Esta madrugada, -tengo costumbre de acostarme con la radio encendida- me enteré de su desenlace final. Es la naturaleza humana, y así funciona. Aun así, siempre sientes un vacío ante personas que estaban en su plenitud como humanista. Nuestro pésame a su señora y a su familia y amigos.
Enlace: Castilla del Pino participará en las "Huellas de la Memoria" Febrero, 2.006 (La Fundación Eduardo Domínguez Lobato ya no tiene nada que ver con el Programa de Investigación)




Efe/Manuel J. Márquez Moy


jueves, mayo 14, 2009

LA CIENCIA TAMBIÉN ES CULTURA PARA SANLÚCAR DE BARRAMEDA (y II)



Manuel Toharia continúa en esta segunda y última parte con una reflexión muy acertada para los tiempos que vivimos. ¡Cuánto me gustaría ver por aquí, aunque sea al Consejero de Innovación y Ciencia de la Junta de Andalucía, Martín Soler, apoyando iniciativas científicas de verdad!. Nosotros, de todos modos, continuamos con nuestras investigaciones en el Programa "Las Huellas de la Memoria", que iniciamos oficialmente en 2.006, gracias al apoyo de numerosos colaboradores y entidades. Para que haya una auténtica democracia, la Ciencia tiene que llegar a toda la población, no es una materia sólo elitista. Ahí dejó Toharia la primera parte.






Para ello cabe instar a los poderes públicos a poner en marcha todo tipo de programas, actividades y recursos de comunicación social de la ciencia. Y cabe invitar a la industria y a la comunidad científica a corresponder a la demanda social de información que continuamente se manifiesta. Y se debe exigir de los medios de comunicación una respuesta activa a dicha necesidad de información.




Y la universidad misma, en la que confluyen tantos intereses sociales y educativos imprescindibles en una sociedad moderna, debe integrar en su actividad la necesaria difusión de los conocimientos que va generando y difundiendo. En cuanto a la propia actividad científica, ¿quién debe poner límites a la investigación? ¿Es aplicable el método científico a la actividad política? ¿Es útil? ¿Es necesario el conocimiento científico para que el ciudadano construya su filosofía de la vida? ¿Tenemos razones para afirmar que la Ciencia es parte de la Cultura? ¿Qué necesidad tienen los científicos de compartir la base de sus saberes con el resto de la sociedad? Y así sucesivamente.




Las preguntas se acumulan; las respuestas no son nunca sencillas. Por ejemplo, método científico y actividad política: mientras que la Ciencia persigue la verdad verificable, y lo hace (o debe hacerlo) siguiendo un método riguroso y exigente, además de escéptico y desapasionado, por el contrario en política las votaciones no buscan la verdad sino una especie de gestión pacífica. Y quizá se pueda afirmar, como suele hacerlo Jesús Mosterín, que la Cultura es la transmisión cerebral (casi por contagio) de la información social (horizontal) y de la herencia genética (vertical). En suma, toda la Ciencia es Cultura, pero no toda la Cultura es Ciencia. Y si la cultura puede ser (Sánchez Ron) “el conjunto de prácticas y tradiciones que posee la sociedad”, es evidente que “el conocimiento científico es el impulsor de los cambios sociales” (Snow, 1959). Lo que no impide que exista aun un inmenso abismo entre las dos culturas, mutuamente incomprendidas.



La humanidad de hoy convive, no siempre en armonía, con los avances tecnológicos. Quizá si incrementáramos el nivel de cultura científica y tecnológica crecería en paralelo la comodidad con laque se vive el progreso. Para ello, ¿es necesaria la escuela? Einstein afirmaba que educación es todo lo que queda cuando se ha olvidado todo lo aprendido en la escuela. ¿Se podría decir que “la educación es como el vino; siempre queda el poso”?... Parece indudable que la ciencia aporta a la cultura curiosidad, deseo insaciable de saber y comprender, escepticismo, racionalidad, universalidad (válido para todos, conocimiento objetivo de todo), comunismo (pertenece a todos) y provisionalidad. En cambio, la necesidad de la seguridad, que es una necesidad vital ligada a nuestra existencia que sabemos efímera, genera fundamentalismos y dogmas. Por ejemplo, la idea del alma espiritual y eterna... O la creencia en una vida después de la muerte...
La ciencia, en cambio, no busca absolutos sino comprensión racional, debido al espíritu crítico y a
la creatividad que la sustenta. La Cultura Científica podría resumirse en “las cuatro Ces”: Curiosidad, Crítica, Constancia y Creatividad. A las que Albert Baez suele añadir una quinta C: Cariño (en inglés tiene quizá más sentido “Compassion”). Es obvio que un pueblo más culto –en lo artístico-literario pero sobre todo en lo científico- técnico- es más difícilmente presa de los engañabobos.




Una persona es tanto menos boba –extremadamente crédula y fácil de engañar- cuanto
más culta... El auge de las seudociencias, de lasmancias de todo tipo no es más que la muestra de la incultura científica de la sociedad que las tolera e incluso las fomenta. ¿Cómo combatir la desinformación y la incultura? Existen algunas herramientas. Permítaseme explorar una de ellas, el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe, de Valencia, que me honro en dirigir. Visitaron este museo, en sus tres primeros años de funcionamiento, diez millones de visitantes. El espectacular edificio de Calatrava habrá influído, sin duda, en semejante afluencia, tan extraordinaria como imprevista; pero no es menos importante la impresión, generalizadamente favorable, que se lleva el visitante del contenido expositivo que alberga el centro. Única y exclusivamente dedicado a la promoción de la cultura científica a través de exposiciones temporales y actividades de todo tipo.
Desde hace tiempo, existen en el mundo numerosos ejemplos de museos de ciencias, que podemos
agrupar, con todos los matices que se quiera, en sólo dos categorías: por una parte, los museos
“objetuales”, cuyo discurso expositivo se articula en torno a colecciones de objetos muy valiosos,
que debemos conservar para admiración y estudio de las generaciones futuras. Y por otra, los museos o centros de ciencia “conceptuales”, en los que el discurso se centra en los conceptos que se le transmiten al visitante a través de experimentos que él mismo realiza, a su libre antojo, en un recorrido arbitrario, incluso divergente, por distintos elementos relacionados con la ciencia. El museo interactivo de Valencia, siguiendo la pionera línea del “Exploratorium” de San Francisco, se encuadra en este último grupo. Los museos basados en objetos valiosos han de mostrar su contenido de manera ordenada, clasificada. Su tentación es enciclopedista, es decir, capaz de mostrar todo lo que se sabe, hasta donde se sabe. Y con un orden clasificatorio siempre impregnado de arbitrariedad, eso si, revisable con el paso del tiempo. Son museos, pues, que muestran a minorías objetos minoritarios: en ellos, la formación del individuo que los visita es formalmente educativa.






En los museos interactivos la filosofía es muy otra. No hay ni clasificaciones, ni salas especializadas, ni lecciones que dar o tomar... No hay, en definitiva, ningún tipo de enseñanza formal de las ciencias. Al contrario; se apela a una formulación abierta cuyo objetivo es enriquecer el enfoque educativo no formal, fomentando la participación libre del visitante, creando corrientes de comunicación abiertas a la divergencia. Su esencia radica en la libertad para manipular, que conduce a una interacción no solamente manual sino también intelectual y afectiva. En estos museos, la formación del individuo es esencialmente cultural. Porque la ciencia también es cultura...
Quizá sea eso lo que explique el éxito de público que suele acompañar a estos centros interactivos.
Y es que la curiosidad, a menudo teñida de inquietud, de los seres humanos tiene aquí un lugar idóneo para expresarse. Muchos visitantes llegan con determinadas preguntas; y lo maravilloso
no es tanto que encuentren respuestas –alguna, sin duda, encontrarán- sino que durante su visita descubran cómo buscar dichas respuestas mientras se plantean nuevas preguntas. Así es como aparece un lema aplicable a estos centros de difusión de cultura científica, menos famoso que el “Prohibido no tocar” -tan conocido como provocador-, y que podría formularse así: “Al salir se suelen tener más preguntas que al entrar”. Señal inequívoca, por cierto, de que aumenta el conocimiento.







