viernes, marzo 20, 2009

EN SANLÚCAR DE BARRAMEDA HAY MIEDO DE PREGUNTAR Y LA LIBERTAD DE PRENSA ESTÁ EN UNA SITUACIÓN GRAVE

En poco menos de veinte años Sanlúcar de Barrameda se ha quedado sin apenas medios de comunicación. La información que le llega a los ciudadanos es mínima, por no decir casi ninguna, y hay bastantes intereses en no abordar problemas realmente en profundidad. El género de la entrevista es muy acomodaticio para los que tienen mucho que explicar y contar, pero se ha perdido el hacer preguntas que puedan comprometer a empresarios, sindicalistas, políticos o personas con responsabilidad pública que pueden revelar datos que despertarían el sentido crítico de los ciudadanos.

Tanta complacencia deteriora la dignidad de la profesión periodística, como vienen criticando las Asociaciones Españolas de la Prensa, bien por la carencia de formación de los que ejercen la profesión o por las imposiciones de los propios editorialistas o empresarios de los medios.

La libertad de expresión en la ciudad queda solapada por unos mediocres o inoperantes consejos de participación de la Institución Municipal del Ayuntamiento, o cuando no con denuncias en los propios juzgados para intentar amedrentar el ejercicio de un derecho y un deber del periodismo como el de informar a la población y abrir o suscitar cauces de debates públicos.

Es muy grave que en la información que se da a los habitantes de Sanlúcar a través de los medios de comunicación que quedan, sólo se limite a resquicios más cercanos a las llamadas noticias publicitadas y no a noticias contrastadas y lo más plurales posibles con profundo calado social. Existen muchos problemas graves que no se tocan ni por asomo con lo que los medios de comunicación en general pierden todo su sentido de bien público.

Hemos visto durante estos últimos meses cómo se reacciona cuando se analizan asuntos como el del narcotráfico, pero en dimensiones parecidas ocurre con otros tantos asuntos que se siguen silenciando. Casos, por citar sólo tres ejemplos: estudios sobre el cáncer, delitos en el Patrimonio Histórico-Artístico y la Salud Ambiental.

Con esto advierto que para nada se critica a los trabajadores que hacen lo que buenamente pueden, sino a los que manejan desde los despachos las diferentes empresas de comunicación que todavía sobreviven en la ciudad.

Manuel J. Márquez Moy (Reporteros Sin Fronteras)

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