Porque sabes que es tangible el dolor
como lo es la música, la ausencia
o el aire en los rincones,
y como la oscura fiebre del desengaño
nos hace despertar con el sudor del miedo,
es preciso tomar el equipaje
y marchar donde los recuerdos
sean astros de otros cielos
y las cicatrices viejas de los ceniceros
no tengan el mismo color
que los espejos de noche.
Has dejado tres monedas
en el platillo oscuro del oráculo
y una jarra de vino para los espíritus
de la conciencia.
Sales al atardecer,
cuando las moscas ácidas de la tristeza
se escapan de las casas y recorren las calles
buscando otras ventanas de luz donde posarse.
Te llevas la esperanza bajo el brazo
y una brújula de viento y carne viva
sin puntos cardinales.
El viejo mapa de la desafección
te indicará caminos nuevos
y destinos escondidos entre las piedras yermas.
No sé por qué te vas. Tal vez te marchas
por declarar batalla ante la muerte,
la muerte que nos tiene toda una vida en vilo
cuando al fin y al cabo sólo aparece una vez.
La vida irá pasando como el volar de las abejas.
Si vuelves, nos traerás tu cabeza sangrante
en una bandeja de plata.
Juan José Vélez Otero es Poeta con varios libros publicados y decenas de premios nacionales.
domingo, julio 11, 2010
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