Aparte de las irregularidades cometidas, lo que me interesó fue conocer la persona y sus verdaderos pensamientos
La última vez que hablé con él fue para darle el pésame por la muerte de Marilys. Ya estaba cansado, como ausente. Aunque su séquito de moscas cojoneras se obstinaban en seguir utilizándolo como escaparate de un proyecto que se le había ido de las manos. Yo no he vuelto a pisar la Loma de Martín Miguel desde que murió. Aquello huele a podrido.
Él utilizó en vida a otras muchas gentes, pero no es algo que me preocupe en estos momentos. Cuando le conocí hace quince años no me deslumbró para nada su halo de aristócrata, pero sí me interesó la persona. Quería saber cómo pensaba, qué quería hacer en Sanlúcar de Barrameda, cómo era la vida de alguien como él con una vida tan intensa. La naturaleza humana son uno de mis temas recurrentes.
Era consciente de que había traído a Sanlúcar a finales de los ochenta un proyecto que iba a levantar una gran polémica. En ella me ví envuelto. Mis colegas ecologistas entonces me tacharon de "esquirol", porque quizás no supe transmitir lo que realmente me interesaba de todo esto. Aunque quizá también pequé de cierta ingenuidad. Siempre pensé que no era bueno para el ecologismo oponerse a un proyecto sin estudiarlo minuciosamente, aunque entendía que la carta de presentación del personaje despertara en una parte de la ciudadanía serias sospechas sobre las presuntas mafias que podían venir a Sanlúcar al amparo del pretendido "Sanlúcar Golf y Club de Campo". Pero todo eso es un tema farragoso en el que no quiero entrar; cada cuál sabrá lo que Martín Miguel fué y es actualmente.
Lo que sí es cierto es las numerosas irregularidades e ilegalidades que se cometieron y se siguen cometiendo durante la ejecución del proyecto.El caso es que durante más de 15 años, y lo que nos queda, Martín Miguel dió mucho que hablar a nivel nacional. Y digo lo que queda todavía, porque aquéllo no es ni la sombra de lo que Alfonso de Hohenlohe Yturbe (1.924, Madrid- 2.003) hubiese sido capaz de hacer. Fallaron muchas cosas para los intereses de los promotores, y todavía necesitan solucionar uno de los mayores debates que se planteó desde un principio: el agua para el riego de los campos de golf, por lo que ya ha sido denunciado los promotores actuales en repetidas ocasiones.
Durante una entrevista para TV en su Finca y casa de "Las Monjas" en plena Sierra de Ronda
Se denuncia que están extrayendo el agua de las Lagunas de los Llanos de Bonanza, que son aguas de un acuífero sobreexplotado ya, y protegido. Digo que no es ni la sombra de lo que Hohenlohe quería hacer, no por la cantidad de folletos y propagandas que se difundieron sobre lo que quería hacer allí y que no han llegado a materializarse, sino porque personalmente pude comprobar durante los años que pude disfrutar de su compañía, que era un hombre preparado. Había estudiado la carrera de Ingeniero Agrónomo y se había especializado en Paisajismo. Y polémicas aparte, tuve muchas ocasiones de poder hablarle claro mirándole a los ojos, y conversar a solas sobre estos asuntos del medio ambiente y la Vida en general en su finca de Las Monjas o en el Marbella Club o en el Puente Romano. Os aseguro que Hohenlohe sabía lo que hacía en esas disciplinas. Otra cosa es su vida y sus escándalos sentimentales o de otro tipo.
La cuestión es que aquí nos ha dejado con un proyecto a medio terminar, sin su alma mater, y un escollo difícilmente solucionable para la negra historia urbanística de Sanlúcar de Barrameda. Hay que tener más cuidado con estos macroproyectos turísticos de golf, complejos hoteleros, campos de polos, porque ya estamos hartos de fantasmagóricos salvapatrias que basándose en la ruindad moral que campa a sus anchas por esta sociedad de hoy, nos prometen la Luna.
La cuestión es que aquí nos ha dejado con un proyecto a medio terminar, sin su alma mater, y un escollo difícilmente solucionable para la negra historia urbanística de Sanlúcar de Barrameda. Hay que tener más cuidado con estos macroproyectos turísticos de golf, complejos hoteleros, campos de polos, porque ya estamos hartos de fantasmagóricos salvapatrias que basándose en la ruindad moral que campa a sus anchas por esta sociedad de hoy, nos prometen la Luna.
En definitiva, yo me quedo con esa parte sensible de Hohenlohe y su última y sencilla mujer, Marilys Heynes, porque no voy a negar que realmente fué un quijote, aunque arremetió contra la línea cromática de los atardeceres de Martín Miguel, sin embargo dicen que el paisaje natural no deja dinero. Ahora que se depuren responsabilidades.
Manuel J. Márquez Moy
Manuel J. Márquez Moy
No hay comentarios:
Publicar un comentario