jueves, junio 19, 2008

LA PRESA DE ALCALÁ DEL RÍO: ¿UN ENIGMA O UNA TOMADURA DE PELO?





Hermelindo Castro, en el centro de la imagen







En la reunión de la Comisión de Seguimiento del pasado Martes 17 de Junio dije que la protagonista fue la Presa de Alcalá del Río. Hubo mucha insistencia por nuestra parte, los que estábamos para preguntar se supone, de que las sospechas de la acumulación de lodos en el Guadalquivir se debía a un desembalse desde la Presa de Alcalá del Río en unos días concretos de lluvias en Noviembre de 2.007, que soltó lodos acumulados desde hacía bastante tiempo, y que al final, en vez de salir hasta mar abierto se quedaron estancados en la desembocadura hasta el día de hoy. El Sr. Francisco Tapia Granados, Presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir parece que no hacía más que echar balones fuera cuando se le citaba la Presa de Alcalá.
Manuel Cárdenas, Alcalde de Trebujena, Antonio Prats (PA), Ecologistas en Acción, y otros invitados, entre los que me incluyo insistíamos una y otra vez sobre la responsabilidad que pudiera tener la Presa de Alcalá del Río. El Sr. Tapia nos explicaba que la Presa no desembalsaba agua porque su funcionamiento es muy primitivo.

Recordamos que la Presa se construye en 1.930 aproximadamente. Alguien hace unos meses solicitó y se le prometió que el Embalse de Alcalá del Rio iba a presentar un Informe sobre su actividad todo este tiempo desde que apareció el problema para hacer comparativas. El caso es que lo comenté en la reunión y todos miraron para otro lado. Hay un documento de la propia Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, datos destacables y sorprendentes de Noviembre de 2.007 sobre los metros cúbicos por segundo que se contabilizaron en una de la Estaciones próximas a la Presa. En dicho documento que adjunto, el cuál leí en dicha reunión, se ve como en esos días de noviembre se pasa de haber 0,00 metros cúbicos por segundo a un casi repentino 623,38 metros cúbicos por segundo. Eso son los datos que recogen los puntos de control del S.A.I.H. (Sistemas Automáticos de índices Hidráulicos) concretamente de la Estación de Alcalá del Río. Nadie refutó, de los organismos públicos que habían en la reunión dichos datos, sino que sólo añadieron que podía ser una posibilidad a tener en cuenta. Esto evidentemente no es un descubrimiento mío, sino de otros colaboradores y mi modesta participación.

Clickear sobre el documento y en la primera fila se pueden observar los días de finales de Noviembre, que fueron cuando llovió y coincide con el desembalse que se produce desde la Presa de Alcalá del Río, por lo que se supone que esos días se aprovechó para desembalsar lodos acumulados en la Presa de Alcalá del Río. Observar especialmente los días 21, 22, y 23 de Noviembre que es cuando se empiezan a acumular los lodos en en la desembocadura.











Imagen de la playa de Sanlúcar el fin de semana pasado.



La Presa fue histórica en tiempos atrás por ser los Ybarra los propietarios de la Presa hasta la desaparición del esturión, hecho conocido y publicado cientos de veces. Sobre las consecuencias de esa Presa ya nos referimos en un artículo en Febrero de este año en este mismo blog, a raiz de un trabajo realizado por el Grupo "Aphanius" que lidera Carlos Fernández Delgado, Catedrático de Biología Animal y Profesor de la Universidad de Córdoba. Reproduzco de nuevo algunos datos que decía en su Informe del año 2.006 sobre la Presa de Alcalá del Río:
Retención de sedimentos.
"De forma natural las aguas de los ríos transportan partículas de muy diverso tamaño (desde limos a grandes cantos rodados y rocas) dependiendo de la turbulencia y velocidad de la corriente. Conforme ambas disminuyen, las partículas tienden a depositarse en el fondo tal y como ocurre de forma natural en los tramos bajos y estuarios de los ríos. El mismo fenómeno se presenta cuando el agua entra en los embalses, la disminución de velocidad, hace que la capacidad de transporte disminuya y las partículas se depositen, constituyéndose así en sumideros de sedimentos procedentes de la cuenca de recepción. La colmatación es uno de los problemas que poseen los embalses de nuestro país.
La tasa de captura de sedimentos de un embalse depende i) del tamaño de la cuenca de recepción; ii) de las características de la cuenca relacionadas con la producción de sedimentos (i.e. geología, tipos de suelos, topografía, vegetación y perturbaciones humanas) y iii) la capacidad del embalse.
Bajo condiciones naturales, los sedimentos alimentan las llanuras de inundación, crean sucesiones dinámicas y mantienen la variabilidad e inestabilidad del ecosistema. Los cambios en la tasa de transporte de sedimentos se consideran como uno de los impactos ambientales más importantes de los embalses. La reducción del sedimento transportado aguas abajo influye en la dinámica del cauce, la llanura de inundación y la morfología litoral alterando el hábitat de la flora y la fauna.
La suelta selectiva de aguas turbias desde el embalse se utiliza con frecuencia para reducir la sedimentación en él
. La brusca liberación de toneladas de sedimentos puede ser catastrófica para el río. La suelta de material fino sobre sustratos de gravas permeables puede tener catastróficas consecuencias sobre los huevos y larvas de peces. De esta manera, aunque los embalses atrapan sedimentos, la forma de operar con ellos desde el embalse puede generar gran estrés en los ecosistemas acuáticos río abajo."

