Desde hace muchos años venimos escuchando que el Conjunto Histórico-Artístico de Sanlúcar está protegido desde 1.973, aunque pocos han visto el documento que lo atestigua. Adjuntamos hoy, gracias a la siempre atenta Nieves García Ortíz, Archivera Municipal, los Boletines Oficiales de la época, cuando el Ministerio de Educación y Ciencia el 26 de Julio de 1.973 protege nuestro casco histórico. Pero todo esto viene ahora porque desde hace años la arqueología en Sanlúcar de Barrameda ha sido un disparate y un negocio para muchos espabilados.
El Decreto de Actividades Arqueológicas, inspirado en la Ley del Patrimonio Histórico de la Junta de 1.991, recientemente reformada por la nueva Ley de Diciembre de 2.007, deja muy clarito al igual que el PGOU de Sanlúcar, que toda obra que se realice en la zona dentro del Conjunto Histórico-Artístico debe de acompañarse antes que nada de una excavación arqueológica. Esas prospecciones y excavaciones deben de contratarse por el Promotor o Arquitecto. En Sanlúcar de Barrameda no aporto nada nuevo si digo que no se ha respetado para nada estas leyes. Existe una razón muy convincente. Toda excavación realizada, y miren que se han hecho obras en Barrio Alto y Bajo en el Conjunto Histórico, debe de dirigirla Arqueólogo colegiado, y éste presentar una memoria ante la Junta de Andalucía, donde posteriormente por Ley se debe publicar en el llamado Anuario Arqueológico.
La última excavación legal de la que tenemos noticia es un sondeo realizado en el Callejón de los Trapos, hecha por dos arqueólogas, Carmen J. Pérez Pérez y Esther López Rosendo. En la memoria que sí se publica en el Anuario Arqueológico de las excavaciones del año 2.003, como es preceptivo, si miramos hacia atrás en el tiempo no existe recogido en ningún anuario anterior ninguna memoria de Excavación realizada, lo que viene a equivaler que todos los restos arqueológicos de Sanlúcar de Barrameda que además de publicarse deben depositarse en el Museo Arqueológico de Cádiz, actualmente están desaparecidos, sin contar Tesorillo, Evora, y otros de renombre. Ambas arqueólogas citadas, con las que me he puesto en contacto, se sorprendieron cuando les dijeron presuntamente en la Gerencia de Urbanismo de nuestro Ayuntamiento, que sólo podían realizar las excavaciones arqueólogas de Sanlúcar de Barrameda, cosa bastante extraña, aunque al final corrigieron el error.
En la memoria de 2.003 del Anuario Arqueológico que edita la Consejería de Cultura, dice en una parte: El sondeo arqueológico realizado en el Callejón de Los Trapos del Barrio Alto de Sanlúcar ha estado motivado por la construcción de una piscina en el interior de una antigua bodega del siglo XIX. La estratigrafía resultante ha permitido estudiar una secuencia continuada de la ocupación del Barrio Alto de Sanlúcar desde el siglo XIV hasta la actualidad, con un repertorio de material arqueológico que refleja los contactos entre Sanlúcar y los alfares de Sevilla desde la época de las primeras producciones cristianas.
La intervención arqueológica en la antigua bodega del Callejón de Los Trapos n.º 4 esquina con la calle Luis de Eguilaz de Sanlúcar de Barrameda ha estado motivada por las obras de rehabilitación y ampliación de una vivienda y su bodega para uso de hospedaje. La construcción de una piscina en el interior de la bodega, con una profundidad máxima de 2’50 metros en su tercio norte, y la posibilidad de alcanzar niveles de ocupación antigua justificó la realización de un sondeo preventivo previo a la realización de las obras de edificación.
La actuación arqueológica en la bodega de la calle Luis de Eguilaz 19 esquina con el Callejón de los Trapos de Sanlúcar de Barrameda constituye una intervención preventiva por estar recogida como una actividad obligatoria en las normativas del planeamiento urbanístico del Barrio Alto de la ciudad. La bodega está situada en el área considerada como “Zona de Cautela Arqueológica del Barrio Alto”, en base a lo establecido en el Artículo 9.21.- de las normas urbanísticas del P.G.O.U. vigente y se ubica a intramuros del recinto fortificado del siglo XV cerca del hipotético paramento norte de la muralla, según la topografía del terreno, y muy próximo al castillo de Santiago, distante de él unos 180 metros con dirección Nordeste [Fig. 1].
PRECEDENTES DE INVESTIGACIÓN ARQUEOLÓGICA EN EL BARRIO ALTO DE SANLÚCAR DE BARRAMEDA
Las investigaciones arqueológicas -continúa la memoria- en el Barrio Alto de la ciudad de Sanlúcar han sido escasas o poco conocidas. Desgraciadamente no contamos con la publicación de los resultados científicos de las actuaciones realizadas hasta la actualidad. Sólo hemos encontrado algunas leves notas publicadas en una revista local, correspondiente a la actuación arqueológica realizada por la Escuela Taller “Tartessos” en el castillo de Santiago (Lavado Florido 1990b). A través de una escuela-taller que estuvo funcionando desde 1989 a 1991, se realizaron una serie de actuaciones arqueológicas de apoyo a la restauración de esta fortaleza medieval. Un avance de los resultados de estas intervenciones fue publicado en agosto de 1990 en una revista editada por la propia escuela-taller. Por las anotaciones de la directora de la intervención sabemos que en 1983, ya se había realizado una primera intervención arqueológica en la zonas de la liza interior, en el sector norte de la fortaleza y frente a la conocida como Puerta de la Sirena. Esta primera excavación arqueológica fue dirigida por D. Ramón Corzo.
