Con el año agrícola a punto de comenzar, los hombres de campo empiezan a preparar sus tierras de labor para aprovechar las primeras lluvias del Otoño. Un campo sediento del líquido elemento que abre sus brazos para acoger las primeras gotas como el verdadero maná que cae del cielo.
Sin temor a equivocarme podría afirmar que estamos ante uno de los momentos más importantes del año para los que viven de la madre tierra. Una lluvia prolija pero sostenida en el tiempo empapará el terreno para que la posterior siembra arraigue, primero, y crezca después, con la fuerza suficiente que asegure una buena recolección.
Para que la campaña llegue a buen término y se completen los objetivos de manera exitosa el agricultor sabe que ha de realizar algunas tareas de obligado cumplimiento, labores que van a preparar el terreno para lo que ha de venir.
Y en esas estamos, Sanlúcar como buen labrador prepara sus tierras para lo que el Gurú ha sentenciado que vendrá más pronto que tarde. En el campo a día de hoy están ya los tractores arando las tierras, en nuestra ciudad, a día de hoy, ya ha comenzado la maquinaria pesada del poder a remover los terregales.
El paralelismo es indiscutible y el final también, ya que no hay labor que se precie que no acabe con una gran recolección, o al menos esas son las previsiones con las que se trabaja desde el principio.
El agricultor, una vez labrado el terreno acometerá sin descanso las tareas marcadas en el calendario, el político irá cumpliendo a raja tabla el timing impreso con letras de oro en esa libreta particular que suele escribir otro. Lo cierto es que campesinos y responsables municipales han puesto la maquinaria en marcha, y eso querido lector ya no tiene marcha atrás. Ahora toca ver cómo se van pasando las hojas de ese cuaderno rojo que tanto sabe del futuro que nos aguarda como ciudadanos y sobre todo como contribuyentes, aunque visto lo visto “sólo” podemos esperar pacientes a que lo que está escrito pase. En este tiempo iremos escuchando y sobre todo leyendo, excusas que nadie ha pedido, y ya se sabe excusatio non petita, acusatio manifiesta.
Primero nos sueltan aquello de caperucita y el lobo, luego viene lo de los tres cerditos y más tarde, y aquí volvemos al campo, lo de la cigarra y la hormiga.
Llega octubre y algo siempre tiene que pasar en estas fechas, Sanlúcar por desgracia ha escrito demasiadas páginas negras de su historia en este mes, y espero, aunque he de reconocer que con poco entusiasmo, que no volvamos a tener un veranillo de los membrillos en el que algún membrillo decida que los Sanluqueños tengamos que terminar pagando 1080 euros per cápita de impuestos a nuestro Ayuntamiento frente a los 651 que pagábamos en 2006.
P.D. desde el cariño y la admiración por los hombres del campo.
José Luis Cuevas es Secretario Local de AS (Alternativa Sanluqueña) y Concejal en el Ayuntamento de Sanlúcar de Barrameda
miércoles, septiembre 16, 2009
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