En este artículo inédito del Profesor Carlos Fernández Delgado, habitual colaborador del Programa de Investigación "Las Huellas de la Memoria", que desarrollamos entre Sanlúcar de Barrameda, la desembocadura del Guadalquivir y Doñana, nos presenta aquí la situación de riesgo de supervivencia por la que está pasando la anguila, en otro tiempo tan cotidiana en nuestro río y el Atlántico.
La anguila es un animal extraordinario y misterioso. A lo largo de su vida recorre dos veces un trayecto de más de 5000 km, la distancia que separa su zona de nacimiento y reproducción de la de crecimiento. Se sabe que nace en el Mar de los Sargazos, no porque se hayan visto ejemplares adultos o grávidos, de hecho nunca se ha capturado un sólo ejemplar maduro, ni siquiera se han observado ejemplares yendo hacia esa zona, sino porque a partir de un punto concreto en los Sargazos y en dirección a las costas europeas, se van capturando larvas de la especie progresivamente de mayor tamaño.
La anguila es un animal extraordinario y misterioso. A lo largo de su vida recorre dos veces un trayecto de más de 5000 km, la distancia que separa su zona de nacimiento y reproducción de la de crecimiento. Se sabe que nace en el Mar de los Sargazos, no porque se hayan visto ejemplares adultos o grávidos, de hecho nunca se ha capturado un sólo ejemplar maduro, ni siquiera se han observado ejemplares yendo hacia esa zona, sino porque a partir de un punto concreto en los Sargazos y en dirección a las costas europeas, se van capturando larvas de la especie progresivamente de mayor tamaño.
A pesar de la lejanía en su reproducción, hasta no hace mucho, las anguilas llegaban en abundancia a las costas europeas y norteafricanas distribuyéndose por nuestros ríos y constituyendo un recurso pesquero de primera calidad. Se calcula que alrededor de 25.000 personas vivían en Europa directa o indirectamente de la explotación de esta especie.
Sin embargo a partir de la década de los 80 del siglo pasado, el número de angulas que llegaban a las costas europeas comenzó a descender drástica e imparablemente hasta el momento actual. Hoy en día, se calcula que llegan a las costas europeas menos del 2% de las que lo hacían en los 80. La situación es tan crítica que los científicos afirman que la especie se encuentra fuera de los límites de seguridad biológica para su supervivencia.
En su última catalogación de 2009, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza incluyó a la especie como "En Peligro Crítico", lo que significa que de seguir actuando las causas que han llevado a la especie a esa situación, existe un riesgo extremadamente alto de extinción en los próximos años.
Las causas son diversas y van desde los nocivos efectos de ciertos contaminantes (como los PCBs) sobre el éxito reproductivo de la especie; la incapacidad física de los individuos para alcanzar las zonas de desove, de salud mermada por parásitos y enfermedades, hasta la existencia de barreras físicas (i.e. presas) que le impiden acceder a las zonas de crecimiento en los ríos y, por supuesto, a la enorme presión de pesca a la que está sometida la anguila.
En nuestra Región, es en el Guadalquivir, donde se desarrolla una importante pesquería de esta especie. Aquí los datos se repiten al igual que para el resto de Europa.
En nuestra Región, es en el Guadalquivir, donde se desarrolla una importante pesquería de esta especie. Aquí los datos se repiten al igual que para el resto de Europa.
Por ejemplo, en la temporada 1982/83 se capturaban alrededor de 40.000 kilos de angulas mientras que en la de 2007/08, apenas se han alcanzado los 300 kilogramos, lo que representa una reducción de más del 99% en algo menos de 30 años. A esta considerable presión de pesca se añaden otros factores como las presas de Alcalá del Río y de Cantillana, que han hecho que la especie haya perdido más del 80% de su hábitat de crecimiento en el río y la contaminación de las aguas.
La crítica situación de la especie, hizo que la Unión Europea desarrollara el Reglamento 1100/2007 de 18 de septiembre de 2007 para establecer medidas de protección obligando a los estados miembros a recuperar la especie a partir de ese stock residual del 2%. La Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía junto a la de Agricultura y Pesca están desarrollando unas medidas de gestión entre las que se cuenta el análisis de contaminantes, repoblaciones en distintos cuerpos de agua, permeabilización de presas para que la anguila vuelve a colonizar de modo natural los ríos y una moratoria de su pesca por diez años. Una medida ésta última que ha sido muy mal acogida por los pescadores. Un colectivo no profesional que se dedica entre otras labores a la captura de esta especie en la época de entrada, fundamentalmente en otoño e invierno.