Es decir, que se incrementa el nivel cultural del visitante... La ciencia, en su actividad de incesante investigación, acaba siendo académica, exhaustiva, rigurosa, pero también especializada y segmentada de manera cada vez más vertical. Todo ello podría englobarse en la siguiente afirmación, dicho sea también con buen humor: “la Naturaleza no tiene la culpa de que el hombre inventara las asignaturas”. En cambio la cultura científica busca objetivos horizontales, válidos para todos los públicos. Por eso los contenidos de un enfoque cultural de la divulgación huyen de lo curricular, de la ordenación sistemática. Todo esto suena revolucionario; y, sin duda, lo es. Sobre todo si se tienen en cuenta otras características de la difusión de la cultura científica como, por ejemplo, la necesidad de un estilo abierto, que haga sentirse protagonista al receptor del mensaje.




O el ambiente activo y lúdico –a veces ruidoso, por qué no- y su carácter popular, incluso divertido–una vez más, por qué no-. La cultura científica no tiene por qué ser ni aburrida ni difícil. Creemos que se trata de un planteamiento eficaz, porque pensamos que “la ciencia es divertida”. La ciencia, entendida como esa cultura científica que deberíamos compartir todos para sentirnos un poco más cómodos en el mundo que nos ha tocado vivir, debe poder ser disfrutada por todos. En nuestro museo, las exposiciones prestan especial atención al fomento y al desarrollo de actitudes tales como la curiosidad y el espíritu crítico, claves para la interpretación racional del Universo y la Naturaleza. Y esenciales como motores de la cultura científica y tecnológica. Los divulgadores de la ciencia persiguen, en sus trabajos en los medios de comunicación o bien en las exposiciones de los museos interactivos, un objetivo quizá demasiado amplio pero sin duda estimulante: intentan provocar en las personas muy diversas situaciones que les lleven a desarrollar valores como la curiosidad, la creatividad, el espíritu crítico o la constancia. Que les inviten a definir, clasificar, extrapolar, formular hipótesis, identificar variables o comprobar modelos. Que les fuercen a medir, leer gráficas o manejar instrumentos. Que les hagan pensar en los ecosistemas, las interacciones, los materiales, las fuentes de energía... 22 Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2004 (12.1) En última instancia, la cultura científica debe difundirse a todas las personas, sin distinción de edad ni de nivel educativo. Para que dichas personas vivan un poco más cómodas en el mundo de hoy, para que tomen sus propias decisiones de manera informada y crítica.
Para que, en suma, sean un poco más libres.




Manuel Toharia es colaborador del Programa de Investigación "Las Huellas de la Memoria", Físico, Director Científico de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia

lunes, mayo 11, 2009

LA CIENCIA TAMBIÉN ES CULTURA PARA SANLÚCAR DE BARRAMEDA (I)




"Desde hace muchos milenios, el ser humano se ha venido distinguiendo de sus parientes más próximos, los primates evolucionados, por su inagotable capacidad para preguntarse cosas, incluso las más peregrinas (es decir, las más inútiles para el fin esencial de un ser vivo, que es reproducirse y morir)."-comienza Toharia-. Desde Sanlúcar un nutrido grupo de científicos, colaboradores en muy diferentes disciplinas estamos realizando un ingente esfuerzo para investigar cuestiones referidas a Sanlúcar de Barrameda y el mundo de Doñana. Manuel Toharia nos facilita esta extensa pero interesante reflexión para "democratizar la ciencia". Sanlúcar de Barrameda no se puede permitir seguir en un atraso contínuo en cuanto a cultura, ciencia y educación. Esas son las grandes bases para que haya un desarrollo.





Y, lo que aun parece más importante, el ser humano ha sido capaz de poder interrogar sobre esas mismas cosas a su entorno natural. Podríamos decir que lo que hoy llamamos ciencia es, en esencia, el resultado de esa actividad inquisidora y en múltiples direcciones, curiosa y generadora de respuestas que, con el paso de los años, nos han proporcionado ventajas sobre el medio, casi siempre hostil, en que desarrollamos las actividades básicas que compartimos con todos los seres vivos: crecer, reproducirnos y morir. Estas ventajas nos han permitido, de manera creciente, hacer bastantes cosas al margen de ese cometido básico; por ejemplo, crear arte o inventar máquinas...
Desde sus comienzos, esta actividad científica –aun definida de manera tan simplista en aras de
una mejor comprensión- tuvo dos vertientes: la meramente curiosa –“¿por qué el cielo es azul? ¿qué son esas lucecitas que se ven sólo de noche encima de nuestras cabezas? ¿por qué se caen las hojas de los árboles cuando viene el frio ¿de qué están hechas las nubes?...”-, que hoy está en la base de lo que llamamos ciencia básica. Y luego está la que puede tener algún tipo de aplicación práctica –“si remuevo la tierra antes de echar una semilla de planta comestible y la riego después, crece más deprisa”-, que da lugar a algún tipo de técnica, al nacimiento de las herramientas, a lo que hoy llamamos ciencia aplicada.



Con todo ese conjunto de saberes “inútiles”, o básicos –yo preferiría decir “apragmáticos”- y con
los saberes más “útiles”, o tecnológicos –prefiero “pragmáticos”-, y con los saberes que se originaron mediante las muy diversas actividades artísticas que el hombre fue inventando –saberes generalmente “inútiles” (aunque deriven inicialmente de algún sentimiento trascendente, incluso religioso, en general sólo persiguen satisfacciones estéticas o emocionales)-, la humanidad fue creando eso que llamamos Cultura. Algo que nos distingue de todos los
demás seres vivos.





Los elementos de la Cultura pueden ser intangibles –la cultura intelectual, o conjunto de los sabe-res acumulados, incluídos muchas de las manifestaciones artísticas- o bien pueden tener una expresión tecnológica muy variada –por ejemplo, la cultura instrumental, o conjunto de los elementos materiales que la humanidad utiliza directa o indirectamente en provecho propio-.
Los distintos elementos de la cultura instrumental, tomados en el sentido más amplio que se
pueda imaginar, nos permiten hoy no sólo vivir más sino mejor que nunca. Constituyen un conjunto muy diverso, y cada vez más sofisticado y complejo, que englobamos bajo el apelativo, siempre plural, de tecnologías. Y han sido generados en su mayoría durante el siglo XX, detonante de crecimientos exponenciales espectaculares: por ejemplo, y esencialmente, el
crecimiento del consumo energético y el de la población humana. Algunos autores han visto en
ese desaforado crecimiento, que nada parece detener, una nueva curva no matemática pero sin
duda muy expresiva: la superexponencial. En los inicios del tercer milenio dicha forma de crecer
supone un impacto creciente, percibido por algunos incluso como insostenible, sobre el medio
ambiente.
Al margen de la cultura instrumental, que quizá se inició con el arado y que hoy viene bien simbolizada por el chip de silicio, está la otra cultura, la que incluye los conocimientos y las manifestaciones científicos, artísticos y literarios. Lo malo es que se ha venido considerando tradicionalmente que la cultura es sólo la que se refiere a las distintas manifestaciones artístico-literarias, que algunos encuadran dentro de lo que se suele llamar “humanismo”.




Craso error, maldita dicotomía que es jaleada por algunos escritores de la generación del 98 –el
“que inventen ellos” de Unamuno todavía colea-, y que aun pervive hoy día. Es obvio que la cultura sólo lo es plenamente si incluye, en igualdad de condiciones, a los elementos
propios de la ciencia, tanto básica como aplicada;es decir tanto al conocimiento per se como a sus
distintos desarrollos tecnológicos. Por eso parece urgente promover la cultura científica en la sociedad, procurando que todas las personas lleguen a conocer, comprender, utilizar y disfrutar la ciencia en el máximo grado posible, en el convencimiento de que se trata de un elemento indispensable para la formación integral de las personas y su capacidad de participación democrática.




