sábado, noviembre 15, 2008

JESÚS Y MARÍA MAGDALENA

Imágenes de uno de los programas de TV que dedicamos a María Magdalena y las otras mujeres que acompañaban a Jesús con el resto de los apóstoles.

Los que me conocen bien y desde niño saben de mi admiración por el personaje de María Magdalena. En mi infancia intuía que esta mujer tuvo un mayor protagonismo del que se contaba en la Iglesia Católica. Y con el tiempo me fue atrayendo mucho más el personaje. Me alegré hace años cuando conocí a Antonio Piñero y me desveló lo que científicamente se sabe sobre ella en los manuscritos que han llegado hasta nosotros. Curiosamente surgieron entre amigos que habían leído "El Código Da Vinci", el interés por ella, cuando ya desde mi adolescencia me eran familiares las cosas que actualmente ha popularizado de manera novelesca Dan Brown. (Manuel J. Márquez Moy)






Desde siempre, pero sobre todo desde finales del siglo XVIII la figura de Jesús ha estado rodeada de polémica. El tema de su relación con las mujeres, sin embargo, es más bien moderno y se ha planteado de una manera viva a partir tanto de la novelísticacomo del cine. Ya a principios del siglo XIX la novela comienza a interesarse por Jesús. Así en torno a su figura humana escribió Karl Heinrich Venturini una obra que llevaba el título Natürliche Geschichte des grossen Propheten von Nazareth = “Historia natural del gran profeta de Nazaret” de 1802. Venturini con cierto regusto de novela gótica y por la influencia del interés hacia las sociedades secretas (masones, rosacruces e iluminados) retrató a Jesús como un esenio, y a éstos como una hermandad secreta. Naturalmente abordó el tema del trato de Jesús con las mujeres.La consideración de Jesús como un profeta llevaba implícito prestar atención a su aspecto humano y su relación con las féminas.


Libro del que nos habla Antonio Piñero en este artículo, del que es autor.

Especialmente la novela El código da Vinci ha dado al tema una relevancia máxima y tras ella han sido muchos escritores los que han intentado desentrañar el misterio no sólo de Jesús en cuanto mesías sino también en cuanto hombre. Quizá los temas que atañen a su vida privada –por el principio implícito que Jesús es un modelo de vida- son los que más controversia provocan. La interpretación de variados pasajes de los Evangelios han dado lugar a hipótesis de diversa naturaleza... y algunas un tanto descabelladas.
He intentado que esta obra aborde todos los aspectos posibles del tema, pero que no sea breve y aparezca escrita con la máxima claridad posible: sintaxis sencilla, vocabulario claro, párrafos cortos, que comporten una idea clara y cuya separación ayude a la comprensión del argumento. Éstos son los rasgos externos.

Respecto a lo interno del texto, es decir, lo que ha gobernado la marcha de la argumentación, su idea principal es presentar ante todo fielmente los textos que hay al respecto. Que el lector tenga fácilmente ante sus ojos, bien traducidos –espero- y accesibles todos los pasajes pertinentes para que tenga un contacto directo con las fuentes antiguas de las que extraemos las conclusiones.
Como soy consciente de lo importante del tema, me ha parecido que lo mejor es presentar ante todo lo que hay sobre “Jesús y las mujeres” en todos los “evangelios”, aceptados o no como canónicos por la Iglesia, desde sus inicios hasta finales del siglo III o principios del IV, pues luego no se producen más que repeticiones. En principio el lector puede obtener sus propias conclusiones.

Tras la presentación de los pasajes (si me he olvidado alguno, seguro que los sagaces lectores me advertirán de ello), se procede a intentar desentrañar sus claves con rigor y asepsia: qué opina el sentir medio de la investigación sobre si son históricos o si hay dudas sobre su historicidad, cuál es su contexto, qué conclusiones se pueden obtener, etc.

Una vez vistos los textos pertinentes según el tema de cada capítulo, se obtienen unas conclusiones parciales. Al final del libro, en una mirada de conjunto, cuando se han considerado todos los pasajes, se ofrecen unas conclusiones generales y se contrastan con las ideas comunes que existen entre el público…, o entre los profesionales de la interpretación del cristianismo primitivo.

Como es mi costumbre cuando presento libros, deseo ofrecer ante todo el contenido de la obra, en síntesis, pues es la mejor manera de no hacer perder el tiempo al lector. Así sabe si los que hay dentro le interesa o no.


