lunes, febrero 09, 2009

CUARENTA AÑOS DE LA CREACIÓN DEL PARQUE NACIONAL DE DOÑANA

Tras la muerte de José Antonio Valverde, realmente el padre de la Doñana moderna de la era de la conservación, pocos quedan de aquella gesta de evitar que esta Reserva de la Biosfera desapareciera para siempre. Muchas penalidades pasó el científico vallisoletano, afincado en Sevilla hasta su muerte en 2.003, en los años 50 y 60 para convencer a la Comunidad Científica Internacional de la importancia del llamado Coto de Doñana. Sus contactos con Sir Julian Huxley, nieto, descendiente directo de uno de los máximos colaboradores de Darwin, le llevaron a realizar el sueño que le llevó a proteger, no sin problemas hasta hoy, de la Reserva Biológica de Doñana, y en 1.969 del Parque Nacional.


El empresario suizo Luc Hoffman y el bodeguero jerezano Mauricio González-Gordon, los dos últimos fundadores de Doñana que aún viven, han brindado esta semana en el corazón de este singular espacio protegido para conmemorar los cuarenta años de su declaración como Parque Nacional.


Histórica fotografía tomada en 1957 en el Palacio de Doñana, actual sede de la Estación Biológica, de los científicos participantes en la primera expedición internacional denominada "Coto Donana Expedition", que sirvió para promover la conservación de este espacio protegido como Parque Nacional en la que aparecen, entre otros, José Antonio Valverde (detrás, 2i), Mauricio González-Gordon (detrás, 4i) .





Hoffman, propietario de un importante grupo farmacéutico suizo, y González-Gordon, cabeza visible de una de las principales sagas de bodegueros jerezanos, comparten a sus casi 90 años un envidiable estado de salud, financiero y de sentido del humor.
Ambos han participado en los actos organizados esta semana en Doñana por el Fondo Mundial para la Conservación de la Naturaleza (WWF en sus siglas en inglés) para conmemorar el cuarenta aniversario de una aventura de la que son los dos últimos supervivientes.
El sueño de preservar las más de 200.000 hectáreas de marismas del Guadalquivir como un espacio protegido y reservado para la ciencia nació en 1952 cuando los científicos José Antonio Valverde y Francisco Bernis organizaron la primera excursión a Doñana, que repetirían años mas tarde con otros científicos y conservacionistas, entre ellos Mauricio González-Gordon.
En estas expediciones anillan decenas de miles de aves acuáticas, una actividad que será crucial para salvar Doñana pues servirá para comprobar que estas marismas son el punto estratégico de las migraciones ornitológicas entre Europa y África.
Luego surgen las "Coto donana Expedition", en las que participan destacados científicos europeos como Guy Mountfort, Max Nicholson o Julian Huxley, y conservacionistas como Luc Hoffman, que difunden por Europa las excelencias de este entorno justo cuando el Gobierno de Franco anuncia planes para transformar estas marismas, donde la malaria era endémica, en arrozales y plantaciones de eucalipto, así como para urbanizar su litoral.
Valverde asociado en la causa en Espana con Félix Rodríguez de la Fuente, lanza una petición internacional de ayuda que Hoffman canaliza hasta lograr recaudar dos millones de francos suizos, muchos mediante colectas en países nórdicos cuyos habitantes donan fondos para salvar Doñana y sus aves acuáticas que allí invernan bajo el lema de "una corona, un ganso".
Hoffman y sus colaboradores recaudan los fondos necesarios para adquirir una finca en el corazón de Doñana que quería comprar Papelera Española.
Para tramitar esta compra se crea WWF, organización que hoy día suma unos cinco millones de socios y cuyo primer presidente, el príncipe Bernardo de Holanda, encarga a Valverde que le escriba en su nombre al general Franco para que se una para salvar Doñana.
El entorno de Franco, ignorante del papel de Valverde, también le encarga que conteste al príncipe holandés en nombre del Gobierno español ofreciéndole ayuda.
El científico español, protagonista involuntario de este hilarante episodio epistolar, "orientó" a ambos estadistas hacia lo que era su sueño: salvar el corazón de Doñana y crear allí un centro de investigación.
Además, a la iniciativa de WWF y del Gobierno español se une el bodeguero jerezano Mauricio González-Gordon, amante de la naturaleza, quien aportó una finca de su propiedad.
Estos tres proyectos confluyen en 1963 en la creación de la Estación Biológica de Doñana (EBD), una alianza pionera entre conservacionismo y ciencia que sería el germen del Parque Nacional de Doñana, que declararía seis años más tarde.
Hoffman y Mauricio González-Gordon han brindado este martes en el Palacio de Doñana, la sede de la EBD, por los cuarenta primeros años de vida del Parque Nacional y "por otros cuarenta años más".
La brillante mirada de estos jóvenes octogenarios quizá reflejase su añoranza por los compañeros de aventura fallecidos, su satisfacción por haber salvado unas marismas que hoy son Patrimonio de la Humanidad y Reserva de la Biosfera o su ilusión porque Doñana siga viva otros cuarenta años más, aunque ellos ya no lo verán.



Quizás el más activo y responsable del legado de estos pioneros sea Javier Castroviejo (quien estuvo casi 20 años como Director de la Estación Biológica de Doñana tras Valverde, luchador incansable de que Doñana no termine por desaparecer, a pesar de sus numerosos detractores.

EFE/Manuel J. Márquez Moy

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