Manuel Toharia, es colaborador del Programa de Investigación "Las Huellas de la Memoria"

lunes, abril 13, 2009

PRÓXIMO REPORTAJE SOBRE LOS GRAVES RIESGOS DE "LA NORMALIZACIÓN" DE UN GRAN NÚMERO DE ADOLESCENTES QUE HAN ADQUIRIDO PELIGROSAS CONDUCTAS SOCIALES

En esta semana presentaremos con la colaboración del Proyecto Hombre y otros especialistas los programas que estamos siguiendo para apoyar la corrección de graves problemas de conductas en adolescentes que se exponen día a día a edades más tempranas al consumo excesivo de tóxicos, problemas de convivencia y de adaptación social.
Para ello contamos con la inestimable colaboración del Doctor Luis Bononato, El Juez de Menores Emilio Calatayud y el Psiquiatra Luis Rojas Marcos, entre otros.

Manuel J. Márquez Moy (Miembro del Observatorio Internacional de Justicia Juvenil)

viernes, abril 10, 2009

CONTRADICCIONES SOBRE LA RESURRECCIÓN DE JESÚS

El Stmo. Cristo de los Milagros y María Stma de las Penas, paso procesional que desfila por las calles de Sanlúcar de Barrameda los Miércoles de la Semana Santa Católica.










Antonio Piñero nos vuelve a plantear un asunto de interés para creyentes y no creyentes de la religión Cristiana,dentro de sus diferentes ramas: catolicismo, ortodoxos, evangélicos, mormones... Aprovechando estos días, uno de los especialistas de mayor relieve a nivel internacional sobre los orígenes primitivos del Cristianismo y la Filología primitiva de los Testamentos de de la Biblia, los Apócrifos, Gnósticos, nos remite este artículo.





Algunos colegas, investigadores, han escrito ya reclamando la atención de sus lectores sobre las contradicciones que muestran los escritos evangélicos en sus relatos sobre tan magno acontecimiento para el cristianismo.
Ciertamente es así, y las contradicciones de los Evangelios al respecto es lo primero llama la atención. Pero no voy a comentar este hecho, por lo demás obvio y fácilmente comprobable con papel y lápiz, sino otros aspectos en torno a la creencia en la resurrección de Jesús, sobre todo los que afectan a la primera historia del grupo cristiano. Por ejemplo: ¿cómo es posible y por qué esos relatos pueden ser contradictorios siendo -como era- para la comunidad primitiva tan importante el hecho, o la creencia, en la resurrección del Maestro?

Algunos comentaristas han pensado que tal pregunta no tiene importancia ninguna. La resurrección es un mero fenómeno subjetivo de alucinación psicológica, sufrido bien por algunos miembros de la comunidad, bien por pequeños grupos de ella. Pero en la metodología de la historia antigua la hipótesis de la alucinación por motivos de ardiente deseo de que algo ocurra puede explicar lo ocurrido, pero lo explica sólo superficialmente. Puede ser también tarea del historiador aclarar por qué surge precisamente la creencia en la resurrección e intentar explicar por qué el pretendido hecho esté atestiguado por diversos personajes diferentes -según las narraciones- y de modos tan distintos y tan divergentes.
En mi opinión puede explicarse la creencia en la resurrección de Jesús como surgida por la intensidad del afecto hacia su persona entre las mujeres –no los varones- del grupo de seguidores de Jesús, afecto parecido al de una mujer que ha perdido a un hijo muy querido, o un esposo con el que se llevaba muy bien y que le ha sido arrebatado súbitamente. En momentos de soledad, llanto, sensación de desamparo, etc. muchas de esas mueres “hablan” con el difunto como si aún estuviese presente, o lo “sienten” cerca de sí.







Pienso que fue entre algunas de esas mujeres, con una personalidad media mucho más afectiva que las de los varones seguidores de Jesús- entre las que se suscitó la primera conciencia de que Jesús estaba vivo entre ellas. Las narraciones evangélicas tanto de los Sinópticos, como las del Evangelio de Juan implican a mujeres siempre en los relatos de la tumba vacía o en la primera aparición de Jesús (Jn 20). Así pues lo que debieron sentir al principio debió de ser algo así como que ¡Jesús continuaba vivo espiritualmente entre ellas que lo habían amado y admirado tan intensamente!




Cristo de la Redención, perteneciente a la Hermandad del Silencio en Sanlúcar de Barrameda











Que nadie interprete, por favor, estas afirmaciones como expresión de antifeminismo o profeminismo. En absoluto. Sólo insisto en el origen psicológico de la creencia en la resurrección de Jesús, y que en este ámbito la afectividad desempeña un papel muy importante. Y luego recalco lo que es obvio: la afectividad desempeña en momentos trascendentes de la vida un papel más preponderante entre las mujeres que entre los varones. Se trata de una simple observación fácilmente constatable en la vida ordinaria. Y, en segundo lugar, insisto en la afectividad como origen de la creencia, porque ello me ayudará luego para explicar un tanto el por qué de las tradiciones tan divergentes sobre la resurrección.







En el siglo I en Palestina una de las maneras de expresar este sentimiento era afirmar que el muerto había resucitado. En unos momentos en los que se creía en continuos milagros, viajes celestes, raptos del alma, apariciones de seres sobrenaturales, misiones de ángeles, etc., era ésta una idea perfectamente plausible. Parece claro que el sentimiento de que Jesús seguía vivo, pudo expresarse como que había resucitado, y que comenzó ciertamente en el grupo de las mujeres, pues los Evangelios indican que los varones no las creyeron y que se resistieron en general a admitir la posibilidad del hecho.







Ahora bien, si se examinan más a fondo los relatos y las explicaciones del Nuevo Testamento sobre la resurrección se observará que hay dos maneras fundamentales de “describirla”. Hay un pluralismo de interpretaciones en el nivel de los datos bíblicos.
• Una manera hace ciertamente referencia al cuerpo físico. Lo expresa con claridad el discurso de Simón Pedro en los Hechos de los apóstoles 10,39-41: “Ellos, los judíos, lo mataron colgándolo de un madero; pero Dios lo resucitó al tercer día e hizo que se manifestase; no a todo el pueblo sino a nosotros, que fuimos escogidos por Dios como testigos, que comimos y bebimos con él después de que resucitara de entre los muertos”.





Talla de alto valor artístico del Cristo Yacente de la Hermandad del Santo Entierro de Sanlúcar de Barrameda

La metáfora que está detrás de esta concepción general de la resurrección de entre los muertos es despertar del sueño y levantarse. el significado central de este símbolo es la restauración de la vida a Jesús. El símbolo comunica que él está vivo con una nueva vida por el poder de Dios. “Este símbolo significa la completa restauración a la vida de Jesús de Nazaret en cada nivel de su ser”.
• La segunda concepción de lo que pasó a Jesús en su muerte es bastante diferente. Se expresa con los vocablos de “exaltación” o “glorificación” y esta idea se halla también en diversos textos del Nuevo Testamento. Así en 1 Tim 3,16: Jesús fue “exaltado a la gloria”, o en el himno cristológico de Filipenses 2, 6-10, muy conocido: aquí se desarrolla sólo el contraste con el descenso, la humildad y la condición terrenal de Cristo aquí abajo, y se describe el destino de Jesús como ascenso, glorificación, como un estar con Dios arriba, una exaltación. Con otras palabras a estas expresiones del segundo tipo no les preocupa la resurrección del cuerpo –no la mencionan prácticamente nunca- sino el estado de gloria de Jesús después de la acción de Dios tras su muerte: Jesús se revela entonces como exaltado a otro ámbito.







Si se comparan las dos expresiones sobre la resurrección, vemos que en lo único en lo que coinciden es que Jesús no permaneció como un ser normal en poder de la muerte. La creencia en una resurrección física hace hincapié en Jesús es restaurado a la vida con su cuerpo (puede incluso comer con ellos: Jn 21, 12). Por el contrario, la creencia en su exaltación lleva a Jesús fuera de este mundo a otro mundo, donde no se habla de cuerpo ni de apariciones.
Esta doble manera de expresar la nueva vida de Jesús me lleva a una consideración: es muy posible que la primeras creencias sobre la resurrección de Jesús no fueran precisamente creencias en la resucitación de su cuerpo, sino simplemente creencias en que Dios lo había trasladado junto a sí a otro ámbito de vida diferente.






