La conflictividad laboral vivida especialmente en la legislatura pasada con una huelga declarada ilegal por el TSJA (Juzgado de lo Social de Jerez), cuestionó por vez primera de manera patente las labores del Comité de Empresa del Ayuntamiento, llegándose a afirmar entonces que vivía como marajás en cruce de acusaciones, además de que la ciudadanía más participativa miró con lupa el Convenio Colectivo vigente entonces en 2.005 y 2.006.
La verdad que con el bochorno de la calor tiene plan ponerse a escribir sobre el Comité de Empresa del Ayuntamiento de Sanlúcar. A mí me merece mucho respeto e incluso admiración la lucha sindical, las grandes conquistas sociales que a lo largo de la historia, principalmente de estos últimos 100 años se ha conseguido para los obreros y los trabajadores en general.
Precisamente por eso no entiendo que unos sindicalistas que están en el Comité de Empresa de un Ayuntamiento se hayan convertido para muchos como “un terror” e incluso “una secta demoníaca” al estilo de como hasta hace poco caricaturizaban a los comunistas o por extensión a la gente de izquierdas.
He seguido los pasos del Comité de Empresa desde los años 90. He asistido a muchas ruedas de prensa, he realizado programas de TV con ellos e incluso en la Huelga de la anterior legislatura estuve próximo a sus reivindicaciones en algunos aspectos.
Ya comenté un día que Manuel Romero Caro, me sorprendió con su dimisión a principios de esta legislatura, aunque muchos conocen su gran influencia en el Ayuntamiento. Por un lado lo veo normal, pues son algo más de 20 años dedicados a CC.OO y al Comité de Empresa.
Para nada soy yo nadie para cuestionar la gestión del Comité de Empresa durante estos últimos 20 años, por marcar un tiempo. Lo que los ciudadanos no entienden y critican con la boca pequeña es por qué un Ayuntamiento como Sanlúcar de Barrameda tiene tantos funcionarios, otros tantos trabajadores en empresas municipales y un número exagerado en la Gerencia de Urbanismo, que suman entre todos algo más de 1.000 personas. La cuestión radica en cómo se ha llegado a esta situación y si realmente se necesitan tantos para gestionar Sanlúcar de Barrameda. Yo sinceramente no lo sé.
Por otro lado tenemos un Convenio Colectivo que se han ido ganando a pulso los trabajadores del Ayuntamiento, aunque muchos lo ven un tanto exagerado en las prestaciones que contiene.
Tanto la Cámara de Cuentas, la Auditoría, como el Plan de Saneamiento cuestionan en sus informes el gran peso económico que tiene el sufragar los gastos de plantilla del Ayuntamiento, con sus gratificaciones correspondientes, pagas extras y productividad.
Reconozco, y ellos lo saben, que hay cierto miedo al hablar y escribir sobre esto. Además sé y ha sido notorio que estos asuntos se vienen cuestionando desde hace años, no ahora que estamos en esta crisis.
No sé exactamente cómo percibe hoy día el Comité de Empresa las situaciones tan críticas socioeconómicas que vivimos. Me sorprende mucho el silencio reinante. Tampoco han explicado públicamente muy bien el Convenio que se firmó al principio de la legislatura con El Equipo de Gobierno, donde en apariencia dá más la impresión de un convenio forzado que pactado, donde ya Irene García a los pocos días de gobernar empezó "con las manos atadas", con escaso margen de maniobra en ciertos aspectos claves.
UGT ha sido la que sorprendió el otro día con una nota de prensa que se refería especialmente a los trabajadores en paro que se concentran en la Parroquia de la O, que tampoco entiendo ese desaire, por ser suave, que se le hace a este grupo de personas. Parece ser que ha habido irregularidades y presuntas ilegalidades en las contrataciones de las obras del Fondo Estatal y Proteja. Tampoco estaría mal que aclarasen públicamente qué puede de haber cierto en estas denuncias y por qué se apoya o se deja de apoyar a estos trabajadores en paro.
Decía que UGT sorprendió porque negaba que el problema del Ayuntamiento estuviera en el Capítulo 1, en el de Personal. Me parece que eso es negar una evidencia. No sé qué solución o qué planteamientos hay que hacer al respecto con la Plantilla del Ayuntamiento y sus empresas municipales y la Gerencia de Urbanismo. Pero observo que por higiene democrática, por despejar dudas, se podría explicar públicamente por qué se ha llegado a tales extremos de contar con tantos funcionarios y trabajadores a veces también distribuídos en unidades sin orden ni concierto. Y lo de arrimarse el hombro con la Mesa del Pacto Social por el Empleo, que aducen los sindicalistas de UGT estar trabajando por el paro, realmente sabemos que tal órgano se creó hace dos meses, y la crisis empezó ya hace bastante tiempo.
Por último, el Comité de Empresa sabe que el sindicalismo es otra de las piedras de toque que se está poniendo en solfa en estos últimos tiempos de politización de la Judicatura, y la falta de credibilidad en los partidos políticos y en los mismos sindicatos.