Además de esto que clarifican ciertas cosas cuando Carlos Fernández hace alusión en el estudio a los nutrientes que traen esta agua, que ya hemos apuntado por enésima vez que renuevan el equilibrio ecológico del Estuario del Guadalquivir . Continua diciendo el Profesor Carlos Fernández Delgado:


Centro de Saih en Sevilla donde se recogen todos los datos de las Estaciones de Control de la Cuenca
Efectos sobre el estuario.
"Las zonas húmedas costeras dependen de la entrada de agua dulce cargada de nutrientes y sedimentos procedente de los ríos. Estas zonas son ecológica y ambientalmente tan diversas debido a que se constituyen por la interacción de tres sistemas distintos: tierra, aguas dulces y aguas saladas. A estos hay que añadir un cuarto, el sistema estuárico que se forma de la interacción de los otros tres. Las fronteras entre ellos son graduales, fluctuantes y muy dinámicas. Así por ejemplo, el agua salada puede penetrar a considerables distancias río arriba, pero los límites fronterizos varían con el régimen de caudales y las características del paisaje. Estos modelos poseen gran influencia en la estructuración de las comunidades animales y vegetales que allí se forman.
Existe toda una serie de complejas interrelaciones entre la forma del cauce y los procesos que en él se dan. En general la morfología del cauce y de la llanura de inundación dependen de la frecuencia y magnitud de las avenidas y del tamaño de las partículas del sedimento. Los embalses alteran todo el proceso al cortar el suministro de sedimentos procedente de las partes altas, reducir la frecuencia de las avenidas y regular el régimen hídrico. La reducción en la entrada de sedimentos a las zonas estuáricas provoca su degradación, un proceso muy común en las zonas deltaicas.
En ocasiones el volumen de entrada de agua al estuario puede ser el mismo que el que había antes de la construcción del embalse, pero los máximos de avenidas han perdido su estacionalidad y se rigen por intereses humanos como el riego o la producción eléctrica, como el caso que nos ocupa.
Las especies no pueden adaptarse a la nueva estacionalidad impuesta por el hombre y acaban desapareciendo.
Por último las zonas estuáricas, de forma natural impiden la entrada de predadores marinos, pues los adultos no toleran los bajos niveles de salinidad que allí hay. Este hecho refuerza el carácter maternal del estuario protegiendo a larvas y alevines que allí se crían de la depredación. Con los incrementos de salinidad que se producen al reducirse la entrada de agua dulce en la zona, se favorece la penetración de depredadores marinos a las zonas de cría y engorde incrementando la predación.
Si consideramos a los peces como organismos indicadores de los efectos ambientales de ambas presas, obtendremos el siguiente balance:
Las presas de Alcalá del Río y de Cantillana pertenecen a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (Ministerio de Medio Ambiente), que tiene concedidos los derechos de explotación a una empresa privada, ENDESA S.A.. Los beneficios de tal explotación son de esta empresa y sus accionistas, pero los costes ambientales (arriba expuestos), lo repartimos entre todos los andaluces. Las medidas compensatorias son, en consecuencia, obligadas."

En cuanto a las consecuencias quiero detallar que Hermelindo Castro, máximo responsable de los 80 científicos del Programa Doñana 2.005, afirmó categóricamente que a la fauna y a la flora nada le puede estar ocurriendo, porque las especies estuarinas están adaptadas genéticamente a este tipo de contratiempos, haya más lodos o menos lodos. Sobre esta afirmación que lanzó en la reunión pocos estábamos de acuerdo. Aun así, como se ha comprometido a traer un estudio sobre la Incidencia Biológica de la turbidez en el Guadalquivir, esperemos a ello.

Por estas razones, no sabemos si prima algún interés en no tocar la Presa de Alcalá del Río, incluso con las numerosas demandas de hace años de que se demuela esta presa tan perjudicial para la ecología y la economía del Guadalquivir.








Manuel J. Márquez Moy, Coordinador del Programa de Investigación "Las Huellas de la Memoria"

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