Ya lo hemos dicho en algunas ocasiones aquí. Antonio Piñero (1.941-Chipiona), aparte de ser un buen amigo, de los que no abundan hoy, es un científico serio y de gran prestigio internacional. Es toda una autoridad-así considerado por la crítica- en el Cristianismo Primitivo. Éste Catedrático de Filología Griega, Neotestamentaria, y lenguas Indoeuropeas de la Universidad Complutense de Madrid es uno de los máximos expertos en el conocimiento de Jesús de Nazaret y su época. Después de más de 30 años dedicado al estudio de los manuscritos que se conservan de la época, lleva unos años presentando el resultado de sus investigaciones estrictamente científicas con la publicación de numerosos libros divulgativos que nos ayudan a conocer mejor qué es lo que hay realmente de cierto entre tanta literatura religiosa,pero con el rigor de que se pueda demostrar con documentos fidedignos. Muchos lo han conocido ahora de la mano de Iker Jiménez, pero Antonio ha realizado una labor minuciosa durante tres décadas muy intensas.
Una vez más hemos aprovechado para auscultar la evolución de los estudios sobre Jesús y su mundo.
Antonio, gracias de nuevo por buscar un hueco en tu vida tan ajetreada entre conferencias, lecturas, reportajes para TV, clases y estudios.
Sabes que siempre me tienes a tu disposición.
-Vamos a entrar en algunas materias, para ir aclarando algunos aspectos, además de felicitarte por el enorme éxito de tus libros. En el Nuevo Testamente aparecen diferentes Santiagos. ¿Qué se sabe de Santiago, quien firma la Epístola, o la que lleva su nombre, porque es curioso su contenido, más cercano a lo que supuestamente predicaba Jesús?
Según el saludo inicial el escrito se ampara en la figura de un cierto “Santiago, siervo de Dios y de Jesucristo”. En el Nuevo Testamento hay cinco personas que portan este nombre:
1. Santiago, el Mayor, hijo del Zebedeo (Mc 1,19; 3,17; Hch 12,2).
2. Santiago, hijo de Alfeo (Mc 3,18).
3. Santiago, hermano del Señor (Mc 6,3; 1 Cor 15,7; Gál 1,19; Hch 12,17; 15,13).
4. Santiago, el Menor (Mc 15,40, hijo de otra María, mujer de Cleofás, distinta de la madre del Señor).
5. Santiago, padre del apóstol Judas (Lc 6,16 y Hch 1,13).
Como el autor de la carta muestra tener una gran autoridad, se suele descartar sin más como posibles autores a los Santiagos casi desconocidos (ns. 2.4.5). El hijo del Zebedeo (nº 1) queda eliminado también porque murió mártir hacia el año 44 d.C. (Hch 12,22) y porque el análisis de la carta, sobre todo la controversia con la doctrina de Pablo sobre la justificación por la fe (2,14-26), no permite una datación tan temprana. Queda, pues, tan sólo Santiago, el hermano del Señor. De él sabemos por Pablo, los Hechos y Josefo (que lo caracterizan como un fiel observante de la Ley, aunque no tan fanático como para prohibir la misión a los gentiles: Hch 15), que era jefe supremo de la iglesia de Jerusalén. Según Josefo (Ant. XX 200), murió mártir en el 62. Sin embargo, la inmensa mayoría de los especialistas opina que no es posible esta atribución. Se suelen apuntar los argumentos siguientes:
· El estilo y la lengua elevada del escrito, compuesto originalmente en griego, hacen muy inverosímil la autoría por parte de un sencillo campesino galileo. También es muy inverosímil que el “hermano del Señor” citara la Biblia no en hebreo, sino según la versión griega de los LXX.
· La discusión sobre la doctrina paulina de la “justificación por la fe” exige un momento de la historia de la teología cristiana en el que esta idea se hubiera extendido e interpretado de diversas modos. Probablemente, pues, después de la muerte de Pablo. Es poco probable que Santiago, el hermano del Señor, hable de la “ley de la libertad”, el Evangelio, (1,25) cuando para él y sus seguidores no había otra “ley” que la de Moisés.
· Las dificultades que tuvo este escrito para ser admitido en el canon apuntan a que no existía una tradición fija en los siglos II y III que señalara a Santiago como autor de este escrito.
