sábado, enero 20, 2007

LA EUTANASIA Y LA CONTRADICCIÓN



Se apunta a la despenalización de la eutanasia. No será, porque los políticos en el poder, en lo que molesta a la oposición, amagan pero no rematan. Sin embargo sería positivo, por implicar paso importante, hacia el respeto a las libertades individuales. Dimanan del derecho a "mandar" sobre nosotros mismos, como propietarios de un "yo", que se obstinan en expropiarnos, para ponerlo bajo tutela del estado.
Adjudicado a Dios el monopolio lo de la muerte, el suicidio fue incluido en el código penal, porque el Sumo Hacedor no imparte penalidades por capricho. Dolor y desgracia son catarsis, que permite al bueno incorporarse al santoral; al pecador pagar sus culpas en el más acá, librándose del infierno y al malo ofrecer ejemplo del fin, que corresponde a quien obra con maldad. Acomodaticio el esquema, pues permite justificar la desgracia, caiga en el justo o el injusto, la eutanasia, modalidad de suicidio, que implica elección entre continuar viviendo en el dolor y la degradación o la muerte, no se consideró excepción, quedando permitido, cuando mucho, librarse de esa absurda prolongación de la vida, por medios mecánicos, hasta más allá de la muerte cerebral.
Sería encomiable la restitución, al mortal, del derecho a elegir su propia su muerte, reconocido antes de que se interfiriese el dogma, de no planear sobre el evidente deseo de hacerlo, la sórdida sospecha de que busquen recortar gastos de la Seguridad Social. Justifica sobradamente esta sospecha, el inexplicable respeto a "una" libertad individual, por parte de quiénes las arrollan, por vía de prohibición, cuando les vienes el gana. Tras el tabaco, le hubiese tocado a la comida basura, de no ser demasiado fuerte y americana la cadena McDonals. Innegable el derecho del ciudadano a ser obeso sí le da gana, ahora la inefable ministra, que parece empeñada en hacer del país un internado de adultos, arremete contra el alcohol. So pretexto de impedir a los jóvenes emborracharse, arremete contra uno de los poco productos que aún exportamos.
Supongo que buscan lo que encontraron en el tabaco: subir los impuestos despiadadamente, enderezando el presupuesto, sin recortar el gasto superfluo de estado. Pero si en tiempo de crisis, se grava el alcohol, como se ha gravado el tabaco, que será lo siguiente, la hospedería, ya en apuros, a causa de una "ley del tabaco" infumable, lo estará doblemente, pues en tiempo de crisis, como estamos, se pondrá a un precio que no saldrá una copa, siendo el producto que mantiene la mayor parte de los bares. Recuento somero de los puestos de trabajo que se perderían, de entrar el gremio en crisis, debiera hacer reflexionar al poder.
Sugiero que en lugar de prohibir, se mejore la formación de los jóvenes, haciendo otro tanto con la enseñanza - lo tremendo de este país y de esta época, es que el inmovilismo, nos lleva a repetir siempre lo mismo -, y de los adultos, a través de los medios. En cuanto a la cuestión de los impuestos, dado que pese a estar prohibidas, las drogas, de todo tipo y clase, se encuentran con mayor facilidad que una cajetilla, habiendo aumentado tanto su consumo, que una dosis puede costar igual o menos que una copa, bastaría legalizarlas, para que Hacienda pudiese llevarse su parte, sacando lo que se propone sacar del alcohol.
Sorprende que el mismo gobierno empeñado en prohibir al súbdito fumar, engordar más de la cuenta y de aquí a poco, emborracharse a su albedrío, - por cierto, nunca vi más borrachos por metro cuadrado que en Estocolmo, donde el alcohol, además de carísimo, está superreglamentado - se muestre proclive a restituirnos el derecho a elegir nuestra muerte, a condición de que no nos quitemos el cinturón de seguridad en el automóvil. Y no se nos ocurra encender un cigarrillo en el centro de trabajo, el restaurante o entrar en la zona fumadores con el niño. Tema en el que no conviene insistir, no se le vaya ocurrir montar una brigada, con libertad para entrar en las casas de padres con hijo menores, con potestad de retirar la custodia de los hijos, a los padres que sean sorprendidos fumando.
¿Pero es que no tienen nada más que hacer? Con la delincuencia de toda laya que anda suelta y el problema de las subidas de precios y de los tipo de interés, creo que tienen otras cosas en que ocuparse. ¿O es que lo ven todo tan negro, que nos quieren debidamente asustados, para que no levantemos el gallo?.

Luisa I. Álvarez de Toledo y Maura (Duquesa de Medina Sidonia)

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