La nueva esclusa del Puerto de Sevilla en construcción |
Subtitula el reportaje como "Dudas sobre el dragado ponen en riesgo el desarrollo de la actividad portuaria, vital para la economía sevillana ". La economía sevillana, muy legítima de luchar por sus intereses, algo que aquí en Sanlúcar de Barrameda no han hecho nunca y menos ahora. También es cierto que es enfrentarse al centralismo sevillano, que ha impedido muy bien la conexión por carretera desde finales de los sesenta de Cádiz y Huelva, porque le interesa que el tránsito se siga haciendo por la capital andaluza. Y efectivamente carretera no. Pero hay hoy día suficientes medios de ingeniería para estudiar esa conexión de Cádiz y Huelva que no afectarían a Doñana para nada.
Pero la Autoridad Portuaria ha hecho un trabajo colosal para ampliar el Puerto de Sevilla y construir la nueva esclusa, sin pensar cómo van a entrar los barcos de mayor calado por la Barra del Guadalquivir. Porque no es abrir un canal con 6 a 8 metros de profundidad, que ya es una barbarie, sino las mil y una repercusiones sobre la biodiversidad , la geomorfología de la desembocadura, y la economía de los pueblos de más abajo de Sevilla.
"El Puerto vive días de vértigo. La comisión Doñana 2005 debe elevar en unos días al Ministerio de Medio Ambiente su dictamen sobre el dragado del río, una operación vital para el desarrollo de la actividad portuaria y, por ende, para la economía sevillana. Lo hará tras conocer un informe científico en el que se alerta de que la operación puede afectar a Doñana y su entorno y que si se ejecuta será necesario realizar importantes labores de mantenimiento pero también después de que la propia Consejería de Medio Ambiente, a través de su titular, Juan José Díaz Trillo, tras conocer ese informe, subrayase la necesidad de esa obra y abogase por un dragado «sostenible» del cauce vivo del Guadalquivir", dice el reportaje.
"La decisión no es baladí. Está en juego el futuro del puerto y con él buena parte de las previsiones de desarrollo económico de Sevilla y su área metropolitana, amén del aprovechamiento real de una obra de infraestructura, la nueva esclusa, que está a punto de terminarse y cuya ejecución se incluye en un ambicioso plan de mejora de los accesos del puerto en donde hasta ahora se han invertido la nada despreciable cifra de 170 millones de euros.", continúa el reportaje de ABC.
"Si el dragado puntual del río —no se producirá en todo el canal y permitirá pasar de los seis metros de profundidad de algunos tramos hasta los ocho— no se acomete, esta colosal obra de ingeniería perderá sentido: por ella podrán pasar barcos de hasta 40 metros de manga, casi el doble del actual, pero la profundidad del río seguirá limitando el acceso de buques y, con ello, el desarrollo de la actividad portuaria que al pairo de esas actuaciones estaba tomando impulso y consolidando al puerto sevillano. Y es que hay que tener en cuenta un hecho fundamental: la entrada de mayores buques, que pueden transportar un volumen mayor de mercancías, permitiría reducir los costes de escala a muchas empresas y eso redundaría en una mayor competitividad del puerto.".
Eso. Y como dice el titular, a nosotros que nos parta un rayo. Todo esto es fruto de la descoordinación que ha habido en todos estos años, pues esto no es cosa de ayer, sino de 17 años como mínimo. Ya tuvieron tiempo para planificar, y mientras se silenciaba al principio lo que se quería hacer, y las dudas, y las denuncias de que eso no lo iba a poder soportar la desembocadura del Guadalquivir, esto ha sido un pim-pam-pum, y ahora si no se hace como se quiere, las culpas de nuevo las tiene Doñana-dirán-. Imaginaros el estropicio, pues ya en el entorno del Puerto sevillano se han instalado "grandes empresas como Decathlon, Corte Ingles, Leroy Merlín, Mercadona, Carrefour... que han sabido aprovechar la ventajas que supone localizar su centro de distribución en el único puerto interior de España que, además, cuenta con una oferta de transporte ferroviario que alcanza los 22 enlaces regulares a la semana de trenes de contenedores.".
Además, hay elecciones de por medio, y el Ministerio de Pepiño y el de Rosa Aguilar lo tienen crudo para decidir ante el Dictamen de los científicos.
En definitiva, y si se aprueba el dragado del río, pues toda una sangría, y aquí sin enterarnos, como siempre.
Manuel J. Márquez Moy
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