Estos argumentos son en conjunto muy convincentes. Tenemos, pues, en Santiago un escrito voluntariamente pseudónimo, compuesto probablemente por un judío hecho cristiano, que se inscribe en la corriente tardía del Nuevo Testamento de apuntalar toda la verdad de la moral o de la tradición con la autoridad de un “apóstol”.
Aunque la obra de Antonio Piñero es muy prolija, uno de los grandes éxitos ha sido su "Guía para entender el Nuevo Testamento" . Ed. Trotta.
- ¿Hay demasiadas afirmaciones gratuítas o libros incluso basados en la religión Cristiana que no tienen ningún soporte científico?
Muchísimas. Al estilo de “El Caballo de Troya”, “El Código da Vinci” en la parte de ficción, y otros muchos volúmenes, en la parte teórica de libros “científicos”, que no tienen la menor idea en concreto de la vida real del Jesús de la historia o de cómo era el cristianismo primitivo…, al estilo de “Jesús vivió y murió en Cachemira”, o mil otros que hablan de Jesús como mago porque estuvo muchos años en Egipto, que se basan en textos apócrifos mal interpretados, etc.
- ¿Hacen daño este tipo de libros en lo que respecta a que se siga desvirtuando lo que realmente se conoce científicamente?
Hacen daño científico: desorientan totalmente a los lectores. Lo que dice la historia y la filología es suficientemente interesante, apasionante diría, como para no dolerse y quejarse de que la lectura de libros ininteresantes y mal informados no permitan que los lectores tengan tiempo y ganas de leer los buenos.
- ¿Sería exagerado afirmar que hay un antes y un después de “El Código Da Vinci”?
Sí se puede afirmar así. Antes nadie había conseguido con una historia sobre Jesús y la Magdalena, más otras noticias sobre el cristianismo primitivo, vender casi 40 millones de ejemplares como Dan Brown. Un caso claro: en España Rafael Hereza y Manuel Asensio han escrito sobre las relaciones de Jesús María Magdalena en el mismo sentido que Dan Brown. ¿A qué lectores ha trascendido esto? ¿Quién recuerda sus libros? Para este tema debo remitir a los lectores a mi obra Jesús y las mujeres, Aguilar, Madrid, 2008, pp. 180 y siguientes.
- ¿Qué recuerdos tienes de Chipiona, como ciudad natal?
Los mejores recuerdos. La infancia imprime carácter: el hombre es su infancia. Por ello, mi pueblo natal, su gentes, la tierra en sí, está siempre presente en mí.
- ¿En qué se ha avanzado en estos años en la investigación sobre Jesús? ¿Hemos conocido cosas nuevas, o incluso lo que se daba como cierto sigue en una nebulosa?
En estos años se va consiguiendo un gran consenso entre los investigadores independientes en puntos de vista acerca de la historia del cristianismo primitivo, y del marco intelectual, y los rasgos más importantes de la vida, misión y figura del Jesús histórico.
-Sé que es difícil en pocas palabras, pero qué es realmente la Navidad, dónde hunde sus orígenes y cómo llega a ser adoptada por la Iglesia Católica?
La Navidad y los belenes empezaron a celebrarse en el siglo XII por influencia de los franciscanos, con san Francisco de Asís… a la cabeza, pero celebraciones del nacimiento de las divinidades en general son tan antiguas en el ámbito del Mediterráneo como la existencia misma de las religiones evolucionadas. En el siglo I se celebraba el nacimiento de Mitra, por ejemplo, cerca de las mismas fechas.
- No sé si alguna vez has indagado en las doctrinas del mormonismo. ¿Qué le parece eso de que un tal Lehi sale desde Jerusalén siguiendo la llamada Ruta del Incienso hasta América?. Es otra manera de preguntarte por el mormonismo.
No he indagado en el mormonismo.
-¿Por qué tanto morbo en torno a María Magdalena?
El morbo es explicable: presenta a un Jesús mucho más humano…, y la gente cree que se están revelando por fin secretos que la Iglesia ha intentado ocultar siempre.
- Al pueblo llano que se considera católico le sigue costando trabajo aceptar lo que dicen los legajos. Prefieren la tradición oral, aun viniendo curiosamente de libros apócrifos.