En otras palabras: al no pensarse en su resurrección corporal propiamente, sino en su vida espiritual diferente en el cielo, las expresiones y divergencias en la expresión cómo fue la resurrección de Jesús son pequeñas. Se está hablando –por un lado- de una manera sencilla: este modo simple e intelectual de interpretar la resurrección puede ser el más espontáneo aunque -por otro lado- parezca más bien teológico e intelectual. Los que así lo creyeron insistirían en el aspecto más espiritual que hemos apuntado antes: el estado de exaltación y elevación de Jesús a la diestra del Padre. Es este tipo de interpretación se recoge sobre todo en textos del Nuevo Testamento fuera de los Evangelios.
Y pienso que es posible que la idea de una resucitación corporal de Jesús tuviera lugar sólo en un segundo momento. Y aquí, como entra en juego lo físico del cuerpo de Jesús resucitado, la imaginación de cada uno de los creyentes en ese tipo de resurrección permite que se exprese de maneras muy diferentes.






Este hecho explica la disparidad de tradiciones sobre este “evento”: tras un período de dudas que se apoderara pronto del grupo apiñado en Jerusalén la idea de que el Maestro seguía vivo de algún modo: la vivencia era la misma en todos los que pensaban en este segundo tipo (la creencia en la resurrección corporal), pero la expresión de esa vivencia (las tradiciones que hablan de ella) se realizó por personas diferentes y en lugares diferentes, allí donde se creía haber gozado de una aparición del Resucitado… en Emaús, en Jerusalén, más tarde en Galilea….




Este hecho se explica porque la vivencia era común: ha resucitado Jesús corporalmente. Pero se generaron tradiciones muy dispares porque cada uno contaba su experiencia como le parecía, lo que dio origen a líneas diversas de tradiciones y leyendas complementarias; por ello los relatos de las apariciones son tan diferentes y contradictorios: son personales. Así surgen manifestaciones subjetivas de apariciones muy dispares. Unos afirmaban que Jesús se había presentado ante ellos como dotado de un cuerpo etéreo y casi transparente, que podía atravesar las paredes (Lc,24,36-37); otros que lo habían visto como un cuerpo real que podía comer (Jn 21,12) y ser palpado (Jn 20, 17.25). Poco a poco a estos relatos de apariciones se unieron otras historias –también provenientes de diversas personas y por tanto diferentes— acerca de la tumba vacía de Jesús.







Este tipo de tradiciones se recogen sobre todo en los Evangelios porque estos escritos insisten ante todo en los datos “biográficos” sobre Jesús. Las contradicciones en los relatos hace que muchos de los historiadores del cristianismo primitivo piensen que es imposible que la creencia en esta resurrección se generase en Jerusalén: un grupo cohesionado y pequeño no pudo dar lugar a tradiciones tan dispares y contradictorias. Pero este mismo argumento es válido para negar su nacimiento en cualquier otro lugar, Antioquía por ejemplo. Así pues, no es imposible que estas tradiciones referidas al cuerpo resucitado se generaran en el lugar donde había muerto Jesús.




Volviendo al comienzo de nuestras reflexiones, sugiero en conclusión que la resurrección de Jesús -desde el punto de vista de las posibilidades psicológicas de reconstrucción que nos permiten los textos neotestamentarios- no fue pensada por los primeros cristianos de un modo igual:
• Unos, probablemente, no pensaron en una resucitación corporal, sino en un traslado espiritual del alma o espíritu de Jesús al ámbito de Dios.
• Otros por el contrario, y de un modo más popular y menos teológico, se imaginaron la resurrección de un modo totalmente físico: resucitó el cuerpo y alma de Jesús.






Y sostengo que fue sólo esta segunda línea de interpretación de la resurrección la recogida en los Evangelios, y la que da origen a muchas historias legendarias de apariciones… que no pueden tomarse al pie de la letra. Los antiguos sí las creían al pie de la letra. Pero hoy debemos quizá interpretarlas como símbolos de una creencia que se expresa según los patrones culturales de la psicología propia o del entorno. Los que los tenía más elevado, lo expresaba más “teológicamente”. El que los tenía menos, expresaba su creencia con patrones más populares.
Para el historiador de hoy lo único que importa es señalar que sin la firmísima creencia en que Jesús seguía vivo entre sus discípulos, que él había resucitado, no se explica el origen del movimiento de sus seguidores, un movimiento religioso que en pocas decenas de años iba a formar una constelación teológica que pronto podría considerarse una religión diferente a la del judaísmo.



Antonio Piñero es colaborador del Programa de Investigación "Las Huellas de la Memoria"

miércoles, abril 08, 2009

MEDIO AMBIENTE CONFIRMA LA CRÍA DE LA AVUTARDA COMÚN EN CÁDIZ 9 AÑOS DESPUÉS DE LA ÚLTIMA REPRODUCCIÓN OBSERVADA


Un ejemplar de Avutarda (Otis tarda)
El año pasado se observaron 4 ejemplares de esta ave que se dio por desaparecida en la provincia en 2006 y cuya población actual es de 359 individuos en Andalucía . De cualquier modo, las consideradas aves esteparias han sufrido durante este último decenio una regresión significativa en sus poblaciones. Especies como alcaravanes, ortegas, grullas, gangas y otras muchas han dejado de verse incluso en lugares que eran habituales dentro de su ecosistema estepario de amplias planicies de baldíos, campos de cereales y grandes fincas agrícolas. Sólo un buen número de codornices y perdices han mantenido el tipo, además de aves insectívoras como las tarabillas, calandrias, trigueros, bisbitas.


La Consejería de Medio Ambiente ha confirmado que el pasado 2008 se produjo la cría en libertad de la avutarda común en el medio natural de la provincia de Cádiz, circunstancia alcanzada nueve años después de que se observase por última vez en la zona la reproducción de esta especie amenazada. Los técnicos han logrado determinar la presencia de al menos cuatro ejemplares en la provincia gaditana, dos hembras y dos machos –uno de los cuales es una cría- lo que confirma la mejoría de las poblaciones de esta ave ya apuntada desde la primavera de 2007 con la localización de varios ejemplares adultos.

La actuación de seguimiento desarrollada el pasado año se engloba dentro del ‘Programa de actuaciones para la conservación de las aves esteparias en Andalucía’, estrategia puesta en marcha en 2004 que ha permitido conocer el estado poblacional de esta especie y rescatarla de la situación de fuerte retroceso en la que se encontraba, y del plan de seguimiento de fauna silvestre amenazada. Esta circunstancia había dado lugar incluso a que la avutarda común llegase a considerarse desaparecida de la provincia de Cádiz tras producirse en abril de 2006 en La Janda la muerte de un macho adulto controlado, por entonces el único ejemplar conocido.



Una vez frenado el descenso en el número de ejemplares, tras la declaración de especie como protegida y catalogada de amenazada y la ejecución de actuaciones para la conservación de la misma, la población global a nivel andaluz se estima actualmente en unos 359 individuos, 107 machos y 252 hembras. Además, los datos obtenidos el año pasado invitan al optimismo puesto que han reflejado un cambio de tendencia en el que tradicionalmente ha sido uno de los mayores factores de riesgo para la especie: la baja tasa reproductiva. En 2008 no sólo se ha registrado el mayor índice de productividad conocido en la comunidad autónoma, sino que se ha constatado el éxito reproductivo en todos los núcleos andaluces de avutarda común (Córdoba, Sevilla, Jaén, Huelva y Cádiz).

Por otro lado, la Consejería de Medio Ambiente, con la ayuda de agricultores y propietarios, está desarrollando en Cádiz distintas actuaciones de mejora para asegurar la conservación de la diversidad biológica asociada a los hábitats estepáricos. La firma de convenios de colaboración con propietarios de fincas está permitiendo paliar el deterioro del hábitat de la avutarda común, hecho motivado por circunstancias como la intensificación agrícola, la pérdida de linderos y del mosaico vegetal o la fragmentación causada por las grandes infraestructuras. Esta problemática dificulta a los ejemplares existentes el acceso al alimento, les obliga a realizar mayores desplazamientos y les ocasiona diversas molestias durante el periodo reproductivo, motivo por el que se considera prioritaria una intervención en este sentido.

