Los lodos proceden de la Presa de Alcalá del Río, como se apuntó desde un principio.La razón de tanto lodo en la Presa es otra cuestión que estamos estudiando. (imágenes de la semana pasada de la desembocadura)
Ya se venía mascando que mucho tiempo no podía tardar en saberse realmente la causa responsable directa de los vertidos de lodos al Guadalquivir. Desde un principio se sospechó de desembalses masivos e ilegales de la Presa de Alcalá del Río, pero algo tan evidente no era suficiente para nuestras instituciones públicas. Los hechos ya lo conocen los lectores. Una acumulación desmesurada de lodos en la desembocadura del Guadalquivir. Desde noviembre en que aparecieron los primeros vertidos muchos miraron hacia Alcalá del Río y otros para otro lado, sin querer afrontar el gravísimo problema que se nos venía encima. En un principio por la naturaleza de los sólidos, de los que se desconocían su composición físico-química, y por lo tanto los riesgos para la salud humana.
En estos casos se contrapone siempre por parte de la Administración el riesgo de crear alarmismo por los denunciantes. La cuestión radica en que durante todos estos meses se ha obviado lo que era patente y claro para muchos de los que nos dedicamos a estas tareas. Ahora habrá que solucionar la situación y depurar las responsabilidades de la Administración Pública in-competente en velar por la calidad de las aguas del Guadalquivir. Ha tenido que ser una empresa privada también, afectada notablemente por los lodos, Pistresa, la que ha sacado a la luz los orígenes de la contaminación. Esta contaminación deja en entredicho el Informe presentado sobre la Calidad de las Agua del Estuario del Guadalquivir que este mes de Mayo vino a presentarnos Hermelindo Castro, Director del Instituto Del Agua y la Delegada Provincial de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, Gemma Araujo.
Según los datos que manejábamos los componentes y colaboradores del Programa de Investigación “Las Huellas de la Memoria”, nada tenía que ver el Informe con la realidad de la llamada turbidez del agua. En principio los patrones químicos utilizados son sospechosos, al no existir una Orden que indique los niveles óptimos para los metales pesados del Estuario del Guadalquivir, ya que sólo existen los parámetros como agua de baño, pero no para vertidos (Ver Orden 14/Febrero de 1.997 sobre Calidad de las Aguas litorales, BOJA nº 27 -4 de Marzo 1997). Ni la tal confluencia de corrientes, mareas, lluvias o sequía a las que hacía alusión el Sr. Hermelindo Castro para justificar la concentración de lodos.
Tanto misterio científico de la Administración responsable, ha quedado en evidencia, con lo que presuntamente estamos ante un caso de corrupción por delito ecológico. Ahora tendrán que hablar también la Comisión de Seguimiento de las Reservas de Pesca creadas en el año 2.004 en nuestro estuario para salvaguardar el caladero y la zona de cría y engorde. Según hemos podido constatar con Biólogos Marinos del Instituto Oceanográfico que han recorrido palmo a palmo todo el Estuario, habrá que estar atentos a los alevinajes de tantas especies que están ahora en periodo de reproducción.
Y por último hacer los análisis preceptivos sobre la naturaleza de los lodos en cuanto a arrastre de pesticidas y otros productos que están en suspensión.
Por último el Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda tendrá que dar muchas explicaciones por negligencia e irresponsabilidad grave, ya que el asunto de los vertidos requerían de una mayor atención, cuando han mostrado hasta ahora una actitud de pasividad casi absoluta ante un problema que tiene a día de hoy muchos interrogantes sobre el daño real sobre el espacio estuárico y las innumerables consecuencias para el equilibrio ecológico, y los intereses económicos y turísticos.
Manuel J. Márquez Moy, Coordinador del Programa de Investigación "Las Huellas de la Memoria"
En estos casos se contrapone siempre por parte de la Administración el riesgo de crear alarmismo por los denunciantes. La cuestión radica en que durante todos estos meses se ha obviado lo que era patente y claro para muchos de los que nos dedicamos a estas tareas. Ahora habrá que solucionar la situación y depurar las responsabilidades de la Administración Pública in-competente en velar por la calidad de las aguas del Guadalquivir. Ha tenido que ser una empresa privada también, afectada notablemente por los lodos, Pistresa, la que ha sacado a la luz los orígenes de la contaminación. Esta contaminación deja en entredicho el Informe presentado sobre la Calidad de las Agua del Estuario del Guadalquivir que este mes de Mayo vino a presentarnos Hermelindo Castro, Director del Instituto Del Agua y la Delegada Provincial de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, Gemma Araujo.
Según los datos que manejábamos los componentes y colaboradores del Programa de Investigación “Las Huellas de la Memoria”, nada tenía que ver el Informe con la realidad de la llamada turbidez del agua. En principio los patrones químicos utilizados son sospechosos, al no existir una Orden que indique los niveles óptimos para los metales pesados del Estuario del Guadalquivir, ya que sólo existen los parámetros como agua de baño, pero no para vertidos (Ver Orden 14/Febrero de 1.997 sobre Calidad de las Aguas litorales, BOJA nº 27 -4 de Marzo 1997). Ni la tal confluencia de corrientes, mareas, lluvias o sequía a las que hacía alusión el Sr. Hermelindo Castro para justificar la concentración de lodos.
Tanto misterio científico de la Administración responsable, ha quedado en evidencia, con lo que presuntamente estamos ante un caso de corrupción por delito ecológico. Ahora tendrán que hablar también la Comisión de Seguimiento de las Reservas de Pesca creadas en el año 2.004 en nuestro estuario para salvaguardar el caladero y la zona de cría y engorde. Según hemos podido constatar con Biólogos Marinos del Instituto Oceanográfico que han recorrido palmo a palmo todo el Estuario, habrá que estar atentos a los alevinajes de tantas especies que están ahora en periodo de reproducción.
Y por último hacer los análisis preceptivos sobre la naturaleza de los lodos en cuanto a arrastre de pesticidas y otros productos que están en suspensión.
Por último el Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda tendrá que dar muchas explicaciones por negligencia e irresponsabilidad grave, ya que el asunto de los vertidos requerían de una mayor atención, cuando han mostrado hasta ahora una actitud de pasividad casi absoluta ante un problema que tiene a día de hoy muchos interrogantes sobre el daño real sobre el espacio estuárico y las innumerables consecuencias para el equilibrio ecológico, y los intereses económicos y turísticos.
Manuel J. Márquez Moy, Coordinador del Programa de Investigación "Las Huellas de la Memoria"
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