Desembocadura del Guadalquivir y Doñana en el horizonte
Aunque ha dejado un tanto abandonada la Reserva de Pesca en estos 5 años, con escasa preocupación sobre los daños principalmente por contaminación desde río arriba, la explotación de algunas especies concretas y la poca promoción de la necesidad de haber creado dicha Reserva, no está nada mal que se amplíe la zona catalogada, de especial sensibildad para la ecología del río y la economía de las localidades próximas.
La Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta tiene previsto ampliar en cuatro kilómetros río arriba los límites del estuario del Guadalquivir catalogado como Reserva de Pesca, una protección que acaba de cumplir cinco años.
En un comunicado remitido a Efe, la Junta recuerda que en junio de 2004 esa zona fue declarada Reserva de Pesca, pues dadas sus características y localización juega un papel trascendental en la evolución y desarrollo de las pesquerías del Golfo de Cádiz y de la zona del Espacio Natural de Doñana.
La zona tiene una superficie total de 202 kilómetros cuadrados y y abarca parte del cauce principal del río y unas 14 millas náuticas de la franja costera.
En un comunicado remitido a Efe, la Junta recuerda que en junio de 2004 esa zona fue declarada Reserva de Pesca, pues dadas sus características y localización juega un papel trascendental en la evolución y desarrollo de las pesquerías del Golfo de Cádiz y de la zona del Espacio Natural de Doñana.
La zona tiene una superficie total de 202 kilómetros cuadrados y y abarca parte del cauce principal del río y unas 14 millas náuticas de la franja costera.
La Consejería tiene previsto ampliar en cuatro kilómetros río arriba, equivalentes a 2,2 kilómetros cuadrados, los límites de la Reserva de Pesca, concretamente la zona de máxima protección, en la que la única actividad permitida es el marisqueo a pie, precisa la nota.
Desde su declaración como Reserva de Pesca, la desembocadura del Guadalquivir cuenta con protección específica por ser un espacio idóneo para la cría de numerosas especies pesqueras y, además, la actividad pesquera tradicional que se desarrolla en la zona está regulada y controlada.
La Reserva de Pesca está divida en tres zonas, en las que se ha realizado una regulación específica adecuada a las características del medio físico y biológico de cada una de ellas.
Desde su declaración como Reserva de Pesca, la desembocadura del Guadalquivir cuenta con protección específica por ser un espacio idóneo para la cría de numerosas especies pesqueras y, además, la actividad pesquera tradicional que se desarrolla en la zona está regulada y controlada.
La Reserva de Pesca está divida en tres zonas, en las que se ha realizado una regulación específica adecuada a las características del medio físico y biológico de cada una de ellas.
La zona A, de máxima protección, comprende el cauce principal del río, desde el caño Martín Ruiz hasta el Puerto de Bonanza (Sanlúcar de Barrameda).
La zona B corresponde con la parte de la desembocadura, es la más extensa de toda la Reserva y se caracteriza por sus fondos fangosos, formados por el continuo aporte de sedimentos del río, por lo que es un área trascendental para la reproducción y alevinaje de muchas especies, que comienzan su ciclo vital en el río.
La zona C, por último, se extiende desde el límite de la zona B hasta las proximidades del municipio de Matalascañas, tiene un carácter transitorio entre la zona a proteger y el resto del litoral y sus fondos son más arenosos.
Por otra parte, informa la Consejería que recientemente se ha aprobado una propuesta para implantar el Sistema de Localización y Seguimiento de las Embarcaciones Pesqueras Andaluzas (SLSEPA) en la flota de artes menores que trabajan en otras zonas de la Reserva.
EFE/Manuel J. Márquez Moy
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