Otras de las causas que han generado el fuerte declive de la población de avutardas, experimentado años atrás en la campiña gaditana y en el resto de Andalucía, está relacionado con la práctica de la caza furtiva, el choque con tendidos eléctricos que afecta a los machos principalmente lo cual ha producido una disparidad de sexos a favor de las hembras.
Manuel J. Márquez Moy/Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía

martes, marzo 31, 2009

EL CASO DE SANLÚCAR DE BARRAMEDA Y DOÑANA














La antigua casa salinera de Santa Teresa en las Marismas de Bonanza y un hermoso paisaje de un caño con toda una espesura de barrón (Spartina densiflora)

Nuestra área de actuación se ve condicionada por la presencia de un parque natural que se encuentra en el ámbito de Doñana y las respectivas Marismas del Guadalquivir.
Sanlúcar de Barrameda ha sido una población que tradicionalmente ha consumido durante siglos los recursos naturales que el Coto de Doñana ofrecía. No olvidemos que la capital del Ducado de los Medina Sidonia hasta mediados del siglo XVII estuvo precisamente en Sanlúcar, aunque la influencia de esta casa nobiliaria tuvo gran repercusión en la zona que nos ocupa hasta principios del siglo XX, un período de tiempo largo si nos remontamos a los orígenes del linaje de los mismos, la época de los Guzmanes, allá en el siglo XIV, cuando se crea el Condado de Niebla. Y es que en la otra banda del río existían posesiones de la Casa de Guzmán, de los señores de Sanlúcar, desde el 9 de Octubre de 1.369, que es cuando se crea el Condado de Niebla, primer título nobiliario que los reyes de Castilla conceden a un andaluz.

Estas tierras de la otra banda del río se completaron con la adquisición de Almonte en 1.450 por la misma Casa de Guzmán, instituyéndose por vez primera el conocido camino de Sanlúcar a Niebla (Huelva), o camino Condal que cruzaba el Coto que más tarde se llamaría de Doñana, y por el que transitaban viandantes, carruajes, jinetes y rebaños de ganado, sobre todo sanluqueños que se dedicaban a aprovechar los recursos de estos montes con el permiso expreso de los Guzmanes. Este camino Condal, se convertiría no muy tarde en el hoy famoso Camino del Rocío que aprovecha esta Cañada Real que va desde Las Marismillas a la aldea de El Rocío para realizar sus romerías y peregrinaciones. Es decir, estamos hablando de un período de seis siglos aproximadamente en los que Sanlúcar, a través de esta casa nobiliaria son propietarios del Coto de Doñana. Madera, carbón, leña, miel, aves y otros animales, son muchos de los recursos que han aprovechado los sanluqueños del hoy Parque Nacional, o Espacio Natural de Doñana.

Y por otro lado tenemos las zonas de la Algaida y las Marismas de Sanlúcar, lugares de contínua actividad por parte de la población sanluqueña. Actualmente esa vinculación directa de aprovechamiento económico tradicional ha sido sustituída por la hoy llamada industria turística, principalmente desde que el Coto de Doñana fuera declarado parque nacional en 1.969, lo que ha conllevado numerosas restricciones para los usuarios y lugareños; e igualmente en el caso de la Algaida y las marismas de Bonanza, que fueron declaradas parque natural en 1.989, aunque en este caso con limitaciones con respecto a su uso, menos severas que en el parque nacional.


La flor del Jaguarzo en el Pinar de la Algaida
Por lo tanto, contamos con todo un territorio reservado para mantener la biodiversidad de unos ecosistemas necesarios para nuestra supervivencia en el planeta, pero que se encuentra inmerso en un entorno social que no termina de asimilar y asumir (cuestión de educación) el significado que tienen estas labores de conservación que se vienen ejerciendo en estos espacios naturales protegidos.


Si se quiere conservar el Espacio Natural de Doñana, la sociedad más próxima a estos enclaves necesita comprender que estas zonas protegidas por intereses ecológicos pueden convertirse en auténticos motores del desarrollo de la zona, pero mientras que esta compleja idea se madura actuando en diferentes frentes, habrá que gestionar las compensaciones que la Administración debe ofrecer a las poblaciones que viven influenciados por la protección de estos espacios naturales.

La vera de la Marisma de Sanlúcar tapizada de manzanillas
La ética conservacionista no es aún un argumento suficiente para que la sociedad se ocupe de vivir en armonía con los parques nacionales o naturales con los que políticos y científicos “colonizan” las tierras de ciertos municipios. O dicho de otro modo, crear y mantener una calidad de vida por medio de espacios naturales protegidos en territorios con una economía deprimida cuesta dinero. Un dinero que no se puede exigir por ahora a los habitantes de estos municipios que se ven “invadidos” por este “nuevo colonialismo ecológico”. Evidentemente esta es la perspectiva general con la que los municipios han venido observando la política de conservación llevada a cabo en este territorio de la comarca de Doñana durante estos últimos cuarenta años.

Si además la misma comunidad internacional está interesada en conservar el patrimonio ecológico y cultural del mundo de Doñana, refrendada por la UNESCO con la declaración en 1984 del Parque Nacional como Reserva de la Biosfera, y en 1.994 como Patrimonio de la Humanidad, la contrariedad entre los habitantes del entorno aumenta, ya que éticamente van asumiendo la importancia de contar en su territorio con estas reliquias, pero no ven la rentabilidad económica que posibilite la prosperidad del municipio. De ahí el rechazo progresivo de Sanlúcar de Barrameda a participar en la política de gestión de Doñana, puesto de manifiesto, por ejemplo, en su autoexclusión del Plan Director Territorial de Coordinación de Doñana (PDTC) en 1.996, aunque este hecho dé lugar a diversas interpretaciones en las que no vamos a entrar.
La belleza inacabable de los paisajes marismeños no son argumentos suficientes para conservar estos paisajes. Los habitantes del entorno no terminan de asimilar la importancia de estos espacios y cómo se puede compaginar con el desarrollo, y más en lugares tan deprimidos económicamente como Cádiz y Huelva.___________________________________________________________________
También es cierto que Sanlúcar de Barrameda no ha sabido o no ha sido capaz de ver en Doñana un valor añadido para el desarrollo del municipio, aprovechado únicamente en muy contadas ocasiones como un reclamo turístico. Actualmente las zonas protegidas en Sanlúcar de Barrameda (Parque Natural) y el conjunto de la población está recibiendo ciertas atenciones promovidas por la Administración, que se concretan en la puesta en marcha de rutas fluviales a través de una embarcación turística, el Real Fernando, el Centro de Interpretación de Doñana, hoy totalmente infrautilizado, dependiente de EGMASA, y el Centro de Recepción de Doñana “Fábrica de Hielo”, que también ha agotado su interés, que gestiona la Junta de Andalucía. Y por otro lado tenemos el “Plan de Dinamización Turística” , fruto del desastre ecológico de la rotura de una de las balsas de las Minas de Aznalcóllar (Abril 1.998), que ha tenido graves repercusiones en la imagen de nuestra ciudad , además de las actuaciones que recientemente están tratando de realizar la Fundación Doñana 21 para agilizar la economía sanluqueña fomentando el desarrollo sostenible en el entorno de Doñana, sin ninguna trascendencia.
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Manuel J. Márquez Moy, Coordinador del Programa de Investigación "Las Huellas de la Memoria"

jueves, febrero 12, 2009

URGENTE: REFUNDACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS, por Federico Mayor Zaragoza










Federico Mayor Zaragoza, luchador incansable de los Derechos Humanos.








El Presidente de los Estados Unidos Woodrow Wilson, al finalizar la Primera Guerra Mundial, decidió, en el mes de diciembre de 1918, que el horror de la guerra que acababa de terminar no debería volver a producirse, y estableció, en el Convenio para la “paz permanente”, la Sociedad de Naciones para “un nuevo orden basado en el dominio de la ley fundada en el consentimiento de los gobernados y apoyada por la opinión organizada de la humanidad”. Por desgracia, prevaleció, debido a la presión de los productores de armamento, el secular adagio que establece que “si quieres la paz, prepara la guerra”. Y llegó la Segunda Guerra Mundial, al término de la cual el Presidente Franklin D. Roosevelt diseñó un sistema multilateral, las Naciones Unidas, fundadas en San Francisco en 1945. El Sistema de las Naciones Unidas comprende, para secundar las actividades propias de la ONU, relativas a la seguridad internacional, organizaciones especializadas en el trabajo (OIT), en la salud (OMS), en la alimentación (FAO), en la educación, la ciencia y la cultura (UNESCO)... junto a programas y fondos relativos al desarrollo (PNUD), la infancia (UNICEF), etc.




