Me levantaba todos los días a las 5 de la mañana, incluido sábados y domingos, y en un punto cercano a mi casa me recogían en un coche particular de camino al Pinar de la Algaida de Sanlúcar de Barrameda. En la Colonia de “Monte Algaida”, una colonia agrícola, recogíamos a otro compañero, Luis, que fallecería en un accidente de tráfico en uno de los cinco años. Y antes de amanecer ya llegábamos cada día a la Casa de Talero, una antigua Casa de Guardas, ya desaparecida, que aún se utilizaba para guardar aperos para utilizarse en el monte.
Allí nos organizábamos y en lugares estratégicos poníamos las redes
japonesas o también llamadas invisibles, únicamente autorizada para la
investigación y totalmente prohibidas para otro uso que no sea científico. Era
la zona de la llamada ecológicamente la vera de la marisma, un punto de
confluencia entre el monte y la marisma, llamada Las Cabrerizas o los Álamos de
Enmedio. Una vez puesta las diversas redes nos íbamos a desayunar a la Casa de
Talero y preparar todo el instrumental para el anillamiento. El trabajo que
hacía la Ornitóloga alemana Gudrun Hilgerloh de la Universidad de Francfort era
para investigar cómo se orientaban las paseriformes en su paso desde el Centro-Sur
de Europa hasta Senegal y Camerún, y la escalada que hacían en esta zona de
Doñana, donde hoy está incluida la Algaida. Las paseriformes es un grupo
normalmente de aves pequeñas, casi todas insectívoras y granívoras, de la que la
mayor es el cuervo y en España la más pequeña el reyezuelo. Yo llegué a
trabajar tras conocer al Biólogo sanluqueño, hoy casi un hermano para mí, Plácido Rodríguez Parada “Clarita”,
como le conocen muchos, actualmente Director de la Reserva Natural Concertada “Cañada
de los Pájaros” en Puebla del Río (Sevilla), Es miembro de una de las importantes sagas de guardas de Doñana, “Los Clarita” que crecieron y
conocieron la antigua Doñana, hoy casi desaparecida. Conocí a sus padres, Antonio “Clarita” y Victoria y
me incorporé al grupo de trabajo de esta interesante investigación.
Las aves utilizan normalmente el Estrecho de Gibraltar o del Bósforo (Italia) para no tener que recorrer mucho espacio por encima del mar.
Me facilitó trabajar en el grupo mis conocimientos ya sobre las aves y sobre los
nombres científicos de las mismas. Estamos hablando de 1.984, cuando yo contaba
con apenas 15 años. Pues en estos trabajos no se hablan de las especies en
castellano, sino con sus nombres científicos, para los que se utilizan el latín
y a veces el griego, al igual que para todas las especies de seres vivos del
mundo. Es un lenguaje universal para evitar problemas en la identificación y
facilitar los trabajos en todo el Planeta. Lo que empezó siendo una temporada
de primavera-verano se amplió durante cinco años consecutivos, divididos en
esas dos etapas primavera-verano y otoño-invierno que es cuando normalmente se
realizan los viajes migratorios de las aves. En otoño-invierno abandonan las
zonas invernales del Centro y Norte de Europa hasta la Península ibérica e
incluso dan el salto a África buscando climas más cálidos y suaves y en
primavera-verano regresan de nuevo al
Centro y Norte de Europa para la
reproducción. Actualmente con el cambio climático esta costumbre se ha alterado.
Hay especies que son sedentarias, es decir, que viven en el mismo lugar durante
todo el año.
Tras el desayuno íbamos a cada una de las redes con unos bolsones, todo con sumo cuidado para recoger las aves que caían en las redes, con lo que había que tener cierta habilidad y cuidado para no dañar las patas y el plumaje. Luego la llevábamos a la Casa de Talero, que era como un centro de operaciones, para tomarles los datos necesarios, identificarlas, sexo, si eran jóvenes o adultos, a veces según las plumas de las alas o de la cola, pesarlas, mirarles la grasa y el tamaño. Poco a poco pasaban las mañanas con la recogida de las aves a las que se las anillaba con anillas homologadas por el antiguo ICONA (Instituto para la Conservación de la Naturaleza) que dependía del entonces Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Unas páginas del libro de identificación para cuando podía haber alguna duda para observar las plumas del ala en este caso de una especie de Phylloscopus, el género de los Mosquiteros, una de las especies comunes en el monte, aunque con una gran variedad de especies.
Y cada ciertas tandas de unos 15 ó 20 minutos hacíamos un nuevo recorrido por las redes para recoger más aves. El Ministerio de Medio Ambiente no llegaría hasta 1.996 en España. Una vez anilladas las aves se liberaban y un grupo reducido se guardaban para durante las noches hacerles unas pruebas con unos aparatos sencillos creados por Gudrun Hilgerloh donde se analizaba la orientación de las aves en la dirección de sus migraciones. Se había comprobado antes que las migraciones las hacían especialmente por las noches
La prensa y la televisión se hicieron eco de las investigaciones que se llevaban a cabo
Recordar que estas pruebas se completaban con dispositivos que la Base de Rota facilitó a la Doctora Ornitóloga para contrastar los movimientos de las aves paseriformes . Curioso es también que algunas de las aves que caían en las redes ya estaban anilladas y después se comprobaba en un registro central del ICONA el lugar donde se anillaron, algunas lo habían sido en Inglaterra u otros países del Centro y Norte de Europa, con lo que se podía saber el recorrido que había realizado el ave.
Datos personales que conservo aún de aquellos años de anillamiento e investigación en uno de mis cuadernos de campo.
Manuel J. Márquez Moy, Periodista y Especialista en Educación Ambiental