domingo, abril 25, 2010

ENTRE LA SANLÚCAR DE BARRAMEDA ACOMPLEJADA Y EL SERVILISMO DE NUESTRA ALCALDESA por Manuel J. Márquez Moy


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Estamos pagando muy caro el haber entrado deprisa y mal en el Club de Europa y querernos poner al nivel de Alemania y Francia, codearnos con ellos, no por modismos, sino porque quizás había que estar, pero no a cualquier precio, donde nuestra agricultura y pesca se hipotecó a cambio de pagar las cuotas para permanecer en el club de los ricos de Europa. Y mantenernos ahí nos ha ido pasando tales facturas que con el estornudo financiero de EE.UU, España ha cogido una neumonía.

Cuento esto porque especialmente esta semana muchos comerciantes tradicionales, históricos de Sanlúcar de Barrameda, me han confesado que ya no pueden más, que la situación es insostenible. Que en sus comercio apenas entra nadie. Sin meternos en demasiados recovecos: Europa nos dijo que nosotros Turismo, gastronomía, y Medio Ambiente.Y poco se hace para recuperar muchos de los recursos primarios que hipotecamos entonces. Ahí tenemos el campo mantenido bajo subsidios y la pesca otro tanto de lo mismo. Y una Alcaldesa debe estar al frente de esa recuperación y luchar ante las instancias de la Junta de Andalucía, del Gobierno Central y la misma UE. Pero es más sencillo el servilismo que mantiene la Alcaldesa ante su propio partido.




Si repasamos, sin irnos a toda la geografía andaluza. Sanlúcar ha contado hasta hace poco con uno de los Patrimonios Histórico-Artísticos más importantes de España. Todo el Conjunto Histórico nuestros gobernantes se han pensado que son sólo las iglesias, los conventos, algunos edificios civiles que perviven, pero que se tenían que proteger de manera aislada, como estamos viendo desde hace muchos años. El Conjunto Histórico Artístico de Carácter Nacional, declarado desde 1.973 por el entonces Ministerio de Educación y Ciencia, no ha tenido nunca un Plan Especial que se redacte y se ejecute, donde no son edificios aislados lo que se considera el conjunto Histórico, sino también su entorno de calles y otros edificios aledaños, guardando una cierta homogeneidad, una estética, una conciencia de los propios vecinos del Casco Antiguo.












Toda la cultura histórica, antropológica, artística, es el gran tesoro de Sanlúcar de Barrameda. Pero aquí se ha hecho lo que se ha querido, se ha destrozado el paisaje y paisanaje que nos caracteriza por nuestra cultura. Pero aquí presentamos a los de afuera Las Covachas u otros rincones con cierto complejo. Son edificios o zonas que llevamos desde niños viendo y apenas se le dieron importancia. Nunca nos vimos capaces de equipararnos o medio asemejarnos a otros conjuntos de poblaciones más valoradas porque se lo habían currado, y entendieron que era un valor añadido para las arcas de sus municipios.

Hoy vemos cómo muchos turistas vienen a ver nuestras señeras bodegas, palacios, conventos, pero todo bajo un entorno desvencijado, desordenado, ruidoso, con poca cultura y planificación de lo que es la conservación patrimonial por parte de nuestros políticos. Todo bien planificado (eso no significa poner líneas rojas en las aceras) propiciaría más dinamización turística y posibles inversiones.

El esplendor del Conjunto Histórico Artístico tenía que ser mimado en todo. Pero aquí dá igual.









Y si hablamos del Medio Ambiente, el sólo empecinamiento de las tres Rs (Reduce, Recicla y Reutiliza) de la basura parece que es la seña de identidad de la Delegación que tutela Inmaculada Muñoz. No está mal, pero todo va demasiado lento. Demasiados años invertidos, y demasiado dinero para poquísimo resultado. Y parece que tenemos un complejo de identidad con el mundo de Doñana, como si viviéramos con el San Benito de “haber huido cuando nuestra salida en 1.996 del PDTC (Plan Director Territorial de Coordinación de Doñana)”.
Eso es algo que nuestros gestores sanluqueños no han tenido la valentía y apertura de miras para explicar y superar ante los ciudadanos y los órganos ejecutivos del entorno que participan de Doñana. Ni siquiera han sido capaces de explicarlo nuestros gobiernos municipales a los propios habitantes de Sanlúcar de Barrameda, que también tienen una información distorsionada, pues piensan “que nosotros nos salimos de Doñana”, una idea etérea, errónea, poco concisa e irreal.

Y mientras a la Algaida y las Marismas de Bonanza, junto a los Pinares de Bonanza, no se les den todo el valor que tienen, junto a un desarrollo rural armonioso, sostenible de todo el entorno que los rodean, Sanlúcar de Barrameda tendrá grandes asignaturas pendientes.



Manuel J. Márquez Moy, Coordinador del Programa de Investigación "Las Huellas de la Memoria"

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