lunes, septiembre 24, 2007

EL COLOR DEL OTOÑO






Al ser el sol más débil, nuestra actividad cerebral parece como si respondiera con más lentitud, ya que a los neurotransmisores les cuesta más trabajo liberar las serotoninas o dopaminas, por lo que normalmente estamos más reflexivos o nuestra mente tiende a que nos sintamos en muchos casos más deprimidos, además de que nuestro sistema inmunológico pierde algo más de efectividad.



El otoño puede ser una buena etapa para meditar, aunque no necesariamente como budistas,
sino mientras se pinta, se lee un libro o se pasea. Siempre es beneficioso encontrar tiempo para
disfrutar de uno mismo.
________________________________________



Tarde tranquila, casi
con placidez de alma,
para ser joven, para haberlo sido
cuando Dios quiso, para
tener algunas alegrías...lejos,
y poder dulcemente recordarlas.
(Antonio Machado)

Desde el veintiuno de Septiembre (en el calendario) hemos ingresado en un ciclo de cambio, balance y acumulación para todos los seres vivos. Las noches son cada vez más largas, el sol más débil y los presumibles fríos- hoy día con el cambio climático todo es imprevisible- nos obligarán a abrigarnos más y a comer alimentos con una mayor cantidad de calorías. El otoño es la estación de carácter triste por excelencia, del recogimiento y declinación de los procesos vitales. Esta fase otoñal produce normalmente en el ser humano un carácter más reflexivo; el otoño es el momento en el que hacemos un balance completo del ciclo que empezó en la primavera pasada. El catarro o resfriado pueden parecer pequeñas anécdotas ante los cambios importantes que experimentan nuestras emociones.
En otoño ocurre lo opuesto a la primavera, donde todo era nacimiento y expansión en la Vida. Ahora hay una quietud que comienza a apoderarse de nosotros. es el momento de la melancolía, aunque no para todos. Pero para aquéllos que se dejan envolver por esa tristeza interior, ante la pérdida de la vida creada en la primavera y el verano, su mejor actividad puede llegar a ser la meditación -en grupo, con la pareja o a solas-. La meditación nos permitirá centrarnos, calmar la sonoridad de los contradictorios pensamientos que se cruzan por la mente, limpiar nuestra casa interior, nuestro inconsciente, y escuchar lo que nos susurra nuestro espíritu. Este período de contracción, de recogimiento, de contemplación de lluvias tras los cristales, si sabemos aprovecharlo, nos permitirá entrar en el mundo de la creatividad, como lo hicieron y lo hacen artistas, pensadores, místicos.


El otoño, un paraguas, árboles desnudos, tarde gris. El otoño me sabe a recuerdos, a manzanas y granadas, literaturas de colegio, a silencios de chimenea y cacerías tempranas. El desvelo en noches de tormenta - acurrucado en el calor de las sábanas-, domingos de calzada, aquélla carta prohibida y aquél sueño en la mirada: el otoño. Días de difuntos, soledades y fantasmas que habitan las ruinas de las casas. El otoño, tardes con películas en la tele comiendo castañas.



Manuel J. Márquez Moy

No hay comentarios:

Publicar un comentario