No es un problema de este verano. El paseo marítimo actual de la Calzada se construyó dejando prácticamente como basamento parte del antiguo, por lo que hace un par de años que con la erosión tan fuerte que se está produciendo en la Playa de la Calzada, donde se está formando un meandro, causa el desprendimiento de piedras con trozos de vigas y viguetas de hierro, algunas que se esparcen por la orilla y por la arena por efecto del mar y que por la erosión quedan al descubierto.
Son numerosas las quejas que desde el año pasado se vienen produciendo por los usuarios de la playa, tanto en verano como en invierno. Algunos usuarios han tropezado con los pies descalzos con estos pecios. El Ayuntamiento intentó regenerar para esta temporada de verano la playa de la Calzada, conociendo el problema, rellenando con arena el lugar, pero a pesar de que operarios han recogido algunas de ellas, continúan quedando esparcidas con el peligro que ello supone en un lugar donde asisten tantas personas.
Desde aquí hacemos un llamamiento a la Delegación de Playas, o la de Medio Ambiente para que haga las gestiones oportunas para evitar cualquier posible accidente que tengamos que lamentar. La verdad que es lamentable recorrer el tramo de playa de la Calzada, porque es casi imposible dar un paso sin que los viandantes se quejen del lamentable estado. Cascotes, pedruscos, gomas del forro de las cubiertas de líneas eléctricas (sólo el tubo), losetas y para colmo también la tubería que pasa por la playa hasta la Algaida, igualmente al descubierto. No vamos a valorar los equipamientos de la playa, sólo que una de las duchas no están bien sujetas al suelo y se tambalea y justamente esta misma mañana del sábado hemos visto a dos chiquillos con su madre duchándose mientras uno observaba atónito el vaivén de la ducha.
Parece ser que últimamente se están esforzando las empresas municipales en recoger las piedras, algunas de grandes dimensiones, pero cada vez que sube y baja la marea vuelve a dejar pedruscos y viguetas de hierro al descubierto entre la arena. Menuda ocurrencia dejar tirado en la playa los restos del antiguo paseo marítimo que con el tiempo seguirá aflorando a la superficie, con el peligro añadido de que durante la marea alta los bañistas no ven todos los restos pétreos y viguetas de hierro, que para nada tienen que ver con las que desprende el río a la orilla y con las rocas ostioneras, que se diferencian bastante bien.
Manuel J. Márquez Moy
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