La suerte está echada. La fuga hacia delante en que se había convertido la política económica de Zapatero desde el estallido de la crisis no da más de sí. Y la consecuencia no puede ser otra que el mayor ajuste del gasto público de la democracia. Ni siquiera durante las crisis de los años 70, 80 y 90 un Gobierno se había atrevido a bajar el sueldo de los empleados públicos un 5%. A lo sumo se había impuesto la congelación salarial en dos ocasiones, una en tiempos de González (en 1994) y otra durante la legislatura de Aznar (en 1997).
Algo parecido sucede con las pensiones. Nadie hasta ahora se había atrevido a congelar su cuantía. Pero hoy el presidente del Gobierno ha anunciado que durante 2011 se suspende la ley que obliga a revalorizar las pensiones en la misma cuantía que suba el IPC. El recorte, al menos, no afectará ni a las pensiones mínimas (más de dos millones de pensionistas) ni a quienes cobran una prestación no contributiva.
Se trata de una medida que vulnera directamente el Pacto de Toledo, que obliga a favorecer la contributividad del sistema, y con esta exclusión se incentiva el no cotizar, ya que la diferencia entre hacerlo y no hacerlo es cada vez menor.
Las medidas tienen un fuerte impacto económico. Recortar los salarios puede suponer un ahorro de 3.000 millones de euros en 2010 y unos 2.000 millones en 2011, año en que los sueldos de los funcionarios no subirán. Está por ver si la medida afectará a la cláusula de revisión que pactó el Gobierno con los sindicatos.
La vicepresidenta De la Vega llamó esta mañana a los sindicatos de la función pública para explicarles el incumplimiento del pacto suscrito hace apenas ocho meses y que pone a UGT y CCOO en pie de guerra.
La reforma laboral, cada vez más lejana
En los pasillos del Congreso se daba esta mañana por hecho, que la posibilidad de un acuerdo laboral es ahora todavía más remota. Primero porque la CEOE es hoy casi un “cadáver político” en términos de negociación. Pero sobre todo, porque los sindicatos no parecen dispuestos a sacarle las castañas del fuego a Zapatero haciéndole una reforma laboral que siempre han pactado a regañadientes. Será ahora por lo tanto, cuando Zapatero tenga que gobernar por decreto, ya que una reforma del mercado de trabajo se le exige a España por parte de todos los organismos internacionales.
¿Y por qué Zapatero da este giro copernicano a su política económica? Simplemente por una razón. La economía española está al borde del abismo con un gasto público desorbitado que no ayuda a reducir el desempleo. Todo lo contrario. Y los mercados lo saben. Hasta el punto que los CDS (los seguros de riesgo contra impago) bajaron esta mañana de 161 puntos a 140 puntos nada más conocerse la medida, lo que indica que han gustado las soluciones. El diferencial con el bono alemán se mantiene en los 100 puntos básicos.
Pero sobre todo ha influido el hecho de que la política presupuestaria de España está controlada directamente por Bruselas, el BCE y el FMI, que son quienes han puesto sobre la mesa los 750.000 millones de euros para avalar la moneda única.
Esto implica un control externo de las finanzas públicas de España, pero paradójicamente, esta mañana Zapatero ha querido convertir una necesidad en una virtud. Según el presidente, quien improvisa es la UE porque el miércoles pasado no había ninguna noticia de que se estuviera preparando un plan de rescate para el euro. Y el euro es la gran coartada de Zapatero para justificar el corte del gasto social.
El presidente asegura ahora que acercarse al déficit medio en la zona del euro “es buen referente”. Hasta la pasada semana Zapatero defendía “ajustes graduales y no drásticos”.
Una mala noticia para la recuperación económica
Una mala noticia para la recuperación económica
Lo que está fuera de toda duda es que el recorte de 15.000 millones de euros retrasará la recuperación económica. El propio Zapatero habla ya de que la economía crecerá “unas décimas menos”. Esto quiere decir que seguirá cayendo en 2010 y es muy probable que en 2011 la actividad económica siga estancada. Aunque sin el ajuste la salida de la crisis hubiera sido imposible.
¿Cuál va a ser la repuesta social al ajuste? Parece claro que se rompe el idilio con los sindicatos. Pero con una diferencia, la repuesta de Méndez y Toxo a la crisis ha sido tan débil ante los ojos de la opinión pública que ahora su capacidad de movilización es mucho menor. Eso es, al menos, lo que se ha demostrado en las últimas convocatorias: contra la reforma de las pensiones o el primero de mayo.
El desgaste de los sindicatos por su apoyo a Zapatero ha sido tan intenso que su capacidad de movilización se reduce ahora al sector público, precisamente el único que hasta ahora había salido indemne a la crisis.
Una crisis que no solamente va a significar una subida del IVA sino que también es muy probable que el Gobierno suba los impuestos especiales este mismo año.
Carlos Sánchez-Gentileza "El Confidencial"
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