Por su parte, las actuaciones de la escuela–taller “Tartessos”, durante la primera fase de su intervención, iban encaminadas a conocer la estructura original del edificio y sus niveles originales para aclarar definitivamente su fundación, centrando las excavaciones en la zona Norte (proyecto que se extendería también al sector Sur y Este de la fortaleza, en la campaña de 1990) (1).Tradicionalmente se ha considerado que la fortaleza de Santiago fue mandada construir por D. Enrique Pérez de Guzmán, II Duque de Medina Sidonia para dominar la desembocadura del río Guadalquivir, con un estilo de tradición gótica cuya fecha de terminación se establece entre 1477 y 1478, tomándose como referencia la visita que Isabel la Católica realizó a Sanlúcar (Lavado Florido 1990b: 6). La fortaleza perteneció a la casa ducal hasta que en 1645 Sanlúcar se incorporó a la Corona de Castilla.
Con respecto a los recintos amurallados del Barrio Alto de Sanlúcar se realizó se realizó en 1987 una intervención arqueológica de apoyo a la restauración de la zona conocida como “Las Covachas”, dirigida también por D.ª María Luisa Lavado, donde según algunos estudiosos estaría la antigua “Puerta del Mar” del recinto del siglo XV. Recientemente fue también recuperado un lienzo de muralla, posiblemente perteneciente a la primera cerca medieval y relacionable quizás con el castillo de las Siete Torres, en un solar localizado entre la Plaza de La Paz y la calle Escuelas, mediante una intervención arqueológica dirigida por la arqueóloga D.ª María José Richarte. Por la información ofrecida por los técnicos de la Delegación Provicial de Cádiz en este mismo solar se excavaron varios pozos rellenos de materiales arqueológicos.
¿Qué ha pasado entonces con todos los restos arqueológicos hasta 2.003?. Curiosamente, porque al ser muchas las memorias de toda Andalucía las que hay que publicar en los Anuarios Arqueológicos, en imprenta están ahora más de 500 memorias, las cuáles saldrán en dos tomos en el Anuario Arqueológico de 2.004. ¿Saben cuántas memorias hay de excavaciones en Sanlúcar?. Una, y concretamente pertenece a una carretera del extrarradio. ¿ Dónde han ido a parar tantos restos que se saben que se han encontrado y que curiosamente ha excavado Mª Luisa Lavado Florido? ¿Tiene que decir algo al respecto el Arqueólogo Lorenzo Perdigones?.
Ginés Sáez Hernández estaba muy convencido que los bajos de la desembocadura del Guadalquivir había restos importantes arqueológicos en el Placer de San Jacinto, especialmente. Aquí en la serie "Al encuentro del Hombre" en 1.994.
¿Por qué tanto silencio?. ¿Es que no nos importa el posible expolio que se está haciendo de la Sanlúcar arqueológica?. ¿Por qué no se han publicado esas memorias de excavaciones que sabemos que han habido hasta el año 2.004, donde no hay rastro de ninguna actuación registrada?. Ahora, por fin, se ha incoado también como zona de Servidumbre Arqueológica en Andalucía diferentes zonas de interés arqueológico subacuático. En el último dragado importante que se hizo en el Guadalquivir, el Investigador y amigo, ya fallecido, Ginés Sáez Hernández, tenía constancia que en 1.983 se sacaron hasta bloques ciclópeos frente al Club Náutico de Sanlúcar y columnas. Dentro de todas las zonas de Andalucía destaca como protegida, en trámite para declararse zona BIC (Bien de Interés Cultural), la desembocadura del Guadalquivir, desde la Piedra de Salmedina hasta Sevilla. Así lo describe la Ley publicada en el BOJA el pasado 1 de Abril:
"Todo ello hace aconsejar que toda esta área se delimite
como Zona de Servidumbre Arqueológica dentro de la cual se
contemplarán diversas zonas arqueológicas.
4.4. Arenas Gordas-Desembocadura del Guadalquivir.
La importancia que la actual provincia de Huelva ha tenido
a lo largo de la historia desde el punto de vista comercial,
ha hecho que haya sido visitada por diversas culturas desde la
Protohistoria hasta época contemporánea. Esta comercialización
de los productos más destacados de la zona, sobre todo
la minería, se realizaba, en su mayor parte, por vía marítima o
fluvial, por lo que el litoral onubense adquirió una gran importancia
desde el punto de vista naval.
