Los tres protagonistas ayer, Javier Ruiz, (izda), Mª José Polo, y Miguel Ängel Losada |
No exageraban algunos expertos y políticos, en honor a la verdad, que el Guadalquivir, aunque más concretamente su estuario, era probablemente el más estudiado de Europa. Y menos mal, porque ante la exposición detallada de ayer en el Palacio Ducal de Medina Sidonia en Sanlúcar de Barrameda, dejó a las claras la situación de enfermedad en la que se encuentra el Estuario del Guadalquivir.
Miguel Ángel Losada durante las explicaciones |
Este estudio ya se había presentado en Sevilla, gracias a la insistencia de Miguel Ángel Losada, que demostró ser un gran profesional y uno de los mejores científicos españoles en Ingeniería Hidráulica en la rama de la Geomorfologia, por su gran dominio de los muchos asuntos que trató con una buena didáctica y profesionalidad, apoyado por gráficos digitales, acompañado por Javier Ruiz del Intituto de Ciencias Marinas de Andalucía, y Maria José Polo Gómez , Profesora de la Universidad de Córdoba de Ingeniería Hidráulica también, Doctora Ingeniera Agrónoma.
Entre los tres científicos se fueron alternando según las temáticas, aunque la batuta la llevaba Miguel Ángel Losada. La presentación del acto estuvo a cargo de Lola Yllescas, de Ecologistas en Acción, entidad que patentaba el acto que atrajo a un buen número de ciudadanos que se congregaron en el Salón de Embajadores del Palacio Ducal de Medina Sidonia hasta abarrotarlo, a través de la Fundación Casa de Medina Sidonia, que participaba en la organización, aunque su Presidenta, Lilianne Dalhman excusó su ausencia por problemas de agenda.
Miguel Ángel Losada dejó claro que para realizar el dragado que se pretende, desde el punto de vista de la biodinámica geológica e hidráulica era imposible si no se corregían antes los graves problemas que tiene el Estuario del Guadalquivir. Para argumentarlo recurrió a numerosos razonamientos científicos que habían conseguido gracias especialmente a los sensores de distinta tipología que pudieron colocar en lugares estratégicos para recibir información monitorizada.
Se remitió a los datos interpluviales y glaciaciones en los últimos 100.000 años, a la transgresión que se produjo en el Holoceno, hoy confirmado por la comunidad científica, relacionando dichos fenómenos, para entenderlo mejor con hitos históricos como las invasiones bárbaras en la Península Ibérica, el ascenso de Aníbal hasta los Alpes, el periodo romano, el visigodo, el arábigo, el medieval, recalcando la popular Pequeña Edad del Hielo, y las diferentes variabilidades climáticas hasta hoy día.
Trató de explicar las manchas solares activas que tanto tienen que ver con las mareas astronómicas y el clima, desde el periodo de 1.890 hasta 2.005. Posteriormente intervino Mª José Polo para explicar las cuestiones asociadas a las actuaciones humanas en el río en los últimos 100 años. De nuevo Miguel Ángel Losada explicó la presión a la que se ha sometido a la cuenca del Guadalquivir, porque se pensó que eran buenas las cortas, las presas, que por un lado beneficiaba al ser humano pero por otro iba transformando la naturaleza del río, concentrándose los problemas principalmente en la desembocadura desde hace muchos años, aumentando la velocidad del río, los vaciantes de lodos, turbidez extremada, salinización del agua río arriba, erosión infinita. Aquí vino una frase que sonó a sentencia: el problema de que no haya pesca no se debe a que los marineros hayan sobreexplotado el Estuario, sino a las condiciones que se ha ido creando en el río por mor de otras actuaciones que han ido aumentando el CO2 en el agua y la falta de oxígeno, a tal punto, que en al fitoplancton no llega nada de luminosidad solar y está creando auténtico veneno en el fondo del Estuario, lo que en términos técnicos se conoce como hipercapnia.
Podrían explicarse muchos asuntos bastante graves. Tras más de una hora y media, Miguel Ángel Losada, sin ambages, planteaba “qué estuario queremos” y “qué estuario podemos”. Y terminó afirmando que “el Estuario del Guadalquivir es hoy en día un espacio desnaturalizado, con sus funciones vitales minimizadas, inhibidas y anuladas. Estamos sustituyendo su potencial natural por un potencial artificial que consume suelo, agua y energía”, finalizó.
Manuel J. Márquez Moy