Pero los Estados más fuertes y prósperos pronto comenzaron a recelar del sistema de cooperación y coordinación internacional, y sustituyeron por préstamos las ayudas al desarrollo, marginaron progresivamente a las diversas instituciones del Sistema de Naciones Unidas y, lo que es mucho más grave, sustituyeron los valores que debían guiar la gobernación internacional (los “principios democráticos” tan bien establecidos en la Constitución de la UNESCO y en la Declaración Universal de los Derechos Humanos) por las leyes del mercado. Y los más ricos se asociaron en grupos (G7, G8) sustituyendo la democracia que representa el multilateralismo por una plutocracia, convirtiendo al Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (“para la reconstrucción y el desarrollo”!) en instrumentos de sus políticas económicas y estableciendo a la Organización Internacional del Comercio (OIC), en los años noventa, directamente fuera del ámbito del Sistema de las Naciones Unidas.




Al término de la Guerra Fría todo el mundo esperaba una reforma profunda de las Naciones Unidas para la democratización de las relaciones internacionales, y los “dividendos de la paz” para reducir las asimetrías sociales y favorecer, por fin, el desarrollo endógeno de los países más necesitados. No fue así y, desde el principio de la década de los noventa, el predominio de los países más ricos ha impuesto la “globalización” con la creación y aumento de grandes consorcios empresariales multinacionales, limitándose el poder –y hasta las responsabilidades!- de los Estados, con considerables desgarros en el tejido social, fomentándose la aparición de caldos de cultivo de frustración, radicalización y animadversión, que han conducido frecuentemente al empleo de la violencia y a grandes flujos de emigrantes desesperanzados. Como era previsible, han arrastrado al mundo a una situación de crisis profunda en la que aparece como único asidero el mutlilateralismo para enderezar las tendencias actuales.




En consecuencia, es urgente una reunión Extraordinaria de la Asamblea General de las Naciones Unidas para establecer los principales criterios que podrían conducir a su renovación en profundidad, dotándolas de la autoridad moral y política que son imprescindibles para hacer frente a los grandes desafíos de nuestro tiempo y de la capacidad de disponer de los recursos personales, financieros, técnicos y, cuando fuera preciso, militares, para el ejercicio de sus funciones a escala mundial. Funcionando de manera bien coordinada, el conjunto del Sistema de las Naciones Unidas permitiría la prevención de conflictos; la resolución pacífica de los mismos, cuando se presentaran; el establecimiento, mantenimiento y consolidación de la paz; el desarme; hacer frente conjuntamente al terrorismo internacional y a la delincuencia transnacional; ... al tiempo que se emplearía en resolver, como consecuencia del diálogo y acuerdo a escala mundial, las grandes cuestiones de las que depende, en su conjunto, la calidad de vida de todos los habitantes de la tierra.
“Nosotros, los pueblos de las Naciones Unidas hemos resuelto evitar a las generaciones venideras el horror de la guerra”. Así se inicia la Carta de las Naciones Unidas. Esta formulación, bien interpretada, no precisa cambio alguno.




La representación, no debería seguir siendo tan sólo de Estados –en contra de lo que establece la Carta- sino que sería imprescindible que junto a los mismos existieran representaciones de la sociedad civil (organizaciones no gubernamentales, intergubernamentales, instituciones regionales, asociaciones de ciudades, empresariales, etc.). En esa ONU refundada, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial cumplirían, junto con la Organización Mundial del Comercio -que ya sería institución propia del sistema- sus funciones originales, para procurar el desarrollo global que podría, en pocos años, mejorar sustancialmente el panorama a escala planetaria. El Consejo de Seguridad constaría, como emanación directa de la Asamblea General, con representantes permanentes y proporcionalidad de influencia en la adopción de decisiones, pero sin derecho al veto, para abordar los distintos temas principales: seguridad humana, con la misión fundamental de “evitar la guerra”; seguridad económica y social, propuesta hace tiempo por Jacques Delors, con la revitalización del ECOSOC, que durante años ha tratado casi exclusivamente temas económicos dando escasísimo espacio a lo social; y seguridad medioambiental.





Sólo de este modo será posible, rápidamente, eliminar (llevando a los transgresores ante los tribunales) los tráficos de toda índole (de armas, de drogas, de capitales, de personas!), procediendo al cierre inmediato de los paraísos fiscales, acción que sólo puede llevarse a cabo con el respaldo de unas Naciones Unidas dotadas de la autoridad y los medios apropiados. “No había medios” para el fondo contra el Sida ni para la erradicación del hambre y la pobreza y, de pronto, centenares de miles de millones para “rescatar” a los mismos (personas e instituciones) que condujeron al mundo a la dificilísima situación que atravesamos. Ahora corresponde “rescatar” a la gente, empezando por la erradicación de la pobreza mediante un gran Plan de Desarrollo Global.



La acción coordinada de las Naciones Unidas permitiría también la disponibilidad de los recursos personales, técnicos y humanitarios adecuados para asistir en las catástrofes naturales o producidas por el hombre (a este respecto se ha propuesto la existencia de los “cascos rojos” para desplazarse rápidamente a los lugares donde su presencia sea más necesaria).
El denominado “derecho a la injerencia”, incluido cuando se habla de “humanitaria”, no expresa acertadamente lo que debe considerarse un deber de la Comunidad Internacional: evitar el
genocidio, el sufrimiento inacabable, la humillación, la tortura... . En 1996, propusimos, un grupo de trabajo de la UNESCO que incluía a Bernard Kouchner y Karel Vasak, que los cascos azules se
“interpusieran” en dos situaciones: masiva y fehaciente violación de los derechos humanos (casos de Cambodia y Ruanda) e inexistencia de representación del Estado (como en Somalia, fragmentado el poder entre “señores de la guerra”). Las Naciones Unidas no pueden permitir en lo sucesivo escándalos de esta naturaleza, que afectan gravemente a la conciencia colectiva.
Es preciso refundar unas Naciones Unidas que permitan, como establecieron en 1945, tener en cuenta a las generaciones venideras. Tener presentes, muy presentes –frente a quienes tratan de subestimarlos e incluso denigrarlos- los movimientos juveniles de 1968 y los del año 2008 en Grecia. No son conflictos universitariossino sociales.

“Nosotros, los pueblos...” en lugar de “preparar la guerra” vamos a construir la paz cotidianamente con nuestro comportamiento, con la plena implicación de la sociedad civil que reclama, con urgencia, garantías de pautas democráticas y eficientes a escala global. Al nombrar a la señora Susan Rice como Embajadora ante las Naciones Unidas, directamente bajo su autoridad, el Presidente Obama ha querido claramente indicar su determinación de favorecer el multilateralismo como una parte relevante de “el nuevo amanecer”, según sus propias palabras, del pueblo norteamericano y del mundo entero. ¡Juntos, podemos!.

Federico Mayor Zaragoza, ex Director General de la UNESCO, Presidente de la Fundación Cultura de Paz, y Presidente de Honor del Programa de Investigación "Las Huellas de la Memoria".

EL VALOR AÑADIDO DE DOÑANA


Nadie pone en duda la preparación y profesionalidad de un científico como Ginés Morata. En una entrevista concedida a Efe, se muestra en mi opinión demasiado optimista, aunque bien es cierto que reconoce que Doñana sigue acosada por problemas graves. No estoy del todo de acuerdo en que las poblaciones de la Comarca, entre ellas Sanlúcar de Barrameda que mantiene una relación administrativa ambigua con lor órganos directivos del Parque, vean a Doñana como un valor añadido y hayan sabido entender en toda su dimensión la importancia internacional de este espacio de características afroeuropeas.


Por otro lado no creo que realmente esté siendo operativo el Consejo de Participación, ya que existen demasiadas opiniones enfrentadas, por lo que sigue creando un conflicto social preocupante. De ahí la necesidad de seguir trabajando desde otras perspectivas educacionales para que Doñana deje de percibirse como un lugar "colonizado por la administración pública" para crear un laboratorio enorme. Doñana debe ser un lugar para la investigación, pero no se ha llegado a transmitir realmente lo fundamental de esa función, además de otras relacionadas con la dinámica social y antropológica del territorio.




