El pasado Sábado, Javier Castroviejo, uno de los mejores científicos sobre Naturaleza que hay en España y de reconocido prestigio internacional estuvo en el Palacio Ducal de Medina Sidonia en Sanlúcar de Barrameda, clausurando con una conferencia bastante amena, pero crítica, la “Jornadas de Medio Ambiente” organizadas por la propia Fundación Casa de Medina Sidonia.
La madurez de Javier le hace tener tablas a la hora de conectar con el público. Resulta curioso y altamente preocupante que muchos científicos coincidan no ya en la destrucción del Planeta, sino en el escepticismo en cuanto a que la especie humana realmente vaya a reaccionar ante cualquier problema ambiental.
La gran mayoría de los habitantes de este Planeta, curiosean, algunos se informan, sobre los problemas dentro de los ecosistemas, pero no llegan a un compromiso que surja realmente del interior de la persona.
“Uno intenta creer en el buenismo de las personas, pero hemos llegado a un extremo en que se ve que el ser humano no sólo no se compromete, sino que se muestra bastante activo en la destrucción desde una montaña hasta las lombrices de tierra que son las que permiten en gran manera la fertilidad de los suelos agrícolas” adujo Castroviejo.
Denunció el enorme gasto público de las Administraciones en destruir precisamente el patrimonio natural y etnográfico con la connivencia de una multitud de tecnócratas y científicos que viven de las subvenciones oficiales.
Después puso varios ejemplos de Doñana, y de cómo habían hecho desaparecer las especies tradicionales autóctonas del Parque que convivían con los antiguos guardas que habitaban todos los rincones del hoy espacio protegido.
La conferencia estuvo acompañada por bastantes fotografías ilustrativas de lo que denunciaba. Un cierto poso de que una etapa importante había acabado en Doñana se desprendían de sus palabras, a lo que él siempre añadía que a la Administración no le queda más remedio que hacer publicidad de que todo marcha bien, cuando saben que Doñana se les ha ido de las manos.
La madurez de Javier le hace tener tablas a la hora de conectar con el público. Resulta curioso y altamente preocupante que muchos científicos coincidan no ya en la destrucción del Planeta, sino en el escepticismo en cuanto a que la especie humana realmente vaya a reaccionar ante cualquier problema ambiental.
La gran mayoría de los habitantes de este Planeta, curiosean, algunos se informan, sobre los problemas dentro de los ecosistemas, pero no llegan a un compromiso que surja realmente del interior de la persona.
“Uno intenta creer en el buenismo de las personas, pero hemos llegado a un extremo en que se ve que el ser humano no sólo no se compromete, sino que se muestra bastante activo en la destrucción desde una montaña hasta las lombrices de tierra que son las que permiten en gran manera la fertilidad de los suelos agrícolas” adujo Castroviejo.
Denunció el enorme gasto público de las Administraciones en destruir precisamente el patrimonio natural y etnográfico con la connivencia de una multitud de tecnócratas y científicos que viven de las subvenciones oficiales.
Después puso varios ejemplos de Doñana, y de cómo habían hecho desaparecer las especies tradicionales autóctonas del Parque que convivían con los antiguos guardas que habitaban todos los rincones del hoy espacio protegido.
La conferencia estuvo acompañada por bastantes fotografías ilustrativas de lo que denunciaba. Un cierto poso de que una etapa importante había acabado en Doñana se desprendían de sus palabras, a lo que él siempre añadía que a la Administración no le queda más remedio que hacer publicidad de que todo marcha bien, cuando saben que Doñana se les ha ido de las manos.
Manuel J. Márquez Moy
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