No creo que esto sea verdad. Los “legajos” son también libros…; ahora las nuevas ideas religiosas se transmiten a través de textos escritos (aunque sea por Internet) no por tradición oral.
- ¿Por qué crees que existe tanto auge en estos años de los libros de contenido religioso, sean divulgativos, ensayos o novelas?
La religión siempre está de moda, de un modo u otro. Ahora lo que está de verdaderamente moda es una cierta pasión por lo religiosamente nuevo, por aquello que contradice la doctrina oficial y que puede presentar nuevas perspectivas…, sobre todo si se piensa que se está restableciendo una verdad originaria, ocultada por las jerarquías eclesiásticas.
- Tiene que haber un personaje con los que te has cruzado en tus investigaciones, aparte de Jesús, que te haya llamado la atención. ¿Puedes decirnos uno en especial?
Sin duda, Pablo de Tarso: él es el verdadero creador del cristianismo dominante hoy día, es decir, el cristianismo de hoy es la plasmación en doctrinas y dogmas del punto de vista teológico, de la interpretación paulina de la misión y de la figura de Jesús de Nazaret. Ha tenido casi más importancia esta interpretación que el pensamiento original de Jesús mismo.
-¿ Cambiará la Iglesia Católica algún día el canon de los libros de la Biblia o seguirá rechazando los apócrifos?
No cambiará la Iglesia. La definición del canon es un hecho histórico y la historia no puede desdecirse ni cambiarse. Jamás aceptarán las iglesias modificar el canon en el sentido de aceptar los apócrifos neotestamentarios; ni tampoco los apócrifos del Antiguo Testamento. En todo caso si apareciere un documento nuevo, por ejemplo un ejemplar de la “Fuente Q”, podría ser que las Iglesias se pudieran plantear admitirlo en el canon. Pero, a la verdad, ni eso parece posible.
- ¿Qué es lo próximo con lo que nos sorprenderás con tus estudios?
Hay libros que están ya entregados a diversas editoriales, y de algún modo en prensa o maquetación. Aparecerán a lo largo del año que viene. Así un volumen con “Todos los evangelios”, tanto apócrifos como canónicos. En total 75 evangelios reunidos con una nueva traducción. Espero que se convierta en un libro de referencia (Editorial Edaf). Aparecerá también el volumen VI, la “Apocalíptica” de la colección de “Apócrifos del Antiguo Testamento” (Cristiandad). También un libro, escrito con otros colegas con el título “El Juicio Final” (Edaf), y también una especie de antología de textos apócrifos del Antiguo y del Nuevo Testamento, de unas trescientas páginas (Ediciones Cátedra). No todos estos libros son obras sólo mías; la mayoría son en comandita con otros autores, pero el editor literario soy yo.
Lo que llevo entre manos para otros años es la terminación del tomo III de la edición bilingüe, latín y griego, de los “Hechos apócrifos de los Apóstoles” (B.A.C.); unos estudios sobre la evolución ideológica del cristianismo primitivo, en concreto sobre la divinización de Jesús, y una “Guía para entender a Pablo de Tarso”.
- ¿Quiénes se suponen que son los descendientes de Jesús y su familia, o eso es demasiado aventurado?
No tenemos prueba alguna de que Jesús tuviera descendencia. Una vez más debo remitirme a mi obra “Jesús y las mujeres”, de Editorial Aguilar, Madrid, en donde he tratado a fondo, pero de modo popular, para que todos lo entiendan, todos estos temas.
- ¿Cuántas horas te puedes llevar ante manuscritos en arameo, siríaco, copto en un día?
Mi horario de trabajo –salvo que tenga que dar clase o atender obligaciones académicas u otros compromisos- es de siete de la mañana a siete de la tarde… ya sea ante textos antiguos o de lectura y crítica de autores modernos, casi siempre sobre temas científicos, apenas leo otro tipo de literatura, es decir, bibliografía sobre Jesús y el cristianismo primitivo que me interesan para los trabajos e investigaciones que llevo entre manos.
- ¿Has tenido que viajar mucho en todos estos años?
Sí, he viajado bastante, sobre todo a congresos y para dar conferencias, tanto en España como fuera de ella, a Europa preferentemente.
Muchas gracias Antonio, un abrazo.
Gracias a tí
Entrevista de Manuel J. Márquez Moy