A mí me gustaría, y esa es la razón de este artículo, que no se demonizara al Comité de Empresa del Ayuntamiento, que revisaran sus valores y que ningún trabajador en graves apuros no vea en el sindicalista de hoy día un político, sino un referente donde acudir en busca de protección social.
La verdad que con el bochorno de la calor tiene plan ponerse a escribir sobre el Comité de Empresa del Ayuntamiento de Sanlúcar. A mí me merece mucho respeto e incluso admiración la lucha sindical, las grandes conquistas sociales que a lo largo de la historia, principalmente de estos últimos 100 años se ha conseguido para los obreros y los trabajadores en general.
Precisamente por eso no entiendo que unos sindicalistas que están en el Comité de Empresa de un Ayuntamiento se hayan convertido para muchos como “un terror” e incluso “una secta demoníaca” al estilo de como hasta hace poco caricaturizaban a los comunistas o por extensión a la gente de izquierdas.
He seguido los pasos del Comité de Empresa desde los años 90. He asistido a muchas ruedas de prensa, he realizado programas de TV con ellos e incluso en la Huelga de la anterior legislatura estuve próximo a sus reivindicaciones en algunos aspectos.
Ya comenté un día que Manuel Romero Caro, me sorprendió con su dimisión a principios de esta legislatura, aunque muchos conocen su gran influencia en el Ayuntamiento. Por un lado lo veo normal, pues son algo más de 20 años dedicados a CC.OO y al Comité de Empresa.
Para nada soy yo nadie para cuestionar la gestión del Comité de Empresa durante estos últimos 20 años, por marcar un tiempo. Lo que los ciudadanos no entienden y critican con la boca pequeña es por qué un Ayuntamiento como Sanlúcar de Barrameda tiene tantos funcionarios, otros tantos trabajadores en empresas municipales y un número exagerado en la Gerencia de Urbanismo, que suman entre todos algo más de 1.000 personas. La cuestión radica en cómo se ha llegado a esta situación y si realmente se necesitan tantos para gestionar Sanlúcar de Barrameda. Yo sinceramente no lo sé.
Por otro lado tenemos un Convenio Colectivo que se han ido ganando a pulso los trabajadores del Ayuntamiento, aunque muchos lo ven un tanto exagerado en las prestaciones que contiene.
Tanto la Cámara de Cuentas, la Auditoría, como el Plan de Saneamiento cuestionan en sus informes el gran peso económico que tiene el sufragar los gastos de plantilla del Ayuntamiento, con sus gratificaciones correspondientes, pagas extras y productividad.
Reconozco, y ellos lo saben, que hay cierto miedo al hablar y escribir sobre esto. Además sé y ha sido notorio que estos asuntos se vienen cuestionando desde hace años, no ahora que estamos en esta crisis.
No sé exactamente cómo percibe hoy día el Comité de Empresa las situaciones tan críticas socioeconómicas que vivimos. Me sorprende mucho el silencio reinante. Tampoco han explicado públicamente muy bien el Convenio que se firmó al principio de la legislatura con El Equipo de Gobierno, donde en apariencia dá más la impresión de un convenio forzado que pactado, donde ya Irene García a los pocos días de gobernar empezó "con las manos atadas", con escaso margen de maniobra en ciertos aspectos claves.
UGT ha sido la que sorprendió el otro día con una nota de prensa que se refería especialmente a los trabajadores en paro que se concentran en la Parroquia de la O, que tampoco entiendo ese desaire, por ser suave, que se le hace a este grupo de personas. Parece ser que ha habido irregularidades y presuntas ilegalidades en las contrataciones de las obras del Fondo Estatal y Proteja. Tampoco estaría mal que aclarasen públicamente qué puede de haber cierto en estas denuncias y por qué se apoya o se deja de apoyar a estos trabajadores en paro.
Decía que UGT sorprendió porque negaba que el problema del Ayuntamiento estuviera en el Capítulo 1, en el de Personal. Me parece que eso es negar una evidencia. No sé qué solución o qué planteamientos hay que hacer al respecto con la Plantilla del Ayuntamiento y sus empresas municipales y la Gerencia de Urbanismo. Pero observo que por higiene democrática, por despejar dudas, se podría explicar públicamente por qué se ha llegado a tales extremos de contar con tantos funcionarios y trabajadores a veces también distribuídos en unidades sin orden ni concierto. Y lo de arrimarse el hombro con la Mesa del Pacto Social por el Empleo, que aducen los sindicalistas de UGT estar trabajando por el paro, realmente sabemos que tal órgano se creó hace dos meses, y la crisis empezó ya hace bastante tiempo.
Por último, el Comité de Empresa sabe que el sindicalismo es otra de las piedras de toque que se está poniendo en solfa en estos últimos tiempos de politización de la Judicatura, y la falta de credibilidad en los partidos políticos y en los mismos sindicatos.
A mí me gustaría, y esa es la razón de este artículo, que no se demonizara al Comité de Empresa del Ayuntamiento, que revisaran sus valores y que ningún trabajador en graves apuros no vea en el sindicalista de hoy día un político, sino un referente donde acudir en busca de protección social.
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