El presidente del Consejo de Participación de Doñana, Ginés Morata, ha dicho a Efe que los cuarenta años de existencia de este parque nacional han ayudado a que la población del entorno comprenda el valor económico y no solo científico o conservacionista de este espacio protegido.
EFE "Cuando empecé a ir a Doñana como estudiante nadie del entorno entendía muy bien qué era aquello y qué se pretendía hacer allí; ahora he comprobado que la población se ha dado cuenta de que Doñana no solo tiene un gran valor científico o conservacionista, sino también económico", ha señalado Morata en una entrevista con Efe.


En su opinión, la población del entorno ha asimilado que "el sello Doñana vende y que es un valor añadido a la producción de la zona". Este relevante científico, que hace cuarenta años investigaba en Doñana el alcotán, una pequeña rapaz, preside hoy el Consejo de Participación, que suma el patronato del Parque Nacional y la junta rectora del Parque Natural tras la transferencia del primero a la Junta de Andalucía en 2006 por un fallo del Tribunal Constitucional. La llegada al Consejo de este investigador del Centro de Biología Molecular (CSIC-UAM), Premio Príncipe de Asturias, Premio Santiago Ramón y Cajal o Premio Rey Jaime I, entre otros, además de Medalla de Andalucía en 2003, cambió la tendencia de que los presidentes del patronato de Doñana fuesen políticos como Alfonso Guerra, Isabel Tocino o Jaume Matas.


Morata se muestra "bastante satisfecho" de los casi tres años de funcionamiento del Consejo de Participación, integrado por unos cincuenta representantes de administraciones, entidades científicas y asociaciones sociales, económicas, sindicales y culturales vinculadas a Doñana, y especialmente satisfecho de la labor del equipo de dirección y gerencia del Espacio Natural.


"No puedo decir que estoy completamente satisfecho porque entonces no podríamos mejorar en el futuro, pero creo que a medida que el número de reuniones ha aumentado el funcionamiento ha sido cada vez es más fluido", ha aseverado. En su opinión, el Consejo no ha quedado dividido tras su última reunión, en la que una parte de sus miembros, con él a la cabeza, votaron contra el oleoducto de Huelva a Extremadura pues lo considera "una legítima diferencia de criterios".


"En esta reunión llegamos a un consenso en todos los puntos excepto en este. Considerando que en el Consejo participan representantes de instituciones políticas, administrativas y sociales de muy diversa índole, esto representa un alto grado de integración. Creo que el pensamiento único no es bueno y considero lógico que en un Consejo con tantos participantes no hubiese una posición única ante un tema tan controvertido", ha aseverado. Valora que Doñana haya crecido de las 7.000 hectáreas de la Reserva Biológica, en 1963, a las más de cien mil del Espacio Natural, ente que gestiona el parque nacional y el natural.



En el plano científico y conservacionista, el cambio operado ha sido espectacular y "sin pretender ser exageradamente optimista" Morata cree que Doñana es "el espacio natural más importante de Europa". "El papel de Doñana para el conocimiento científico es muy importante; de hecho, en la Reserva Biológica trabajan científicos de categoría internacional y científicos de varios países nos visitan cada año", ha añadido. Esta importancia, avalada con títulos como Reserva de la Biosfera o Patrimonio de la Humanidad, refuerza la posición estratégica de Doñana ante el desafío del cambio climático.


"Doñana puede jugar un papel extraordinario en la comprensión del cambio climático y de sus efectos sobre la biología, y puede convertirse en un centro de referencia mundial para estudiar este fenómeno porque en los últimos cuarenta años ha acumulado una gran documentación sobre numerosas especies", ha indicado. Aunque admite que en Doñana existen "problemas y algunos, serios", matiza que el reto de compatibilizar investigación, conservacionismo y desarrollo es "un problema clásico que se da en otros muchos sitios" y que "no hay fórmulas que garanticen nada", por lo que aboga por seguir trabajando por un desarrollo sostenible.


Manuel J. Márquez Moy, Coordinador del Programa de Investigación "Las Huellas de la Memoria"/EFE


lunes, febrero 09, 2009

“HEMOS CONSEGUIDO AMPLIAR DOS AÑOS MÁS, HASTA EL 2.012, EL PROGRAMA DE INVESTIGACIÓN “LAS HUELLAS DE LA MEMORIA”, HA ANUNCIADO MANUEL J. MÁRQUEZ MOY




Manuel J. Márquez Moy (Sanlúcar de Barrameda, 1969) es la cabeza visible del Programa de Invesigación “Las Huellas de la Memoria”, que se inauguró oficialmente en el 2.006 en Sanlúcar de Barrameda con la presencia de Federico Mayor Zaragoza y Javier Castroviejo. Aunque la labor es callada, son muchas las horas que lleva a sus espaldas este investigador, reportero, guionista, conferenciante, y experto en educación ambiental. Desde 1.983 no ha parado, con una intensa labor de compromiso social y según reconoce, de pasión por la Vida. En esta entrevista nos relata lo hecho hasta ahora en el Programa de Investigación que Coordina.

P.- ¿Cómo nació el Programa de Investigación “Las Huellas de la Memoria”?

- El Programa nace como una continuación de otro anterior denominado “Diálogos con la Naturaleza”. Intentaba analizar el desencuentro entre la sociedad actual y la Naturaleza, entendiendo ésta por los paisajes rurales y silvestres, grandes desconocidos para un 90 % de la población, según pudimos comprobar. Las Huellas de la Memoria pretende analizar qué falla para que sigamos marginando los espacios naturales y la incomprensión real que existe sobre las razones de la necesidad de conservarlos. Nació de un cabo suelto que dejó Fernando González Bernáldez y lo continué cuando falleció.

P.- ¿Qué trabajo se ha hecho hasta el momento?
- La Investigación tiene varios campos abiertos y hemos estado tanteando las raíces de la problemática entre el ser humano y el entorno, y la falta de identificación personal con la naturaleza que somos. Todavía pensamos que estamos por encima de la Naturaleza y que la hemos dominado, y estamos muy equivocados.

P.- ¿Cuando hablas como grupo a quíén te refieres?


- Bueno, la verdad que es una idea que llevo trabajando desde hace muchísimos años. Pero siempre he necesitado y he tenido la fortuna de contar con grandes profesionales que me han ayudado a interpretar y analizar la Vida. Serían incontables las personas que colaboran desde hace muchos años conmigo en todas las disciplinas. Echo mucho de menos a los que no están ya y que tanto me enseñaron, como Luisa Isabel Álvarez de Toledo, Isidro García del Barrio, Tono Valverde, Ramón Margalef, Fernando González Bernáldez, Aurelio Pérez, Félix Cuadrado “El Vigueta”.. Aunque realmente siempre los colaboradores actuales superan el centenar de grandes personas y profesionales.

P.- ¿Habéis llegado a algunas conclusiones?

- Nunca se termina. Es como cuando escribes un libro y no sabes nunca cuando está listo para presentarlo a la editora. Tengo las claves de por qué el ser humano destruye la Naturaleza, pero desmenuzadas. Me explico. Hay demasiada información, pero la sociedad no es consciente aún que necesitamos la Naturaleza, porque formamos parte de ella, y existe un porcentaje muy bajo de un compromiso activo de ciudadanos. Cuando no hay compromiso y tampoco se traduce en acción para salvaguardar incluso el caladero de Sanlúcar de Barrameda o la Casa del Marqués de Arizón, quiere decir que no hay verdadera conciencia, sino sólo información. El proceso que se produce en esa despreocupación tiene connotaciones culturales, educacionales y emocionales, lo que modernamente se conoce incluso por Neurocultura, donde el Doctor Francisco Mora nos está ayudando bastante.




