Este es el momento más terrorífico,
cuando despertamos y encontramos al monstruo mirándonos
fijamente,
al pie de nuestro lecho.
¡No eres, no eres!
(Angélica Liddell)
Se descose los labios de hiedras,
se refresca con elixir de arándanos
y atraviesa un huracán
de calas con espigas.
Ocurre cada jornada a la media luna.
Hablo de la otra, de la que está detrás
custodiando un centauro en el paladar,
murmurando un credo
de arcanos apocalípticos.
Si no fuera por los clavos en el pecho
podría ser la misma que a mediodía
se anilla los tobillos de pronombres,
la que imagina extinguirse
transmutándose en antorcha.
A la otra nunca le gustó velar difuntos.
No tiene valor
para pensarse en ceniza.
Cuando habla
se gira y le venda los ojos
a la de delante.
No le gusta que la miren
mientras se borra el rostro.
Las dos interceden por la poesía.
Ese es el pacto,
de otra manera
una ya habría acabado con la otra.
Cecilia Quílez es Poeta y Artista polifacética, colaboradora del Programa de Investigación "Las Huellas de la Memoria"
viernes, junio 04, 2010
VÍSTEME DE LARGO (INÉDITO) por Cecilia Quílez Lucas
Etiquetas:
Arte y Patrimonio Antropológico,
Poesías
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