Transcribo ahora, en primer lugar, algunos pasajes de la Introducción:

En primer lugar "mi interés es distinguir bien entre lo que pensaba respecto a las mujeres el Jesús de la historia y lo que al respecto opinaban sus “biógrafos” o comentaristas, es decir, los autores de los Evangelios tanto canónicos como apócrifos. Consideramos que en esta literatura evangélica hay, por tanto, distintos estratos cronológicos:


A. El más cercano a la vida Jesús: el nivel del Jesús de la historia. Si se consigue llegar a él a través del análisis de los textos legados por la Antigüedad, este estrato puede ofrecer algunos de sus hechos característicos y unas cuantas de sus sentencias más memorables con las debidas garantías de que son históricos.
Acceder a este estrato ofrece la posibilidad de llegar si no a las propias y mismísimas palabras del Nazareno -que fueron casi siempre pronunciadas en arameo, y cuya primera transcripción se ha perdido porque fueron muy pronto traducidas al griego- sí al menos al nivel de esta primera versión de sus dichos, en muchos casos fidedigna, a la lengua más común y extendida del Imperio romano, la griega.


B. El estrato de la comunidad de los seguidores más íntimos de Jesús, es decir de sus discípulos inmediatos. Aquí hay que situar también probablemente los oráculos que algunos profetas cristianos de los primeros momentos pronunciaron en nombre de Jesús, pues creían poseer, o estar inhabitados, por el espíritu de aquél, oráculos que pasaron sin marca diferenciadora alguna a la corriente de “palabras de Jesús” que los fieles archivaban más o menos en su memoria como pronunciadas por éste. Es decir, no se escribía "Un profeta dijo que Jesús dijo", sino simplemente "Jesús dijo". De ello resulta que ciertos dichos de Jesús parecen que son suyos, pero en realidad fueron puestos en su boca por otros, aunque -suponemos- pensando que transmitían fielmente lo que Jesús pensaba.


C. Otro estrato más alejado cronológicamente de Jesús, de segunda o incluso de tercera generación, que representa el punto de vista de los Evangelistas, o de la comunidad en la que vivían. El alejamiento cronológico de Jesús se intensifica en los evangelios apócrifos, muchos de los cuales representan un estrato

D. o posterior.
Ateniéndonos a lo que puede decirse con cierta seguridad que procede del Jesús de la historia (estrato A) intentaré ofrecer, a lo largo de los distintos capítulos -y, en síntesis, en las conclusiones al final del libro- el pensamiento del Nazareno sobre:
·Las mujeres en general y su posición y funciones en su grupo y en la sociedad, tanto en el aspecto religioso como civil;
· Cómo fueron las relaciones con su madre, con sus hermanas y con su familia en general;
· Qué pensaba Jesús acerca del matrimonio y del divorcio y de la situación de las mujeres en este ámbito;
· Cuál era el estado civil de Jesús: si era casado, viudo, soltero;
· Si mantuvo o no relaciones con María Magdalena o con otras mujeres
· Incluso si tiene o no fundamentos la opinión, basada en algún que otro texto disperso y aislado, de que Jesús tuvo ciertas veleidades homosexuales…, en fin todo aquello que sobre este tema en torno a la situación de la mujer en el Israel del siglo I pueda interesar al lector de hoy.




En la conclusiones deseo tomar postura, una vez estudiados todos los datos, sobre la reciente controversia acerca de si Jesús y su mensaje compartían las ideas sexistas propias de su época, o si el Nazareno fue realmente un innovador en este sentido; si la idea de que él fue el primero en luchar en pro de la liberación de la mujer es correcta, o bien si esta concepción es uno de los mitos de los que se rodean las investigaciones sobre los orígenes del cristianismo.


Procuro, pues, averiguar si tienen razón o no muchos estudios exegéticos y teológicos que sostienen que Jesús fue un revolucionario que mudó y trastocó los esquemas de su época, si él fue o no el campeón y paladín de la igualdad liberadora entre los sexos o, por el contrario, si fue en realidad un personaje muy religioso ciertamente que -al igual que no intentó en verdad fundar religión nueva alguna sino profundizar y purificar la suya propia, el judaísmo- tampoco le interesó ni procuró siquiera trastocar las concepciones normales sobre la mujer que su religión y su tiempo le ofrecían como algo evidente.
Son interesantes alternativas a las que es posible dar una respuesta, aunque serán conclusiones presentadas con la debida modestia y provisionalidad –como debe hacerse siempre en historia antigua- de modo que, a la vista de los datos que tenemos hasta hoy, el lector tenga la última palabra sobre esta polémica”.
Seguiremos algún que otro día más con una visión más pormenorizada.









Antonio Piñero es Catedrático de Filología Griega y Especialista en Cristianismo Primitivo, colaborador del Programa de Investigación "Las Huellas de la Memoria"

No hay comentarios:

Publicar un comentario