Es bien conocido que tanto fenicios, griegos, romanos
como musulmanes, visitaron la zona por vía marítima, explotando
el territorio desde el punto de vista agrícola, ganadero y,
sobre todo, minero.
Sin embargo, el gran impulso marítimo de la zona viene
de la mano del descubrimiento del Nuevo Mundo, con el consiguiente
auge del tráfico naval y comercial gracias al cual el
Atlántico se vio surcado por embarcaciones que transportaban
todo tipo de mercancías. Fue, por lo tanto, un hecho de gran
trascendencia como es el descubrimiento de América, el que
impulsó la navegación, convirtiéndose ésta en un medio indispensable
para el comercio.
En definitiva, el que toda esta franja costera fuera una
zona visitada por embarcaciones desde la Antigüedad, posibilitó
que se transformara en un espacio en el que los naufragios
bien pudieron ser muy frecuentes a lo largo de los siglos.
Mediante el análisis de la bibliografía así como de los distintos
documentos históricos obtenidos en el Archivo General
de Indias y en el Instituto Hidrográfico Nacional, ha sido posible
conocer, en gran medida, las zonas en las que existen un
número de pecios considerable a lo largo del litoral onubense,
lo que presupone la existencia fundada de restos arqueológicos
de interés, que justifican su declaración como Zona de
Servidumbre Arqueológica.
Tras el análisis de la documentación, se puede constatar
que en la zona denominada «Arenas Gordas», tuvieron lugar la
mayor parte de los naufragios. Esta circunstancia se explica
fácilmente si se tiene presente que nos encontramos ante
unos fondos que sufren una constante variación, debido a importantes
aportes de arena que tienen su origen en las dunas
móviles del Parque Nacional de Doñana, y que son transportadas
tanto por las corrientes marinas como por la acción eólica.
Son estos aportes los que dan lugar a la formación de bancos
arenosos que ya en la Edad Moderna provocaban el naufragio
de numerosas embarcaciones en este tramo de costa, cuando
Sevilla, 1 de abril 2008 BOJA núm. 63 Página núm. 81
se veían empujados hacia ella bien por la acción del viento
bien por las bandas corsarias que acechaban este litoral.
En cuanto a la Desembocadura del Guadalquivir se tienen
numerosas referencias de hallazgos que generalmente suelen
corresponderse con piezas cerámicas aisladas, de cronología
romana o moderna, así como lingotes de plomo en algunos
trabajos de extracción como son los dragados, cañones, monedas...
De la misma forma, se tienen numerosas referencias documentales
del naufragio de barcos principalmente relacionados
con el comercio de Indias –unos 60 desde el año 1541 al
año 1786.
Existen también datos documentales sobre construcción
de sólidos en la zona para la manipulación de mercancías más
pesadas. De estos muelles, en Sanlúcar se tiene constancia
de la construcción de uno en tiempos de Carlos II y que fue
demolido por los embates de los temporales. Los restos de su
obra viva todavía están bajo el agua, pero de su obra muerta,
es decir, de la que emergía del agua, no queda nada. Ciertos
buceadores han podido comprobar la existencia de los restos
de la pared de bloques, y los numerosos bloques desprendidos
y esparcidos por las olas y semienterrados por las arenas.
Noticias orales y documentales indican que en la zona denominada
El Bajo de las Siete Brazas, a mitad de distancia entre
el arranque del muelle de Chipiona y la boya número uno,
llamada La Grajuela o el Perro y el norte verdadero del Faro
de Chipiona, se puede localizar una aguja de piedra, que con
toda seguridad son los últimos vestigios del faro que entre los
años 138 y 130 a.C. construyó el Cónsul romano Quinto Sevilio
Caepio. Igualmente, se tienen noticias de la existencia de
una posible calzada: cuando en 1930, se procedió a dragar el
canal de navegación entonces en uso, para darle una anchura
y una profundidad más homogénea, al acercarse las dragas
al bajo conocido como Riceta de Cambray por su lado Norte
(frente al actual Club Náutico), sacaron bloques ciclópeos de
piedra, que hasta hace poco, lo recordaban algunos de los viejos
pescadores que quedaban en Bajo de Guía.
En época más reciente, cuando estaban finalizando las
obras del actual Canal de Navegación, las dragas en sus últimos
repasos, volvieron a sacar más piedras ciclópeas, e incluso
columnas de piedra y trozos de muro de ladrillo, esta
vez por el lado sur de dicho bajo; y más hacia afuera, gran
cantidad de losas de piedra como las que se empleaban en
las pavimentaciones de las calzadas o vías romanas.
Noticias orales indican la existencia de pipas de caolín y
de lastre de un barco frente a la Base Militar de Rota, aproximadamente
en la zona denominada Corral del Catalán, así
como restos anfóricos en los Bajos de Salmedina".
¿Qué pasará entonces con los futuribles dragados del río?
Calle Cristo de las Aguas de noche, en pleno Barrio Alto, donde se siguen realizando obras sin conocimiento de posibles sondeos arqueológicos como marca la Ley.
Manuel J. Márquez Moy , Coordinador del Programa de Investigación "Las Huellas de la Memoria"