Las protestas están haciendo a los gestores reconsiderar esta moratoria y por ello escribo estas letras animándoles a continuar con la labor emprendida. No sólo porque la situación de la especie es crítica, sino porque de una vez por todas se debe regularizar una actividad que rompe con la legalidad de principio a fin. Y si no juzgue el lector.
La pesca de la angula se realiza con unos artes de 1 mm de luz de malla, por lo que la selectividad, es decir la capacidad de capturar sólo la especie objetivo, es nula. Con esa malla, en lugar de una pesca se realiza más bien un filtrado del agua, sin embargo es necesaria para la captura de un animal tan pequeño y escurridizo como las angulas. El problema estriba en que este filtrado, se realiza sobre el área de cría y engorde existente en el Bajo Guadalquivir. Una zona a la que anualmente acuden millones de alevines de hasta 20 especies de elevado valor comercial como langostinos, boquerones, sardinas, bailas, lubinas, lenguados, acedías, etc. Todas vienen al Bajo Guadalquivir a pasar las etapas más delicadas de su vida. Despues de superar estas fases retornan al mar y engrosan los caladeros explotados comercialmente del Golfo de Cádiz.
Durante la pesca de la angula alevines de estas y otras especies caen en las redes anguleras y mueren. Nuestros calculos están entre 10 y 20 kg de alevines por kilogramo de angulas capturadas, pero si la entrada de la angula se adelanta a octubre o se retrasa hasta abril/mayo las cifras se disparan hasta más de 90 kilos por kilogramo de angula pescada. Con la escasez actual de angulas, el esfuerzo de pesca debe incrementarse, con el consiguiente impacto sobre esta comunidad de alevines. Nada más que por este hecho, la pesca de la angula es claramente una actividad insostenible y necesaria de controlar.
La situación legal de esta pesquería también es complicada, los artes utilizados, llamados de "persiana", constan de unas varas de más de 10 m de longitud que se colocan en embarcaciones construidas por los propios del lugar. Por ello la gran mayoría carece de los permisos de navegabilidad, imposibles de obtener al ser embarcaciones artesanales sin las mínimas medidas de seguridad. Para mas inri estas embarcaciones no pueden dedicarse a la pesca ni de angulas ni de caulquier otra especie al no estar incluidas en la denominada Lista Tercera, que es en la que deben estar todas las embarcaciones dedicadas a la pesca comercial. Lista, por otro lado, cerrada a cal y canto por Bruselas hace décadas e imposible de modificar.
La comercialización del producto es otro compendio de irregularidades. La compraventa de las angulas capturadas se hace de particular a particular, sin entrar en lonja, por lo que carece del más minimo control fiscal. A la ausencia de fiscalización se une el escaso control sanitario del producto y así los animales se transportan de forma irregular hasta sus lugares de consumo con el consiguiente riesgo para la salud.
En la actualidad, no creo que exista una explotación de un recurso natural que implique más ilegalidades que las que se desarrollan con la pesca de esta especie. Tal cúmulo de irregularidades ha abrumado desde siempre a los gestores de las distintas administraciones que han pasado a lo largo de los últimos decenios de puntillas por este asunto. Sin embargo una nueva mentalidad de gestor y un mandato europeo de obligado cumplimiento pueden y deben favorecer la protección de ese escaso 1% de stock residual que aún llega a nuestras costas. Sobre todo si no queremos que esta noble especie se pierda irremediablemente como otras que antaño poblaban nuestras aguas, todos recordamos el esturión del Guadalquivir que se extinguió allá por los años 60 del pasado siglo por una explotación irracional y desmesurada semejante a la que he descrito en estas páginas.
*Todas aquelas personas que quieran contribuir a la conservación de la Anguila común (Anguilla anguilla), pueden entrar en la página web http://www.firmemos.es/permeabilizacion> <--- Campaña de recogida de firmas para la permeabilización de la Presa de Alcalá del Río y Cantillana en el Bajo Guadalquivir.
Carlos Fernández Delgado es miembro del Grupo de Investigación "Aphanius", Profesor Titular Departamento de Zoología de la Universidad de Córdoba y colaborador del Programa de Investigación "Las Huellas de la Memoria"
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