miércoles, agosto 12, 2009

HASTA EL PRÓXIMO SUSPIRO DESALENTADOR


El buque se quedó encallado entre los fondos rocosos y arenosos de la famosa barra del Guadalquivir desde las 6 de la mañana de ayer martes hasta las 19 h. aproximadamente. Al fondo está Doñana.
Curiosamente en pocos días se está poniendo en evidencia los grandes riesgos a los que estamos expuestos los sanluqueños y el Espacio Natural Doñana-a la gente le va a costar trabajo no llamarlo Parque Nacional de Doñana-.


Realmente, por muchas leyes que tengamos y por medidas de seguridad para actuar en caso de accidente, pero no tendentes a la prevención, estamos jugando con fuego. Bien es cierto que se pueden hacer estadísticas y en el caso del buque encallado ayer entre los fondos rocosos y arenosos de la barra del Guadalquivir, el promedio de accidentes sean pocos a lo largo de la historia más reciente. Pero aún así esto hay que plantearlo de otra manera.


Un buque con sosa caústica u otro cargamento peligroso no puede ir sorteando la peligrosa barra del Guadalquivir sólo con la pericia y profesionalidad de los Prácticos a través del canal de navegación. Desde mi punto de vista no dejaría pasar a ninguno. Pero entiendo que este tipo de cargamentos por algún lugar tienen que entrar. Y si continúan haciéndolo por nuestra siempre peligrosa y compleja barra, las medidas de seguridad deben ser las máximas. Lo que no me cuadra es que estemos hablando de economía para la zona, y a estas alturas tanto dinero invertido en Doñana, como joya de la corona naturalística, y nuestras ciudades que dependen de la zona de cría y engorde, ó de la Reserva de Pesca del Guadalquivir, y estén rodeadas de un polvorín de oleoductos, refinerías, minas, y embarcaciones que cruzan día a día cargadas de productos muchas veces de alto riesgo, acechando continuamente la seguridad de playas, acuíferos, caladeros, y la salud humana. Entiendo también que si seriamente analizamos minuciosamente nuestro entorno inmediato, casas, tejidos, alimentos, nos llevaríamos muchas sorpresas.

El caso es que ayer tarde con la pleamar se consiguió sacar el buque de su varadero accidental, se quedó fondeado frente a Chipiona para ser inspeccionado y ya estará en el Puerto hispalense. Hasta el próximo suspiro desalentador.

Manuel J. Márquez Moy

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