P.- ¿En qué estáis trabajando ahora dentro del Programa?
- Paralelamente se va profundizando en muchos detalles que le dan sentido a los objetivos del Programa. Es como si en nuestro mundo interior se hubieran desactivado muchas cosas que nos hacían disfrutar del tiempo y de la Vida. Deciá el Economista E. F. Schumacher que necesitamos una mayor y mejor educación ante los desafíos que se nos presentaba en una sociedad que vive demasiado deprisa. Eso lo dijo a finales de los 70 y ahí andamos todavía. Si sabemos trabajar la Educación en su más amplio sentido, nos sentiremos más realizados e integrados en la sociedad, y entenderemos mejor el funcionamiento y el sentido de la vida colectivo y personal. Pero existe un terrible miedo y un fuerte sentimiento de soledad en las personas que hacen que no vivamos como ansiamos o incluso desconocemos que podemos vivir mejor. Todo esto tiene mucho que ver con el reencuentro con la Naturaleza.

P.- ¿Y cómo pensáis actuar en ese sentido?

- Hemos creado la Asociación para la Investigación, la Educación y el Desarrollo “La Aventura Humana”, con actuación a nivel nacional, aunque nuestro ámbito de trabajo ahora es Sanlúcar de Barrameda y Doñana. Hace años que llevo gestionando crear en Sanlúcar una Delegación de la UNESCO donde realizar trabajos de Investigación, Educación, Cultura y Desarrollo. Ahora que se habla de ampliar Doñana como Reserva de la Biosfera, yo siempre he pensado que Sanlúcar de Barrameda debe estar dentro de Doñana como Reserva de la Biosfera y ser declarada Patrimonio de la Humanidad. Se ha destruído mucho, pero estamos haciendo todo lo posible para que esto se pueda llevar a cabo.



Conocer a Odile Rodríguez de la Fuente, afirma Manuel J. Márquez Moy ha sido una de sus grandes satisfacciones
P.- ¿Qué satisfacción te está dando trabajar en este Programa?
- Realmente tengo muchas. Lo más emotivo para mí es que hacía muchos años que conozco a casi todos los que trabajaron con Félix Rodríguez de la Fuente y que colaboran conmigo, y hace 5 años que pude entablar una amistad con su hija Odile. Eso significó mucho para mí, por la vitalidad que me transmite y su aliento . Otras personas que se han portado maravillosamente han sido la Doctora Elena Ochoa, Federico Mayor Zaragoza o el Neurobiólogo Javier de Felipe. Pero todos tienen mi mayor consideración.


P.- ¿por qué habéis ampliado hasta 2.012 las investigaciones?
- Hemos conseguido una financiación firme, a pesar de que no corren buenos tiempos, y había algunos proyectos dentro del Programa que hemos visto que merecen mayor dedicación.
P.- Si me permites, algo que se pregunta todo el mundo, ¿volverás a hacer TV?

Nunca he dejado de hacer TV, lo que ocurre que ahora me dedico a la documentación y a realizar guiones literarios para productoras. Aun así, desde hace tres años llevamos preparando una serie para TVE. Las "Huellas de la Memoria" consta de 32 Proyectos y la serie televisiva es uno de los proyectos que más estamos mimando.


Gracias




Redacción "La Aventura Humana"
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CUARENTA AÑOS DE LA CREACIÓN DEL PARQUE NACIONAL DE DOÑANA

Tras la muerte de José Antonio Valverde, realmente el padre de la Doñana moderna de la era de la conservación, pocos quedan de aquella gesta de evitar que esta Reserva de la Biosfera desapareciera para siempre. Muchas penalidades pasó el científico vallisoletano, afincado en Sevilla hasta su muerte en 2.003, en los años 50 y 60 para convencer a la Comunidad Científica Internacional de la importancia del llamado Coto de Doñana. Sus contactos con Sir Julian Huxley, nieto, descendiente directo de uno de los máximos colaboradores de Darwin, le llevaron a realizar el sueño que le llevó a proteger, no sin problemas hasta hoy, de la Reserva Biológica de Doñana, y en 1.969 del Parque Nacional.


El empresario suizo Luc Hoffman y el bodeguero jerezano Mauricio González-Gordon, los dos últimos fundadores de Doñana que aún viven, han brindado esta semana en el corazón de este singular espacio protegido para conmemorar los cuarenta años de su declaración como Parque Nacional.


Histórica fotografía tomada en 1957 en el Palacio de Doñana, actual sede de la Estación Biológica, de los científicos participantes en la primera expedición internacional denominada "Coto Donana Expedition", que sirvió para promover la conservación de este espacio protegido como Parque Nacional en la que aparecen, entre otros, José Antonio Valverde (detrás, 2i), Mauricio González-Gordon (detrás, 4i) .





Hoffman, propietario de un importante grupo farmacéutico suizo, y González-Gordon, cabeza visible de una de las principales sagas de bodegueros jerezanos, comparten a sus casi 90 años un envidiable estado de salud, financiero y de sentido del humor.
Ambos han participado en los actos organizados esta semana en Doñana por el Fondo Mundial para la Conservación de la Naturaleza (WWF en sus siglas en inglés) para conmemorar el cuarenta aniversario de una aventura de la que son los dos últimos supervivientes.
El sueño de preservar las más de 200.000 hectáreas de marismas del Guadalquivir como un espacio protegido y reservado para la ciencia nació en 1952 cuando los científicos José Antonio Valverde y Francisco Bernis organizaron la primera excursión a Doñana, que repetirían años mas tarde con otros científicos y conservacionistas, entre ellos Mauricio González-Gordon.
En estas expediciones anillan decenas de miles de aves acuáticas, una actividad que será crucial para salvar Doñana pues servirá para comprobar que estas marismas son el punto estratégico de las migraciones ornitológicas entre Europa y África.
Luego surgen las "Coto donana Expedition", en las que participan destacados científicos europeos como Guy Mountfort, Max Nicholson o Julian Huxley, y conservacionistas como Luc Hoffman, que difunden por Europa las excelencias de este entorno justo cuando el Gobierno de Franco anuncia planes para transformar estas marismas, donde la malaria era endémica, en arrozales y plantaciones de eucalipto, así como para urbanizar su litoral.
Valverde asociado en la causa en Espana con Félix Rodríguez de la Fuente, lanza una petición internacional de ayuda que Hoffman canaliza hasta lograr recaudar dos millones de francos suizos, muchos mediante colectas en países nórdicos cuyos habitantes donan fondos para salvar Doñana y sus aves acuáticas que allí invernan bajo el lema de "una corona, un ganso".
Hoffman y sus colaboradores recaudan los fondos necesarios para adquirir una finca en el corazón de Doñana que quería comprar Papelera Española.
Para tramitar esta compra se crea WWF, organización que hoy día suma unos cinco millones de socios y cuyo primer presidente, el príncipe Bernardo de Holanda, encarga a Valverde que le escriba en su nombre al general Franco para que se una para salvar Doñana.
El entorno de Franco, ignorante del papel de Valverde, también le encarga que conteste al príncipe holandés en nombre del Gobierno español ofreciéndole ayuda.
El científico español, protagonista involuntario de este hilarante episodio epistolar, "orientó" a ambos estadistas hacia lo que era su sueño: salvar el corazón de Doñana y crear allí un centro de investigación.
Además, a la iniciativa de WWF y del Gobierno español se une el bodeguero jerezano Mauricio González-Gordon, amante de la naturaleza, quien aportó una finca de su propiedad.
Estos tres proyectos confluyen en 1963 en la creación de la Estación Biológica de Doñana (EBD), una alianza pionera entre conservacionismo y ciencia que sería el germen del Parque Nacional de Doñana, que declararía seis años más tarde.
Hoffman y Mauricio González-Gordon han brindado este martes en el Palacio de Doñana, la sede de la EBD, por los cuarenta primeros años de vida del Parque Nacional y "por otros cuarenta años más".
La brillante mirada de estos jóvenes octogenarios quizá reflejase su añoranza por los compañeros de aventura fallecidos, su satisfacción por haber salvado unas marismas que hoy son Patrimonio de la Humanidad y Reserva de la Biosfera o su ilusión porque Doñana siga viva otros cuarenta años más, aunque ellos ya no lo verán.



Quizás el más activo y responsable del legado de estos pioneros sea Javier Castroviejo (quien estuvo casi 20 años como Director de la Estación Biológica de Doñana tras Valverde, luchador incansable de que Doñana no termine por desaparecer, a pesar de sus numerosos detractores.

EFE/Manuel J. Márquez Moy